Tras la consulta del nuevo catálogo de protección patrimonial de Arrecife, no tengo más remedio que poner muy en duda los criterios para su elaboración y a sus redactores. Estos criterios se plasman y concretan en el documento de GESPLAN, argumentando incluso su coordinación con las instituciones, aunque tras una consulta somera se advierten enseguida las incongruencias de un trabajo arbitrario y subjetivo.
En primer lugar destaca la cantidad de inmuebles que se incorporan al nuevo catálogo arquitectónico, muchos de los cuales son solo una fachada o muro de piedra y barro con los vanos tapiados (y muchos hasta sin techos). Pero el problema no es que se incluyan (pues deben considerar que son parte de un conjunto histórico-artístico), sino que en las mismas calles o zonas, unos se incluyen y otros no sin ningún argumento que lo justifique. Bajo estas características constructivas no solo están las nuevas 50 edificaciones (por decir un numero) que ahora se incorporan al nuevo catálogo, en la realidad puede haber más de 300. ¿Por qué no entran todas si constituyen un valor patrimonial?
Por otro lado, destaca la arbitrariedad y la falta de criterio en el tipo de protección (integral, ambiental o parcial) que se le asigna a las construcciones, un detalle que si se compara con el anterior catálogo te deja absolutamente perplejo por las incongruencias. Si bien ahora crece el número de fincas catalogadas, o las que ya estaban aumentan en su grado de protección, hay otras de interés patrimonial destacado que “curiosamente” los redactores del nuevo catálogo consideran ahora que ya no tienen tanto interés y decrecen en su tipo de protección o incluso desaparecen del catálogo.
Expongamos solo algunos casos como ejemplo de las numerosas arbitrariedades e incongruencias:
1- En la C/ Manolo Millares, dos casas terreras colindantes, con prácticamente las mismas características, pues una tiene protección parcial y la otra ambiental: una podrá hacer derribos y remontas sin problema y la otra tendrá muchas dificultades.
2- En la C/ Jacinto Borges, una casa tiene protección parcial y justo la siguiente, de características patrimoniales incluso más interesantes, pues no entra ni en el catálogo, con lo que podrá derribarla sin problema.
3- Una edificación de la C/ Real (que incluso se ha propuesto como BIC por su notable interés patrimonial en todos los sentidos), que tenía protección integral en el anterior catálogo, pues ahora decrece su interés y su protección y pasa a ser solo ambiental, con lo que puede incluso justificar derribos y remontas (según la alternativa 2 y las propuestas de remontas argumentadas en el mismo catálogo).
4- Dos edificios con interés patrimonial e incluso histórico más que evidente, uno en la Plaza de la Constitución y otro en la C/ Real, que tenían protección ambiental en el anterior catálogo, pues parece que ahora ya no tienen tanto interés y su protección pasa a ser solo parcial (como cualquier muro de piedra y barro), con lo que supuestamente solo deben proteger la fachada y primera crujía, pudiendo hacer derribos y remontas del resto sin ningún problema.
5- Un histórico inmueble comercial de la C/ Real que tenía protección ambiental en el anterior catálogo, pues ahora ya no interesa para nada y no entra ni en el catálogo.
Y esto son solo 5 ejemplos, porque si nos ponemos a considerar la inclusión de los 219 inmuebles del nuevo catálogo (que parecen elegidos al parchís), a cotejar y comparar sus grados de protección, o a considerar los argumentos que exponen para las posibles remontas de 9 edificios, nos topamos con innumerables agravios comparativos, incongruencias y arbitrariedades.
Valoro enormemente el patrimonio canario en todas sus dimensiones y la necesidad de protegerlo, pero este nuevo catálogo adolece de los tres pilares básicos que harían pensar que se ha elaborado con los pies en la tierra: valorar adecuadamente el patrimonio, considerar el desarrollo urbanístico de Arrecife y evitar los agravios comparativos entre la ciudadanía afectada.
El bloqueo urbanístico de Arrecife por tanto catálogo sin tino y los daños asociados a tanta incompetencia institucional durante décadas los acaban pagando la ciudadanía y los propietarios. Después de que las propias administraciones hayan permitido o ejecutado las grandes destrucciones del patrimonbio de Arrecife (solo hay que acordarse de La Recova), ahora son los ciudadanos y propietarios de muros de piedra y barro los responsables de perpetuar el patrimono de Arrecife.
¡Estamos rodeados!