Hoy no voy a escribir sobre temas ideológicos en los que acostumbro poner mi granito de arena en cuestión de libre expresión.
Escribo esto para contar mi realidad a raíz de leer (o más bien que mi teléfono en modo accesibilidad me lee), comentarios anónimos dentro de artículos que he escrito yo, donde queda clara que no hay; empatía, críticas constructivas, asertividad. Y los más importante; HUMILDAD.
Cometo muchos errores y entre ellos algunos ortográficos, pero para mí es un mérito poder hacerlo con una discapacidad visual del 82% de pérdida de agudeza visual binocular grave. (Congénita)
He tenido que ser resiliente toda mi vida (por tener discapacidad, por ser gay y por no callarme frente a lo que me perjudica y a lo que no me parece correcto.
Pero admiro mi capacidad de a pesar de la gran discapacidad que tengo, he contado siempre con mucha ayuda en cuestión de mis estudios, en mi día a día, a veces ni me creo la suerte que he tenido.
Decía unos comentarios de un mismo perfil y que probablemente sea falso “Un niño de 10 años redacta mejor que tú” o algo así recuerdo, probablemente sí, seguramente que un niño
de 10 años redacte mejor que yo, y yo me alegraría inmensamente de que un niño así pueda tener pensamiento crítico a tan temprana edad e imagino que ese niño al que te refieres no tendrá una discapacidad del 82% VISUAL, (lo pongo en mayúsculas).
Sé perfectamente que esos comentarios son solo para hacer daño, pero la realidad es que a mí no me haces daño, te lo haces a ti mismo porque dejas al descubierto cuán vulnerable eres,
que falta de educación emocional tienes y eso “querido amigo”, no lo arreglan “2 carreras universitarias ni 5 idiomas”.
A mi no me haces daño porque sencillamente he tenido que ser resiliente casi desde que tengo memoria, para ofenderme hace falta algo más que el resentimiento que muestran tus palabras.
Y al igual que usted ha ido a la universidad déjeme comentarte qué yo también lo hice y actualmente estudio en la EOI (Escuela Oficial de Idiomas), no hace falta que usted se crea la última Coca-Cola del desierto.
Podría ponerle una lista casi interminable de limitaciones que tengo y entre ellas; conducir, siempre dependo de alguien y si me quejo de la gestión pública es básicamente porque yo la
sufro directamente y entre ellas la escasez, mala gestión y mal funcionamiento del transporte público.
Y si escribo esto, no es para hacerme la víctima ni nada parecido, es para que mucha gente entienda, que detrás de cada letra, detrás de cada perfil, artículo de opinión...etc, se encuentra
una persona humana y en mi caso soy alguien que ha sido resiliente a más no poder.
Tener discapacidad no ha impedido que pueda alzar mi voz por los distintos medios de los que dispongo, y por supuesto siempre dando las gracias a todos aquellos periódicos digitales que
muchas veces me han hecho un hueco.
Solo le pido a la vida que nunca pases por lo que desgraciadamente muchas personas pasamos.
¡Y dándole un pequeño toque de humor! Más qué sea diferencio entre “¡Ay¡, ahí de hay!”.