En los últimos años, la sociedad ha experimentado un cambio de paradigma en la percepción de la salud mental, pero aunque sin duda hemos avanzado en la comprensión y promoción de la misma, tanto la administración como la sociedad en su conjunto seguimos enfrentando desafíos significativos que demandan una respuesta efectiva.
A nadie se le escapa que la irrupción de la pandemia en 2020 generó unas consecuencias añadidas a un mundo ya de por sí marcado por el estrés, la ansiedad y la depresión. No hablar de ello sólo hace ocultar una realidad que debe ser puesta sobre la mesa con luz y taquígrafos, porque está en juego el principal y mayor objetivo de cualquier política de gobierno: el bienestar de la población, en todas sus dimensiones. La salud mental no sólo debe dejar de ser un tabú, sino que tiene que convertirse en una prioridad inaplazable tanto en la esfera pública como en la personal
y social.
La rapidez y eficacia con la que desde toda la sociedad se de respuesta a las personas con ideación suicida tiene un impacto directo positivo en las vidas de las personas afectadas y en su entorno. Ser capaces de reconocer una circunstancia que haya propiciado un cambio en nosotros mismos o en las personas cercanas tiene que ser cuestión prioritaria para poder detectar una posible patología a tiempo. Las Administraciones Públicas debemos actuar sin demora y promover acciones concretas para abordar esta situación, con el fin de fortalecer nuestra capacidad de prevenir, tratar y apoyar a quienes enfrentan estas dolorosas circunstancias. Juntos podemos crear un entorno comprensivo, solidario y respetuoso hacia la salud mental.
En este contexto, la Escuela de Servicios Sanitarios y Sociales de Canarias (ESSSCAN), en colaboración con la Dirección General de Salud Mental del SCS y el Cabildo de Lanzarote, ha organizado las primeras jornadas en la isla sobre la prevención de la conducta suicida, programadas para el próximo 29 de febrero. Un evento que servirá como punto de encuentro para compartir conocimientos, experiencias y estrategias que avancen en el refuerzo de nuestra respuesta ante la salud mental.
Es fundamental comprender que cada número representa una vida perdida y que, detrás de las estadísticas, hay historias humanas que necesitan toda nuestra atención y comprensión. Por ello, la formación en salud mental ocupará un lugar destacado en la agenda de la ESSSCAN en los próximos años, con un enfoque particularizado en la juventud canaria.
Desde el SCS se ha dado pasos importantes para la prevención de la conducta suicida, con un incremento de la formación destinada a los profesionales sanitarios y a otros colectivos esenciales. Desde la Dirección General de Salud Mental se ha puesto en marcha la web stopsuicidiocanarias.com, en la que se ofrece información al respecto y los recursos disponibles para la atención a las personas que presenten conducta o ideación suicida, así como a los familiares o allegados. Además se dispone de la línea telefónica gratuita 024, de alcance nacional, gratuito, confidencial y disponible las 24 horas todos los días del año y del 112 para los casos en los que se aprecie una situación
de emergencia.
Las diversidad de causas que llevan a una persona a la desesperanza y a la falta de ilusión por la vida deben ser abordadas de forma rigurosa. Mirar con valentía lo que está pasando en la sociedad contemporánea puede no resultarnos fácil, pero es el único camino para ofrecer soluciones reales. No debemos quedarnos en una mera declaración de intenciones. La población canaria merece un futuro lleno de esperanza y oportunidades, y especialmente debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad ineludible para trabajar, conjunta e incansablemente, por garantizar el bienestar emocional y mental de las generaciones venideras.
José Francisco Montelongo Espinosa
Director de la Escuela de Servicios Sanitarios y Sociales de Canarias (ESSSCAN)