Hoy una exigua mayoría parlamentaria ha comprometido el futuro de esta tierra y de sus gentes. Clavijo ha impuesto la suma de 33 votos a la exigencia democrática de articular un consenso reforzado a la hora de decidir sobre nuestro territorio.
La pírrica victoria parlamentaria que ha permitido a Coalición Canaria, Partido Popular y Agrupación Socialista Gomera aprobar la Ley del Suelo, enmascara realmente una profunda derrota de Fernando Clavijo, que pasará a la historia de Canarias como el único presidente capaz de forzar la aprobación de una ley trascendental teniendo en contra a casi la mitad del Parlamento de Canarias.
Pero hoy no solo han aprobado una mala Ley, falta de consenso y con un amplio rechazo social, hoy han puesto también en marcha el contador y me permito augurar que esta Ley del Suelo será recordada como la más breve de Canarias.
Más allá de los recursos que puedan interponerse ante el Constitucional, esta Ley terminará por ser derogada por el mismo Parlamento que hoy la ha aprobado, cuando ese Parlamento refleje la nueva mayoría social que emerge en Canarias.
Clavijo ha sido incapaz de considerar que la composición actual del Parlamento responde a una foto fija que refleja un momento concreto y que medidas como esta contribuirán a intensificar la necesidad de cambio.
Clavijo ha elegido. Ha preferido el aplauso de los señores del suelo, ha preferido las felicitaciones de las patronales, ha preferido el abrazo del Partido Popular y la complicidad interesada, y con precio, de la Agrupación Socialista Gomera. Al tiempo, ha despreciado el clamor de la calle, las recomendaciones de los expertos y un amplio consenso parlamentario.
Por eso estoy convencida de que esta Ley caerá más pronto que tarde. Porque no responde a las necesidades reales de Canarias y su gente, porque hipoteca nuestro futuro, porque malbarata nuestro recurso más valioso.
Pero he de reconocer, sinceramente, que a pesar de que me aterran las consecuencias irreversibles que pueden generarse durante la vigencia, corta, de esta ley, hay algo que me preocupa todavía más: la sensación de que Clavijo ha renunciado totalmente a articular Canarias como demuestra el cóctel endiablado que supone renunciar al control del territorio y dinamitar groseramente los consensos previos que siempre y hasta su llegada ha concitado la legislación territorial.
Pero él, mesiánico, parece refugiarse en que la historia lo juzgará.
María Dolores Corujo Berriel, Parlamentaria por Lanzarote