Leía esta semana en Ekonomus la noticia de que Puerto Calero cumple cuatro décadas como empresa, de la mano de su fundador José Calero. En verdad no era una noticia, sino un relato de la historia y vida de este empresario, entiendo que por parte de la propia empresa, para celebrar 40 años de sacrificios, riesgos y logros. Contenido de marca. Tan sólo eso.
Y me dio pena que fuera así y me volví a preguntar algo que siempre me he preguntado: ¿Dónde están las calles dedicadas a nuestros empresarios?, ¿Dónde están los reconocimientos a las personas que han ayudado a materializar y avanzar el progreso del que todos disfrutamos hoy en día? No seamos hipócritas, todos sabemos porque no hay calles dedicadas a nuestros empresarios. Por parte de la mayoría de la población el empresariado es visto como el oponente, como el jefe injusto y esquilmador que se soporta como mal menor, pero al que se detesta desde lo más profundo. El maldito rico.
Y los políticos, portavoces del sentir general y temerosos de liderar, acabarán poniendo nombres de calles en favor de militares que nadie recuerda, de poetas que nadie ha leído y, por supuesto, de otros políticos o entidades políticas que no lograron realmente nada. Con honrosas excepciones el callejero municipal está lleno de gente que nunca hizo nada por nosotros, los conejeros. De gente que no puso nunca un pie en nuestra tierra. ¿Y dónde están las calles dedicadas a nuestros empresarios?
Que la mayoría de la población perciba que los empresarios "son los malos", no significa que eso sea así. Cualquier persona con conocimiento, sea de la cuerda política que sea, sabe que los empresarios toman riesgos y sacrifican sus vidas para lograr sus objetivos empresariales y, como subproducto de ello, el conjunto de la sociedad sale beneficiada en casi todos los casos. Cualquier persona con un poco de criterio sabe que los empresarios, la mayoría de las veces fracasan y se arruinan. La mayoría. Que incluso los que salen adelante pasan por importantes crisis de las que tienen que renacer una y otra vez.
Por ello, cuando un empresario consigue sobrevivir y puede celebrar 40 años de progresos, todos nos debemos de felicitar. Por el superviviente y porque gracias a su actividad empresarial toda la sociedad puede disfrutar de más empleo, de mejores servicios y, como es el caso de Puerto Calero, de un puerto deportivo que es icónico para nuestra isla y archipiélago.
Pero nuestras calles, y le hablo ahora a nuestros lideres políticos, no deberían llevar nombres de empresarios sólo porque hayan conseguido éxitos o relevancia, sino para señalar al conjunto de la población que ser empresario no sólo es algo positivo, sino además deseado y merecedor de honores y respetos. Que cuantos más empresarios haya mejor estará la sociedad y mejor estará Lanzarote. Que haya nombres de calles en favor de nuestros empresarios, en definitiva, es fijar con claridad cuál es el esquema de valores por el cual se debe regir nuestra sociedad.
Podemos elegir para nuestras calles nombres de personas que nunca han puesto un pie en la isla, o podemos elegir el de aquellas personas que han sudado, sangrado y llorado por llevar adelante sus proyectos empresariales y que a todos han beneficiado. Gente que vivió, sufrió y soñó Lanzarote.
Yo tengo oficina en la Avenida de la Mancomunidad, nombre en referencia a la mancomunidad de cabildos, que es algo así como decir en referencia a la nada. Organismos inertes que nadie conoce y que, per se, no han hecho nada por nosotros. Por eso exijo que esta calle cambie de nombre en favor de Avenida de José Calero. Para que cuando de pasos por la misma el nombre no me recuerde a la nada, sino que me recuerde a aquellos que lo dieron todo y con sus acciones consiguieron que nuestra isla alcanzara una mejor posición para todos sus ciudadanos. Y si de paso se hicieron adinerados con ello, pues mejor, porque se lo merecerán.
PD: no conozco personalmente a José Calero y no tengo ningún tipo de relación comercial con sus empresas.