Con su sonrisa especial, las clases de alemán; te gustaban, atento y siempre con un tono de humor. Aquella palabra; “profe” te salía del alma.
Dos días antes de que partieras hacia ese cielo donde estás; hablé contigo y te pedí que sonrieras, y guardo la foto en esa cama del hospital sonriendo. Hablábamos mucho, querías que te ayudara con tu aprendizaje de ruso, siempre intentabas superarte y progresar. ¿Sabes Iván? Guardo tus audios llenos de bromas y ternura.
Recuerdo cuando con tu hermano fuiste a verme cuando corrí; la Disco Run, aún te veo sentado con Oliver, cuando pasé a tu lado, me sentí muy feliz, me regalaste tu tiempo y me acompañaste.
Soy agradecida con las personas que me dedican su tiempo porque ese no lo recuperan. Estoy triste pero, cada día escucho tus audios y veo esa cara sonriendo y me siento acompañada.
Detrás de una de esas estrellas que me iluminan, sé que estás tú, y yo, tu profe, te digo desde mi corazón. Ich liebe dich, Iván. Te querré siempre porque a todos esos alumnos que he tenido el placer de poder enseñar; forman parte de mi vida, gracias por regalarme tantas cosas en clase, como tu generosidad de corazón.
Nos volveremos a ver; te daré todo lo que te había preparado para tus clases de ruso y te pediré que me cuentes uno de tus chistes; que siempre me arrancaban una sonrisa. A tu familia, les diré, como decía Dickens, “La verdadera grandeza consiste en hacer que todos, se sientan grandes” y tú eres GRANDE y nos has hecho a todos sentir grandes a tu lado.
Que seas feliz donde estés, y que los que te acompañen, vean la luz que yo ví en tí.
Te quiero Iván. Bis bald.