El SIVE es posible sin cargarse el Mirador de Guinate

24 de noviembre de 2021 (10:12 CET)

Los vecinos del municipio de Haría están viviendo con verdadera desazón y angustia la problemática de la inmigración que azota Lanzarote. Parece que no basta con la entrega desinteresada de los vecinos cuando aparece una patera en su litoral y ponen incluso su vida en riesgo para ayudar a esas personas recién llegadas. La solidaridad y respeto de los vecinos del municipio de Haría  con los inmigrantes está más que demostrada. Al igual que los del resto de la isla. ¿Y cuál es la actitud de quiénes están obligados a dar respuesta a esas necesidades y poner los medios necesarios para que no todo quede en manos del voluntarismo y el arrojo de los ciudadanos? Primero, la indiferencia, y, después, actuar a las bravas, sin tener en cuenta ni la realidad del lugar ni las propuestas de las autoridades locales ni mucho menos la conservación de los espacios protegidos de nuestro territorio insular. 

Hay dos casos en estos momentos que reflejan a la perfección la respuesta tardía, irrespetuosa e insensible de la administración central, por una parte, y del Cabildo de Lanzarote, por otra, para atender un problema que se veía venir y al que no se le prestaba la mínima atención. 

La intención del Cabildo de Lanzarote de instalar un centro de acogida de menores inmigrantes en Órzola, sin ningún estudio de idoneidad ni explicando qué ventajas tiene ponerlo allí, ha contrariado a los vecinos del lugar y a muchos otros lanzaroteños que entienden que un pueblo de esas características no le ofrece ni los servicios ni las infraestructuras necesarios a esos jóvenes inmigrantes.        

Por otro lado, la ocurrencia del Ministerio del Interior de clavar el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) en el mismísimo Mirador de Guinate, saltándose a la torera, con el consabido ¡porque lo digo yo y punto!, las propuestas del Ayuntamiento de Haría, ha hecho estallar las protestas. El Ministerio no ha tenido en cuenta ni las propuestas alternativas, ni que se trata de un lugar de una enorme singularidad para los lanzaroteños ni que está enclavado en un lugar de una elevada protección medioambiental, ni nada. 

Podría parecer que quienes nos manifestamos en contra de estas tropelías, no queremos el SIVE o un centro de menores. Pero es todo lo contrario. Llevamos tanto tiempo pidiendo que se afronte este problema con rigor e inmediatez que nos avergüenza que cuando actúan a deshora lo hagan también como si quisieran castigar a los lanzaroteños. “¿No querían un SIVE? Pues lo ponemos donde más les duela y no dónde pueda cumplir con sus funciones sin crear daños colaterales”.

Lo raro, en este caso, no es que todas esas personas de Lanzarote que conocen el Mirador de Guinate, que han ido con sus parejas, amigos o familia a disfrutar de las impresionantes vistas, se muestren en contra de la destrucción de un lugar tan especial. Lo increíble es que los que dicen ser correas de transmisión para hacer llegar las inquietudes de Lanzarote a los socialistas que gobiernan España y Canarias se mantengan calladitos ante este atropello. Hasta ahora, la única correa que brilla es la que han puesto en la cremallera que les cierra la boca ante cualquier demanda de la isla.

Lo digo alto y claro: queremos el SIVE, tendría que estar en funcionamiento desde hace mucho tiempo, pero fuera del Mirador de Guinate. Hay sitios que reúnen todas las condiciones para su instalación sin destrozar nuestros lugares especiales. Seguramente, Madrid está demasiado lejos para oír nuestras prioridades. Si es así habrá que decírselo más alto, más fuerte. No nos van a callar a todos, aunque algunos no hayan tardado nada en cerrar la boca ante el fuego amigo.

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