Desde los inicios del Parlamento de Canarias la maquinaria de los partidos políticos ha laminado la influencia y el peso del territorio insular, centralizando la actividad legislativa y presupuestaria, y condenando el desarrollo político de Canarias a un tablero acotado por los centros de poder de los partidos en Gran Canaria y en Tenerife. La influencia insular está difuminada de la política canaria, salvo cuando la aritmética de la gobernabilidad obliga a realizar concesiones en forma de prebendas como el doping presupuestario vivido por Casimiro Curbelo en la mitad de esta legislatura que perece.
Lanzarote no es ajena a ese sistema. A pesar de haber triplicado la población desde 1982, de haber multiplicado exponencialmente nuestro Producto Interior Bruto, o de ser un polo importantísimo de desarrollo económico, cultural y social, Lanzarote sigue siendo una invitada tímida a los presupuestos autonómicos, y a la actividad legislativa en el Parlamento de Canarias. La influencia de los diputados electos por Lanzarote y La Graciosa se reduce al apoyo ciego a los dictados de sus partidos, y son anecdóticos e intrascendentes los arranques de insularidad lanzaroteña que se recuerdan en la historia reciente del Parlamento de Canarias.
No es comprensible que en una isla con las deficiencias en servicios básicos que tiene Lanzarote y La Graciosa, los diputados de CC, PSOE y PP hayan apoyado durante esta legislatura, y sin rubor alguno, presupuestos que claramente obstaculizan el necesario desarrollo de nuestra isla. La lista de agravios que aparecen en el debe de la cuenta del Gobierno de Canarias con Lanzarote y que han pasado sin pena ni gloria por el Parlamento durante esta legislatura es extensa: búnker de radioterapia, unidad de hemodinámica, mejora de la cartilla sanitaria, instituto de Maneje, fin a la política de barracones, mejora de la dotación presupuestaria para Lanzarote, etc?
Este 26 de mayo debe servir como punto de inflexión en esta dinámica triste. Lanzarote debe ser escuchada, es necesario recuperar peso específico en el Parlamento de Canarias, ser capaces de desequilibrar el eje sobre el que gravita la política canaria hacia su vertiente oriental, y que Lanzarote comience a tener influencia sobre lo que se decida en Canarias. Las próximas elecciones deben ser claves para la isla, cualificando la representación de Lanzarote en el Parlamento, decidiendo por una representación sin tutelas, y sirviendo de contrapeso al entramado centralista en el que el Gobierno de Coalición Canaria ha convertido a esta tierra. Ni un solo presupuesto, y ni una sola ley más que no contemple a los lanzaroteños y sus demandas.
Borja Rubio, candidato al Parlamento de Canarias por Somos Lanzarote ? Nueva Canarias