En el último pleno tuvimos en el Parlamento de Canarias una comparecencia en la que el consejero de Sanidad, Blas Trujillo, rindió cuentas a la Cámara de cómo había sido el proceso de implantación de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE) en Canarias tras su primer año de aprobación y entrada en vigor.
Hablamos de lo que significa para tantas personas, en una situación extrema de enfermedades incurables y gran sufrimiento, la posibilidad de acogerse a este derecho y decidir, con plenas facultades mentales, como quieren que sea su fin de vida.
Eutanasia significa literalmente “buena muerte” y de esto se trata precisamente, de dignificar también ese momento tan trascendental, porque no hay vida sin muerte, como no hay muerte sin vida, dignificar la muerte es por tanto dignificar también la vida, entendiendo lo que significa e implica este proceso y que ambas, vida y muerte, son caras de una misma moneda.
Quienes así lo entendieron y entienden llevan siglos, desde distintos rincones del planeta, luchando porque las legislaciones de los distintos países les escuchen, entiendan este concepto y lo transformen en un derecho.
Legislar para ensanchar derechos es parte de nuestro trabajo en el Parlamento. Así, sobre derechos para el final de vida, se aprobó en la Cámara autonómica de Canarias la Ley 1/2015, de 9 de febrero, de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona ante el Proceso Final de su Vida, en la que las Manifestaciones Anticipadas de Voluntad (testamento vital) adquieren gran relevancia
y que se complementa en 2021 con la Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de Regulación de la Eutanasia, en esta ocasión de ámbito estatal, y por tanto de obligado cumplimiento para todo el Estado.
Otra de nuestras tareas como parlamentarias es el control al ejecutivo, de ahí la solicitud de esta comparecencia al Consejero de Sanidad, para conocer y valorar el proceso de implantación de la LORE en Canarias en este primer año de andadura.
Pero ¡Oh, sorpresa, no fue una comparecencia plana! llovieron críticas y extrañas alusiones por parte de algunas señorías, que a falta de argumentos sólidos políticos en relación al objeto de la comparecencia, pusieron diferentes y peregrinas excusas para no abordar el fondo de la cuestión.
No es mi estilo, como parlamentaria, entrar en pugnas personales ni en confrontaciones. Mi grupo parlamentario, Sí Podemos Canarias, y yo como diputada, podemos estar en las antípodas sobre algunos temas desde un punto de vista ideológico y político, pero procuro siempre mantener el tono, apasionada en defensa de las ideas, pero sin entrar al trapo de las trifulcas y menos en aún en esos espectáculos ruidosos que tan a menudo se dan en otras Cámaras y que a veces -pocas, todo hay que decirlo- también se viven en nuestro Parlamento.
En esta ocasión, y ante un tema tan trascendente, tengo que reconocer el desconcierto que me produjeron algunas intervenciones, no tanto la del PP, que era un poco esperada y cuyo argumento no fue muy diferente al que dieron el año pasado en una comparecencia similar: que si cómo sacábamos ahora este tema con la que está cayendo, que con tanta gente muriendo de COVID hablar de muerte, que si ellos están para salvar vidas, etc…
De verdad, una no sabe si es que no lo entienden o no lo quieren entender, hablar de muerte digna -como hablar de vidas dignas- es oportuno siempre y en todos los contextos, porque siempre hay personas que están muriendo, y ante ese momento es importante tener la información y los apoyos necesarios para poder decidir, mientras tengamos capacidad para ello, como queremos que sea nuestro final.
Y, por supuesto (una entiende que esto no habría que repetirlo, pero al parecer sigue siendo necesario y hay que volver a explicarlo) el hecho de que exista la posibilidad, legalmente regulada, de ejercer el derecho a la eutanasia, a la muerte asistida, cumpliendo los requisitos que establece la ley -una ley extremadamente garantista, no hay que olvidarlo- siendo esta una decisión que solo puede tomar directamente la persona afectada, en plena uso de sus facultades mentales, bien en el presente, o si, habiéndolas perdido, estuvieran registradas en el documento de Manifestaciones Anticipadas de Voluntad (MAV), NO IMPLICA, en absoluto, como cualquier persona entenderá, que nadie se tenga que ver en la obligación de ejercer este derecho.
Ahuyenten los fantasmas, señorías, si es que de verdad los tienen, ni el derecho al divorcio nos obliga a divorciarnos, ni el del matrimonio igualitario obliga a las personas homosexuales a casarse, es muy hipócrita este debate, más cuando sabemos que hay partidos, como el Popular, que se oponen por sistema a la legalización de estos derechos, pero luego son los primeros en divorciarse cuantas veces haga falta, o en casarse entre ellos y ellas sin que se les mueva una pestaña.
Desde luego está claro que al PP la falta de coherencia entre su discurso teórico y sus prácticas no le genera ningún problema, pero eso ya lo sabíamos.
Más me sorprendió el extravagante discurso de Coalición Canaria, que una nunca sabe si van o si vienen, en términos ideológicos son difíciles de catalogar, tienen de todo como en botica, el pegamento que les une, a pesar de tantas diferencias, debe de ser muy potente, supongo que deben ser intereses tan profundos que a muchas vulgares mortales se nos escapan, pero ese es otro asunto.
Lo que me sorprendió, nos sorprendió, es que dijeran que ese debate estaba fuera de lugar en la Cámara ¿De verdad? No salía de mi asombro, hablar de derechos, de muerte digna en Canarias -recuerden nuestra Ley de 2015- después de cumplir el primer año con una ley integral como la LORE, que ensancha derechos para la ciudadanía, que supone un avance histórico, que por fin legaliza que, dentro de la sanidad pública autonómica, se garantice el derecho a la eutanasia
¿Le parece inoportuno, fuera de lugar? ¿Pues dónde consideran algunas señorías que se debería hablar de esto?
Y ya, el argumento de remate fue el de que la LORE es una ley estatal ese si que fue bueno, un argumento de peso, porque, claro, en el Parlamento de Canarias no se puede hablar de leyes estales que son normas de obligado cumplimiento, será que les salió el rejo nacionalista y lo de ‘las Españas’ les queda lejos, pero se ve que solo para este tema, del cual sabíamos poco o nada, porque sobre la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia si que nos gusta hablar, lo que haga falta, pleno sí y otro también
¿Ah, que su aplicación en Canarias depende de la Consejería de Derechos Sociales cuya consejera es la compañera de Podemos Noemí Santana? Vaya, un detalle menor en el que no habíamos caído.
Señorías de CC, argumenten un poco mejor, con un poco de más fundamento, han pasado muchos años gobernando y algún dia, seguramente, volverán a hacerlo.
Sepan que el derecho al fin de vida, a unos buenos cuidados paliativos, a una muerte digna, es tan importante como el derecho a una vida digna, y serán ustedes quienes algún día tengan que gestionarlo, miedo da la frivolidad con la que abordaron algo tan serio y trascendente, y que además, no olviden, de esto no escapa nadie, la muerte es democrática y algún día nos llegará a todas y a todos.
La vida en general ya es dura de por sí, pero para algunas personas lo es mucho más, por eso en mi intervención quise leer parte del testimonio escrito de Estrella López, una malagueña de 57 años que dejó una carta abierta, a toda la sociedad, para ser publicada en el mismo día su muerte, cuando finalmente, después de un tortuoso camino, pudo ejercer su derecho a la eutanasia.
Recojo un fragmento del final: “las leyes necesitan voluntad y medios para aplicarlas. Y en este asunto se requiere, además, una especial sensibilidad humana, que desgraciadamente ha estado ausente en mi caso, a excepción de mis médicas, la de cabecera y de paliativos. Paradójicamente, una ley que trataba de paliar el llamado ensañamiento terapéutico, ha acabado enredada en otro tipo de
ensañamiento, el ensañamiento administrativo. Espero que mi testimonio ayude a quienes vengan detrás.”
Esto ocurrió hace un par de meses en Andalucía, evitar que hechos así se den en nuestra tierra, y que nadie tenga que vivir este sufrimiento añadido en el fin de su vida en Canarias, señorías, era el objeto de nuestra comparecencia.
María del Río Sánchez, Presidenta del Grupo Parlamentario Sí Podemos Canarias