Lanzarote no ha ganado su reputación como la isla de los volcanes por excelencia en Canarias por pura casualidad, sino que este pequeño trozo de tierra alberga más de 100 volcanes, repartidos por toda su geografía, especialmente en la zona sur.
La última erupción volcánica data del 1 de septiembre de 1730 y duró más de 5 años, en Timanfaya. No obstante, en la actualidad, muchos de los volcanes han sido adaptados para que todo el mundo pueda disfrutar de sus peculiaridades llenas de historia.
1. Volcán de La Corona
En el municipio de Haría se encuentra uno de los volcanes más populares de Lanzarote, el volcán de La Corona, una formación de lava de 609 metros de altura que presenta una ruta de senderismo sencilla, pero con cierto desnivel.
Es importante mencionar que este camino, de una duración aproximada de 2 horas de ida y vuelta, no lleva hasta el punto máximo, ya que para llegar ahí habría que rodear el volcán, algo desaconsejado debido a su peligrosidad. Antes de comenzar el camino a este emblemático volcán puedes dejar el coche al lado de la Ermita del pequeño pueblo de Ye, ya que a escasos metros encontrarás un cartel que indica el inicio del sendero.
Al principio, el camino es más bien llano, con cultivos de higueras y tuneras rodeadas por muros de piedra para protegerlas del viento alrededor. Pasado ese tramo, comienza un ascenso por una pendiente rocosa relativamente fácil de subir, pero en la que hay que tener cuidado para evitar resbalarse.
Una vez en la cima podrás disfrutar del rojizo cráter del volcán, de unos 450 metros de diámetro, y un pasaje de postal del norte de la isla. Finalmente, para realizar la bajada, basta con volver por el mismo camino.
2. Caldera Blanca y La Caldereta
Con más de 450 metros de altura y un cráter de 1.200 metros de diámetro, uno de los volcanes más impresionantes de la isla es el volcán de Caldera Blanca, situado en el municipio de Tinajo.
La ruta para visitarlo consta de unos 10 kilómetros, y se puede realizar en unas cuatro horas de media. El punto de partida es un parking que se encuentra en un camino de tierra denominado “camino del Cráter”, cerca de la Ermita de los Dolores.
Desde allí comenzarás un sendero de poco más de 1 kilómetro (unos 25 minutos) en zigzag por un mar solidificado de lava, hasta llegar a La Caldereta, otro volcán más pequeño. Una vez superado, y siguiendo el camino señalizado, terminarás alcanzando la base de la famosa Caldera.
El ascenso no supone mucha dificultad técnica, aunque conviene estar en forma, y desde las alturas podrás observar el contraste del blanco del volcán con el negro del mar de lava, así como su inmenso cráter. Sin embargo, para aquellos más aventureros que deseen ver el Parque Nacional de Timanfaya, pueden rodear el cráter por la parte izquierda hasta llegar al punto más alto del volcán.
Es importante mencionar que hay que ser cautos durante esa parte del recorrido, ya que los vientos fuertes pueden dificultar la subida. Por ello, siempre se recomienda subir cuando haga buen tiempo.
3. Volcán del Cuervo
Si por el contrario, lo que buscas es hacer una ruta más relajada y que puedas hacer en familia o con personas mayores, el volcán del Cuervo, situado en el municipio de Tinajo, es la mejor opción.
Se trata de una ruta de senderismo circular, sin elevación del terreno, que rodea a este peculiar volcán de color oscuro de más de 380 metros de alto.
Durante el camino podrás disfrutar del paisaje, compuesto por una extensa masa de lava petrificada y muchos otros volcanes como Montaña Colorada. También tendrás la oportunidad de entrar al propio cráter y ver la flora que ha resurgido de las cenizas, así como alguna que otra lagartija típica de Lanzarote.
Desde el aparcamiento, se tardan apenas 20 minutos en llegar a la base del volcán y, una vez allí, tendrás dos alternativas: rodearlo entero si vas por la izquierda, o tomar el camino de la derecha, el más corto al cráter. En cualquier caso, el recorrido de ida y vuelta desde el parking es de una hora aproximadamente.
4. Montaña Colorada
Frente al volcán del Cuervo se encuentra Montaña Colorada, un volcán que debe su nombre a los tonos rojizos que le caracterizan, una consecuencia de la presencia de óxidos de hierro en la composición de la lava. Cabe destacar que este volcán fue uno de los últimos en formarse durante el período de erupciones.
La ruta hacia la parte superior comienza con un sendero que asciende de forma transversal. Es importante mencionar que se trata de una ruta más compleja que la anterior, con 465 metros de desnivel, donde además el suelo tiende a tener alguna que otra piedra suelta, ralentizando la subida.
Una vez en la cima de Montaña Colorada podrás observar el cráter del volcán y también tendrás unas increíbles vistas hacia el Parque Nacional de Timanfaya y hacia el propio volcán del Cuervo.
5. Las Montañas del Fuego
Probablemente, la ruta volcánica más conocida de Lanzarote es la de las Montañas del Fuego, dentro del Parque Nacional de Timanfaya, que alberga hasta 25 volcanes tras las erupciones producidas entre 1730 y 1736.
Esta ruta, situada entre los municipios de Tinajo y Yaiza, es la única que no se puede hacer por libre, por lo que es obligatorio contratar una ruta guiada en autobús o a pie para visitar los volcanes.
Para hacer la ruta en autobús, el precio es de 12 euros para adultos y 6 euros para los menores, aunque estas cifras pueden verse reducidas por distintos descuentos. La entrada incluye el parking, demostraciones geotérmicas y un recorrido en guagua por la ruta volcánica.
Durante el recorrido podrás disfrutar de formaciones rojizas sacadas de Marte, conos volcánicos oscuros y alguna que otra pincelada de color verde correspondiente a los líquenes que han conseguido imponerse a la lava.
No obstante, para aquellos intrépidos que deseen pasear entre volcanes y observar de cerca estos paisajes, eso sí, siempre con un guía, pueden realizar la ruta de Tremesana, de unos 2 kilómetros, o la ruta del litoral, un sendero paralelo a la costa, ambas gratuitas, pero con previa reserva.