"Domingo 22 de diciembre 1926. Doña Dominga, una hermosa ama de casa, y y Don Eugenio, un noble pintor , ambos procedentes de San Bartolomé, volvían a ser padres de un nuevo varón. Era una familia grande, donde 14 hijos vieron el nacimiento del hombre al que yo quiero venerar.
Un niño de bellos ojos verdes y cabellos negros, con nombre de Don Tomás Hernández Acosta, buen hombre que con su corazón tan noble nos iba a conquistar.
Con el paso de los años este mozo creció y, tras varias conquistas, se casó con una mujer, Isabel, a la que siempre amó.
Formaron un hogar donde 18 hijos tuvo, de los cuales 7 se llevo Dios, una gran ausencia que a ambos marcó. Don Tomásfue un gran padre, con su esfuerzo trabajando, entre el portuario y pintando casas, adelante a su familia él sacó. La familia se hacia más grande, sus hijos se casarían, llegarían los nietos.. ¡¡¡yo llegué a su vida!!!
Abuelo, durante 31 años de mi vida, yo le tuve cerca. De niña a mujer, usted me consentía dejando un amor de una enorme grandeza. Conmigo usted maravilloso se portó. Fuiste como un padre, un gran abuelo y amigo, que con mis defectos y virtudes, siempre me aceptó.A sus viajes con usted me llevaba, agarrados de la mano íbamos juntos y lindas muñecas usted me regalaba. Nunca reñía a la niña que tanto le adoraba, sólo sabía decirme lindas cosas que guardo en mi alma.
Usted en la vida pasó muchas enfermedades y en ningún momento oímos una queja de dolor. Usted, mi abuelo adorado, a todo ello usted le decía: "Esta enfermedad la venzo yo".
Llegó el momento y el 1 de noviembre de 2011, Dios lo llamó y de mí lo alejo.Ahora intento buscar esos ratos que compartíamos, tengo un deseo de poder volver a ver tu mirada frente a la mía y poder abrazarte y volver a compartir cosas juntos, como cuando usted vivía.
También decirte cuánto te extraño y que vas a seguir siendo mi mejor abuelo, ese abuelo tierno, dulce, bueno y compañero. Pero como hace casi9 meses que sentí tu pérdida, todavía no lo puedo superar.Demasiado el dolor que todavía sigo sintiendo, el dolor mío que llevo por dentro.
Abuelo del alma, te adoro. Ahora sólo me quedan sus hermosos recuerdos e ir a diario a su tumba para poderlo visitar y en ella colocar flores que representen todo el amor que llevo dentro y que me hubiera gustado dar.
Abuelo Tomás, espero que en lo más alto del cielo, de mí orgulloso pueda estar y ver que su nieta nunca lo va olvidar. Gracias por todo lo que vivimos y por enseñarme que la vida es alegría.Te agradezco mil veces por tenerte a mi lado. Un abuelo como tú, yo nunca lo había soñado. Te agradezco totalmente desde el corazón, ya que como tú no hay ningún abuelo mejor.
Descanza en paz, con todo el amor de tú nieta".
R.R.H.