Parques pobres, pobres niños

6 de agosto de 2018 (18:20 CET)

Hacía tiempo que no visitaba los parques infantiles de nuestra capital pero por distintas razones, entre ellas un gran interés por ser testigo en primera persona del deterioro que sufren, me los he encontrado otra vez en mi camino, y no porque me haya vuelto otra vez niño (que por ganas no será) aunque mis tiempos de ´chiquillo´ eran muy distintos a los de hoy. 

Me crié jugando al trompo, al boliche en cualquier trozo de parterre o al fútbol en la zona de Las Salinas o en el "campo de atrás", como llamábamos al terreno donde hoy está ubicado el Centro Sociocultural de Valterra, pero los tiempos han cambiado y mucho. Ahora aquellos ratos se intentan disfrutar con los niños en los parques infantiles; instalaciones que deberían cumplir con todo tipo de garantías, principalmente en cuanto a seguridad, pero también con zonas de protección ante las posibles inclemencias del tiempo, que sean accesibles para niños con movilidad reducida y con zonas donde los padres podamos sentarnos un rato mientras nuestros hijos sociabilizan e interactúan con otros niños y, por supuesto, que los aparatos o atracciones funcionen con normalidad. Pero la realidad a día de hoy es bien distinta en Arrecife y la mayoría de los parques, de una manera u otra, incumplen la normativa o no ofrecen las suficientes garantías para ser consideradas zonas de juego seguras.

Un día leí un escrito en el que aparecía esta afirmación: "Los parques son espacios que llaman a los niños". Esa frase me llamó la atención y quedé convencido de que el autor se había dado un paseo por nuestra capital y visitado los recintos infantiles, porque lo que antaño promovía el compañerismo y el disfrute al aire libre, hoy sólo provoca la anulación de su creatividad. Me pregunto qué creatividad va a tener un niño que llega a su lugar favorito del barrio y se encuentra son esa estampa tercermundista. Columpios sin asientos, suelos donde hay más agujeros que el propio caucho que debe cubrirlo por motivos de seguridad; toboganes que se mueven más que un balancín  porque están a punto de caer, sin papeleras o sin zonas habilitadas para los padres. Esta es sólo una muestra más del pasotismo y la desidia de nuestros políticos en Arrecife. 

Es fundamental tener al día un contrato de mantenimiento para que los parques pueden volver a tener una vida útil y se garantice así su buen funcionamiento. Además, este ayuntamiento anunció a bombo y platillo un presupuesto de 1.677.916,08? para su adecuación y adaptación para personas con movilidad reducida. Me pregunto para cuándo se llevarán a cabo esas pequeñas obras para que cualquier niño con necesidades especiales pueda sentirse como uno más. 

Nuestros parques deben recuperar su espíritu y filosofía de lugar de encuentro a nivel emocional, intelectual y social para todos nuestros niños, sin ningún tipo de distinción. Solo quiero unos parques infantiles en condiciones, abiertos a todos y con vida, como eran aquellos años en los que fui niño".

 

*Manuel Yanet, miembro de la Agrupación Socialista por Lanzarote

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