Nos dieron gato por liebre en la hostelería

22 de abril de 2025 (19:10 WEST)

El acuerdo firmado en la provincia de Las Palmas entre los sindicatos CCOO, UGT y la  patronal de la hostelería, que motivó la desconvocatoria de la huelga general en esta  misma provincia, ha sido presentado como una mejora de las condiciones laborales y  salariales de los y las trabajadoras del sector. Sin embargo, nada más lejos de la  realidad: el pacto suscrito se sitúa incluso por debajo de las recomendaciones salariales  realizadas por los propios sindicatos y la CEOE a nivel estatal. 

Para entender los motivos que llevaron a la convocatoria —más simbólica que real— de  la huelga general en las islas orientales, debemos remontarnos a la firma del actual  Convenio Provincial de Hostelería 2020-2025. Dicho convenio estableció la  congelación salarial durante 2020 y 2021, y aumentos entre el 2 % y el 3 % anuales en  los tres años siguientes, sumando un exiguo 7,25 % de incremento para los seis años de  vigencia. Durante este mismo período, la inflación en Canarias superó el 19 %, más de  11,75 puntos por encima del incremento pactado, lo que en la práctica ha supuesto una  sustancial pérdida de poder adquisitivo para las personas trabajadoras. 

Con el reciente acuerdo, que suma un incremento del 2,75 % al 2,25 % previsto para  este año y promete un 4 % adicional para el siguiente, los aparatos burocráticos de UGT  y CCOO han intentado venderlo como una gran conquista que supondría una mejora  salarial del 9 %. Sin embargo, lo que realmente se ha hecho es equiparar los salarios con  lo acordado en el V Acuerdo para la Negociación Colectiva firmado a nivel estatal en  mayo de 2023 por CCOO, UGT, CEOE y CEPYME. Dicho acuerdo establecía  aumentos del 10 % para los años 2023, 2024 y 2025, porcentaje que, sumado a lo ya  pactado en el convenio, se alcanza en Canarias... ¡pero con dos años de retraso! 

El mayor “error”, por decirlo de alguna manera, de UGT y CCOO ha sido no incluir una  cláusula de revisión salarial en el convenio anterior, error que tampoco pretenden  corregir en la nueva negociación, según se desprende del contenido del último acuerdo. 

Resulta sorprendente que, durante la negociación del convenio sectorial, los sindicatos  mayoritarios aceptaran sin oposición las tesis neoliberales de la patronal, orientadas a la  congelación salarial y la contención del gasto en personal, contraviniendo incluso las  directrices marcadas por sus propias organizaciones en Madrid, que apostaban por la  recuperación del poder adquisitivo, la competitividad y el empleo. 

Analizando la situación con detenimiento, es evidente que tanto la patronal canaria  como los sindicatos firmantes son corresponsables del empobrecimiento progresivo de  las trabajadoras y trabajadores de la hostelería y, en consecuencia, del enriquecimiento  desmedido de la patronal. El acuerdo que desconvocó la huelga en Las Palmas no es  más que una tirita en un hueso roto, presentado como un triunfo lo que no pasa de ser  una limosna, muy lejos de las reivindicaciones planteadas inicialmente por la Mesa  Sindical de Hostelería. 

Pero el despropósito no termina aquí. En su afán por maquillar el acuerdo y colgarse  medallas inmerecidas, los firmantes incluyeron en el texto la supuesta implantación de  camas mecanizadas en determinados establecimientos hoteleros, pretendiendo 

demostrar una preocupación por la salud laboral, especialmente de las camareras de  pisos. Sin embargo, omiten señalar que esta medida está pendiente de ser aprobada en el  Parlamento de Canarias a través de enmiendas apoyadas por colectivos como Las  Kellys, en el marco de la modificación de la Ley de Ordenación del Turismo de  Canarias, y que además prevé subvenciones públicas a las empresas hoteleras que  adopten estas mejoras. 

En conclusión, el acuerdo suscrito en Las Palmas contiene mucha literatura y escaso  contenido real. No restituye el poder adquisitivo perdido, ni garantiza avances  significativos en derechos laborales. Los sindicatos firmantes nunca tuvieron intención  real de sostener una huelga que se perfilaba como exitosa. En contraste, en Tenerife sí  se mantuvo la huelga, impulsada por la voluntad firme de la asamblea de trabajadores  convocada por el sindicato mayoritario en la provincia, Sindicalistas de Base de  Canarias. Posteriormente, UGT y CCOO, en un acto de oportunismo, se sumaron a la  convocatoria en Tenerife, jugando a ser sindicatos combativos mientras en Las Palmas  actuaban con sumisión y complicidad hacia la patronal, firmando convenios a la baja,  cediendo derechos y avalando congelaciones salariales que han contribuido  directamente al desequilibrio en la redistribución de la riqueza en nuestra comunidad. 

Fdo. Juan Luis Jiménez Camilleri 

Secretario general insular del FSOC en Lanzarote 

Secretario de Acción sindical de la Federación Sindical Canarias

 

LO MAS LEÍDO