Presidentes de partidos, militantes de base, cargos públicos y representantes de la oposición son entrevistados a diario en Radio Lanzarote, y por tanto nada debería tener de raro que la pasada semana, Fabián Martín hablara en el ...
Presidentes de partidos, militantes de base, cargos públicos y representantes de la oposición son entrevistados a diario en Radio Lanzarote, y por tanto nada debería tener de raro que la pasada semana, Fabián Martín hablara en el programa "Buenos días Lanzarote". Sin embargo, esa entrevista ha desatado un auténtico terremoto en el PIL. Y no por lo que dijo, qué va. Simplemente, por haber accedido a hablar con este medio de comunicación.
Y es que aunque quizá algunos oyentes no lo hayan notado, o no les hayan echado de menos, lo cierto es que el presidente del PIL y todos los integrantes del partido llevaban cerca de dos años sin acceder a hablar con este grupo de medios. Incluso, llegaron a acordar este veto en un Consejo Político, prohibiendo a todos sus militantes hablar con Radio Lanzarote y con La Voz. Según ellos, informar sobre los escándalos y causas judiciales como la Operación Unión, pronunciarse con firmeza contra la corrupción y ser críticos con quienes no la condenan, era un ataque el PIL. Ellos sabrán por qué.
Durante este tiempo, esta casa ha seguido llamando a los miembros del PIL para que participaran en entrevistas e incluso en debates realizados durante la campaña electoral, a los que se invitó a todos los partidos, pero sistemáticamente habían rechazado estas invitaciones. Hasta el martes de la pasada semana.
Y lo curioso es que quienes más se han indignado por esa decisión de Fabián Martín, son precisamente los miembros del PIL que nunca estuvieron de acuerdo con ese veto, y ahora han visto cómo su presidente se lo saltaba sin que mediara ninguna consulta ni decisión orgánica. Los que llevan meses descontentos con la línea que está trazando el hijo de Dimas en el partido. Los que vuelven a corear las mismas frases que tantas veces se han oído en la historia del PIL, marcado por las crisis y las desbandadas de afiliados y cargos públicos. Vuelven a decir que las decisiones se toman unilateralmente, que personas "externas" (es decir, Dimas) son las que deciden en el partido y que no hay democracia interna.
¿Pero qué respeto puede tener a la democracia un partido que decide vetar a un medio de comunicación porque no le gusta lo que dice? ¿Qué puede saber de democracia un partido que es capaz de llevar semejante decisión caciquil a un Consejo Político? ¿Qué apego pueden tenerle a la democracia cargos públicos (cuando el PIL todavía los tenían en casi todas las instituciones) que se negaban a responder a las preguntas de estos medios, como si su Ayuntamiento o su Consejería fueran también un cortijo del que no tenían por qué dar cuentas salvo a quienes ellos quisieran?
En cualquier caso, esto es simplemente un ejemplo de cómo funciona y ha funcionado siempre el PIL. Y lo llamativo es que a estas alturas, siga habiendo militantes y cargos públicos que se marchan diciendo exactamente lo mismo que decían los que se fueron mucho antes. Lo que sabe cualquier ciudadano de Lanzarote, incluso estando fuera del PIL.
En otros tiempos, las grandes crisis del partido han coincidido con tiempos de bonanza. Con aquellas épocas en las que gobernaban en prácticamente todas las instituciones de la isla, ostentando la presidencia del Cabildo, varias alcaldías y hasta escaños en el Parlamento de Canarias y en el Senado. Y ahí, siempre salía alguien que aprovechando la supuesta debilidad de Dimas, que se ha pasado la última década entrando y saliendo de prisión, creía que podía hacerse con el control real del partido.
Ahora, sin embargo, el escenario es distinto. Esta vez, Dimas decidió poner a su propio hijo al frente para no tener más sorpresas. Pero año y medio después del Congreso que le llevó a la presidencia, el partido está casi desaparecido, tanto en las instituciones como en el debate público, a excepción del último oxígeno que le ha dado CC con ese intento de alianza nacionalista para el 20-N.
Sin embargo, hasta eso ha sido motivo de discordia en el PIL. El descontento es evidente e incluso son muchos los militantes que se lo han trasladado extraoficialmente a los periodistas de esta casa. Y la bronca ahora no es sólo por disputarse el liderazgo. Es porque cada vez hay menos que disputarse.
En este contexto, cada vez son más los que se plantean los errores de los últimos años. La cantinela machacona de "mantener el legado de Dimas"; los empalagosos corazoncitos de la campaña electoral, que se les indigestaron hasta a pilistas de toda la vida; el desaparecer por voluntad propia de dos medios como Radio Lanzarote y La Voz; y el seguir trasladando mensajes como si el pueblo de esta isla fuera tonto o siguiera teniendo una venda en los ojos.
El caldo de cultivo está sembrado y es evidente que ya camina una nueva crisis en el PIL, pero el contexto ahora es tan distinto, que es difícil saber cómo va a terminar. Y es que actualmente, la realidad es que el PIL no tiene fuerza ni para vivir una verdadera guerra civil como las de antaño, porque es muy poco lo que queda del partido.