Aunque Jerónimo Saavedra quería ser recordado sobre todo como enseñante, como profesor de dilatada carrera en las aulas universitarias de las Islas, lo será, fundamentalmente, por ser una persona determinante en la construcción de la Canarias democrática y de su autogobierno.
De su fecundo recorrido vital, destaca su gran sensibilidad cultural y su firme impulso a distintos proyectos musicales. Su valentía al expresar su condición sexual cuando pocos políticos se atrevían a hacerlo. Su militancia en el PSOE canario, del que fue secretario general, y en la UGT. Su compromiso contra la dictadura franquista y por abrir vías que posibilitaran la recuperación de la democracia.
Desarrollando una amplia trayectoria como servidor público en la trascendental y honorable tarea política. Saavedra lo fue todo: presidente de Canarias, ministro de Administraciones Territoriales y de Educación y Ciencia, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, diputado del Común…
Pero quisiera destacar, especialmente, su trabajo en la edificación de la autonomía. Partiendo desde cero estuvo por primera vez al frente del Gobierno de Canarias entre 1983 y 1987, los años en que se va construyendo el edificio autonómico, en el que se asumen las primeras competencias emanadas de nuestro Estatuto.
Una etapa en que se llevó a cabo un esfuerzo enorme en materia educativa, posibilitando la construcción de colegios e institutos en todos los lugares de Canarias, superando una situación en la que la red era absolutamente insuficiente, con colegios desdoblados en horarios de mañana y tarde, sin centros de secundaria en numerosos municipios, con insuficientes plantillas docentes…
Le correspondió liderar nuestro primer gobierno y, por tanto, la construcción de una Canarias integradora, que comenzara a superar los abismos existentes entre las islas capitalinas y las no capitalinas, así como los presentes en el interior de Gran Canaria y Tenerife. Impulsar las infraestructuras en las que padecíamos un evidente atraso. También liderar los primeros pasos de la adhesión de Canarias, con especificidades diferenciales al resto del Estado, a la Unión Europea.
Lo hizo desde sus profundas convicciones democráticas y su capacidad de respeto y diálogo hacia quienes integraban otras formaciones políticas. Modos y maneras que hoy hacen tanta falta cuando se extiende el radical populismo más extremista y violento, el racismo y la homofobia, el machismo y el odio.
Jerónimo Saavedra forma parte ya de la historia de esta tierra como una de sus personalidades más relevantes. Es imposible interpretar la política canaria desde la transición hasta hoy sin su figura y sus aportaciones; su papel inicial (aunque volvió a ser presidente entre 1991 y 1993) en la construcción del autogobierno que ha supuesto un salto histórico para esta tierra y su gente, para su unidad y para su avance económico y social.