“En el uso lenguaje político no sólo importa lo que se dice, sino cómo se dice”
Decía Paulo Coelho que “existe un lenguaje que va más allá de las palabras”. Yo, como individua, mujer y concejala de Coalición Canaria en la oposición, considero que el uso del lenguaje o vocabulario empleado por cualquier persona de manera general, y en este caso, por cualquier político o cargo público, debe ser considerado como una herramienta que nos empodere, que se pueda y se deba utilizar para dialogar y mantener una comunicación constructiva, donde en todo momento deba prevalecer el respeto, la inclusión y que vaya encaminado a promover el entendimiento y el libre pensamiento.
Esta poderosa herramienta es fundamental en la celebración de los plenos municipales, que es el órgano formado por todos los concejales y concejalas agrupados en los grupos municipales y quien lo preside es el alcalde o alcaldesa y podemos decir que es primer foro de debate y toma de decisiones.
En mi condición de concejala desde junio del 2023, he participado en los plenos ordinarios como extraordinarios que se han ido celebrando y en reiteradas ocasiones me he sentido abochornada y avergonzada ante el “tono” y el matiz tan poco ético y moral que me han provocado determinado lenguaje y formas con las que algunos miembros del Grupo de Gobierno se han dirigido a la oposición.
En este punto, no me refiero a esa dialéctica ni irrisorias diatribas que emplean para ridiculizar las intervenciones, mociones o propuestas, con el objeto de quitar valor y devaluar la labor de los miembros de la oposición, tales como su ya manida “mayoría ABSOLUTISIMA”, que resulta ridículamente reiterativa.
Dejando de lado este juego del gato que quiere cazar al ratón y si pudiera eliminarlo, vergüenza y sonrojo me ha producido las reiteradas ocasiones en las que el Sr. Tono Rocío, desde mi punto de vista, se ha dirigido a un miembro de la oposición, a una persona con discapacidad, en un tono de falta total de tacto, dirigiéndole frases como “sino sabe leer”,” que no es su problema si tiene algún problema de comprensión” o “ claro, hoy lo han dejado hablar porque no ha venido su compañero” seguido de risas y muecas burlonas por parte de sus compañeros. Estas intervenciones demuestran el poco conocimiento de lo que conlleva la palabra inclusión, esa bandera que tan mal están ondeando los socialistas en San Bartolomé, pero de la que tanto presumen.
Pueden preguntarse, ¿si tanto te molesta por qué no has intervenido y les has llamado la atención? Mea Culpa, no tengo excusas. Sólo decir, que soy una mujer con carácter y me he tenido que morder la lengua para intentar no parecer combativa ni quejica, pero desgraciadamente ayer, a las 9:43 exactamente, en el salón de pleno del Ayuntamiento de San Bartolomé, se ha vuelto a vivir una situación surrealista y muy poco elegante por parte de Antonio Rocío, donde vuelve a utilizar un lenguaje grosero y soez dirigido a la oposición, ante la puesta en conocimiento de que parte de la oposición no había recibido en tiempo y forma las convocatorias a sesiones informativas y plenos, siendo yo misma, una perjudicada.
Mi respuesta como persona educada y lógica, sería: “debe de haberse producido un problema, un momento lo vamos a comprobar” y no la respuesta que yo recibí “no me vengan a joder” y “no me estén tocando las pelotas”. Ante esta situación expuesta, como comprenderán de manera tranquila y sosegada, le respondo “que esas no son maneras”, “Tono, yo no he venido aquí a tocarles las pelotas a nadie”.
En conclusión, los políticos debemos emplear en todo momento, en todo lugar y situación, un lenguaje respetuoso y considerado, que no origine sentimientos negativos. Palabras que no generen malestar ni ataquen la dignidad de las personas, palabras que puedan ser consideradas groseras e inapropiadas…. Ese es el poder del lenguaje, no sólo importa lo que se dice, sino cómo se dice.