El reciente paso de la destructora tormenta tropical Delta nos ha presentado un breve esbozo de lo que sería una sociedad moderna desprovista de energía eléctrica. Sin el aporte continuado de dicha energía, y en el plazo de
apenas un mes, habríamos retrocedido doscientos años o mas en todos los sentidos. Todo lo que se ha logrado hasta el día de hoy y que configura la sociedad en la que vivimos, con sus ventajas e inconvenientes, desaparecería sin remedio, reduciéndonos a un mero estado de supervivencia muy primitivo.
A esa dantesca posibilidad es hacia la que no estamos encaminando a marchas forzadas de seguir el ritmo actual de consumo - mas bien despilfarro - de energía en cualquiera de sus variantes, pero siempre haciendo uso de los combustibles fósiles. No se trata de un mensaje catastrofista sino de una premonición basada en profundos estudios medioambientales. Esa es, al menos,la idea que sostiene el científico inglés James Lovelock, autor de la
hipótesis Gaia, según la cual la Tierra y toda su materia viva constituyen un sistema que se ha venido autorregulando durante los últimos tres mil millones de años. Añade dicho científico que atentar de forma continuada contra dicho sistema acabaría rompiendo el equilibrio y traería consigo la terrible perspectiva de extinciones en masa, incluida la Humanidad.
En opinión del profesor Lovelock, y aquí es posible que surjan controversias la única forma realista de evitar el calentamiento global es el uso racional y extensivo de la energía nuclear, como la menos contaminante de todas. El calentamiento global es una realidad amenazante a medio-largo plazo y la tecnología nuclear dista de ser perfecta; así pues, la controversia está servida. En todo caso, en lo que si parecen coincidir muchos expertos es en que, o levantamos el pie del acelerador, o nos vamos a dar el gran batacazo.
J. Lavín
Jesús José Lavin Alonso