Mientras en Canarias crece la turismofobia y las ganas de cambiar el modelo económico del turismo de masas, ideas sobre todo alentadas desde la izquierda pero con bastante permeabilidad hacia todo el arco sociológico, la realidad es que la élite política de las islas está jugando con fuego y el no arreglar este problema a tiempo puede traer graves consecuencias sociales, políticas y económicas para nuestro archipiélago y para Lanzarote en particular
Aunque los hipercríticos del modelo económico actual parten de una diagnóstico completamente equivocado de cuál es el problema de raíz, que en definitiva es la falta de oferta de algo tan esencial como es la vivienda, los líderes políticos con suficiente agencia en todos los niveles de la administración deberían entender que estamos en una situación de absoluta emergencia, que podría desequilibrar para siempre el apacible clima político y social de las islas.
El Banco de España advirtió el pasado abril que hacen falta 600.000 viviendas a nivel nacional para equilibrar el lado de la oferta. Esta cifra supondría unas 2.000 viviendas sólo en la isla de Lanzarote, pero según mis cálculos, teniendo en cuenta que Canarias es la comunidad autónoma donde los ciudadanos hacen el mayor esfuerzo para alquilar vivienda con respecto a su salario y que en Lanzarote esta métrica es la peor de toda Canarias en “una crisis a lo ibicenco”, en esta isla hacen falta 15.000 viviendas no para que el precio se mantenga, sino para hundirlos y que la masa social pueda acceder a una vivienda digna a un precio razonable.
La élite política ha de resolver no el problema que la gente cree tener (turismo de masas, vivienda vacacional) sino el que de verdad tienen. Fallar aquí va a suponer que el mal diagnóstico se transmute en una forma aún peor de votar, eligiendo cada vez partidos más populistas y que hagan el clima político-social no sólo irrespirable, sino que se produzca una deriva ideológica decrecentista, turismofóbica y muy alejada del progreso que es el interés general de la mayoría de la sociedad.
En otro ejemplo de cómo las políticas en materia de vivienda de la administración Sánchez son un cáncer económico, ya se ha comprobado en este mes de mayo como la oferta de alquiler de viviendas se ha contraído un 39% en Cataluña (sic), sólo con la entrada en vigor del nuevo decreto ley que obliga a limitar los precios y a publicarlos en los anuncios.
Limitar precios o prohibir vivienda vacacional no sirve de nada. Está demostrado que no afectan de forma sustancial al nivel de precios de la vivienda o que incluso lo empeoran. Para solventar el problema de oferta de vivienda, por un lado hay que mejorar la seguridad jurídica de los propietarios y dado que el actual gobierno de la nación no está por la labor, la única solución práctica es la construcción de emergencia y en tiempo récord de 15.000 viviendas. Todo lo demás simplemente no funcionará mientras no haya un cambio regulatorio de gran envergadura y en sentido contrario al actual.
En la isla existen, según el Instituto Nacional de Estadística, 76.597 viviendas, así que crear 15.000 viviendas apenas supone aumentar un 19,58% la capacidad Sólo en la parte más poblada de Lanzarote, Arrecife y alrededores, hay espacio más que suficiente para ubicar todas estas viviendas y sobraría espacio sin afectar a ningún entorno de mayor calidad paisajística.
O la élite política de Canarias toma medidas ya, fomentando y forzando la construcción masiva de viviendas, o la masa social, más pronto que tarde, acabará por explotar haciendo que todo vaya a peor. El 20A fue un aviso. Se está a tiempo, pero el tiempo se acaba. Sin vivienda digna la sociedad se corroe.