Un pueblo que reniega de sus tradiciones es un pueblo condenado a desaparecer.
Soy vecina de Arrecife, en concreto de la zona del Reducto y ayer presencié con enorme tristeza la muerte del carnaval capitalino, desplazado y exiliado a la zona de Agramar.
Estupefacta preguntaba qué pasó con el carnaval en la isla, qué fue da la alegría de las calles en todo el centro de la ciudad, de esos días que el entusiasmo de muchos disolvía la tristeza de otros.
Qué fue de esa fiesta grande en la que han nacido nuestros hijos y en la que de alguna manera nos encantaba sumergirnos para reír con los disfraces qué tan felices hacen a mayores y niños.
Ayer asistíamos estasiados a la muerte del carnaval capitalino por las calles principales de la ciudad, dejando el Reducto en silencio absoluto. Que si una “plataforma anti ruido” decían unos, que si un cambio de gobierno decían otros….pero lo cierto es que nuestras tradiciones se han sido expulsadas porque a ciertos vecinos les molesta.
Con el debido respeto, no estoy de acuerdo en absoluto con dicha medida, en primer lugar porque a las personas que les molesta el ruido de la alegría, siempre pueden tomarse unas vacaciones fuera de su casa, en segundo lugar porque a los que sí nos gusta que el Carnaval siga siendo una gran fiesta e ilumine con su música y colorido nuestras vidas, no tenemos que vivir ese luto que vivimos ayer.
Han matado el carnaval y el carnaval de tantos establecimientos que se nutrían de esos días para poder hacer caja. No sé de quien fue idea pero ha sido un error y al igual que una plataforma anti ruido decide por todos, tengo derecho a expresarme.
Devuelvan a Arrecife sus fiestas grandes de Carnaval y su alegría de antaño, o es que también lo próximo será cargarse la Navidad. Un horror y una amargura es lo que tenemos ahora en esta zona, donde ayer no había ni una sola risa por unos cuantos que lejos del ruido lo que buscan es aniquilar la tradición.
Lo dicho, un pueblo que reniega de sus tradiciones es un pueblo condenado a desaparecer.
