Desde la Asociación Custodia del Territorio Papacría, tenemos la sensación de que para algunas personas los problemas ambientales, cada vez más frecuentes, no va con ellas o son pura charlatanería. Pero cuando la bandera del sinsentido la agita un grupo político o una corporación, el asunto se vuelve insostenible y dramático.
El uso masivo de combustibles fósiles desde la segunda mitad del siglo XIX ha ocasionado y ocasiona una liberación de gases de efecto invernadero liderado por el CO2, a una velocidad y en cantidades jamás vistas.
Mientras las advertencias se suceden y las cumbres sobre Cambio Climático advierten de las consecuencias de continuar con un modelo de sociedad basado en el consumismo y cimentado en materias primas como el petróleo, aquí, en casa, miramos para otro lado, como si el problema no fuera con nuestra comunidad; sin reconocer que el cambio de paradigma, para ser real y efectivo, debe basarse en una transformación de toda la estructura social, donde todas las instituciones deben tener: voz, responsabilidad y voluntad de cambio.
Como parece que hay quien tienen mala memoria, es interesante recordar que la isla de Lanzarote disfruta de un clima tropical a causa de su cercanía al Trópico de Cáncer, su temperatura media anual es de 21 grados centígrados, tiene un bajo nivel de precipitaciones y los días son soleados la mayor parte del año. Con estos datos resultan incomprensibles ciertas decisiones políticas de tinte populista y preocupantes consecuencias.
Una de estas nefastas decisiones, tiene que ver con el anuncio y publicidad de la II feria de la Navidad (Navilan) organizada por el Ayuntamiento de Arrecife del 14.12 al 05.01; una nueva edición que se suma a la interminable lista de eventos en la que está sumida Arrecife, una ciudad con una deriva a parque de atracciones donde los verdaderos problemas continúan sin solucionarse.
Pero regresemos a la feria, donde uno de sus eventos estrella, al igual que en las pasadas navidades, es una pista de hielo cubierta.
Sí, han leído bien, una pista de hielo cubierta al más puro estilo navideño hollywoodense y su interminable lista de películas ñoñas que nos bombardean por estas fechas.
Y todo esto en Lanzarote, una isla, permítannos recordar, que se negó a la construcción de un número ilimitado de campos de golf por el alto consumo de agua potable, las altas emisiones de gases de efecto invernadero y la destrucción del territorio.
Nuevamente y durante tres semanas la organización pretende montar equipos de frío industrial alimentados por un grupo electrógeno diesel para fabricar el hielo.
Y los caprichos salen caros económica y medioambientalmente, pues esto sucede en Lanzarote, no en Islandia. Pero cuando la responsabilidad y el aprecio por el bien común brillan por su ausencia, suceden barbaridades como esta.
Quizás haya quien se interese al saber que cada kilo de diesel emite a la atmósfera 2,67 kg de Co2, junto a gases tóxicos como el monóxido de carbono (CO), dióxido de azufre (SO2), dióxido de nitrógeno (NO2), así como benzeno, tolueno, benzopireno y partículas como el hollín.
No podemos continuar organizando cumbres del clima, acumulando datos científicos fidedignos y marcando límites a la supervivencia de la vida en el planeta mientras disparates como Navilan se llevan a cabo con total impunidad y ninguna responsabilidad.