En el acuerdo para la reforma de las pensiones del pasado mes de julio, el Gobierno incluyó un apartado que perseguían las patronales y que firmaron CC OO y UGT: impulsar a que las Mutuas gestionen las bajas laborales comunes de origen traumático con el objetivo de “evitar la prolongación innecesaria de los procesos”. Es decir, alentar a los trabajadores a que vuelvan a trabajar incluso cuando no están bien.
Por si esto fuera poco, la semana pasada la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz (PSOE), mientras participaba en un acto organizado por Nueva Economía Fórum, ha expuesto la intención del Ejecutivo de llevar a cabo una Reforma de la Incapacidad Temporal (bajas laborales), para que éstas sean de mayor flexibilidad en alguno de sus supuestos, y que las mismas permitan incorporarse a la actividad laboral aun estando enfermo. Según ha explicado la ministra Saiz, esta reforma se va a llevar desde «la voluntariedad y la garantía de la salud y la seguridad», declarando que habrá supuestos en los que algunas personas de baja puedan incorporarse a trabajar, poniendo como ejemplo: “Una persona que tiene cáncer se está recuperando y quiere, voluntariamente, trabajar a media jornada o unas horas al día, y la medicina y los tratamientos actuales lo permiten”. La ministra insiste en que la baja flexible se adapta a la “nueva realidad”, y por nueva realidad se refiere a los “tratamientos médicos” y “tecnología”.
Esta nueva propuesta nace con un objetivo claro: que Seguridad Social y las Mutuas abonen menos prestaciones. Nos parece un absoluto disparate porque ataca directamente a la salud de las personas trabajadores. El gobierno progresista tiene que cambiar su mentalidad mercantilista en temas de salud, es fundamental poner la salud de los trabajadores en el centro, cuidarlos y protegerlos de una vida laboral de continua explotación, precariedad y estresante.
Recordemos que las bajas médicas las expide un facultativo, es decir, una persona formada, con estudios en medicina y la experiencia suficiente como para determinar que una persona no puede desempeñar su trabajo y discernir la longevidad del proceso. No olvidemos que la razón de ser de la baja laboral es garantizar la recuperación de las personas en situación de enfermedad. La idea de «flexibilizar» las bajas laborales, lo que haría es poner en peligro la recuperación de las personas trabajadoras que se encuentran de baja, y por supuesto, poner en bandeja a la patronal el aprovechamiento de esta reforma para que dichas personas sigan trabajando bajo un supuesto cambio o adaptación del puesto de trabajo, algo que por experiencia sabemos de sobra que muy pocas veces se lleva a cabo.
Esta nueva ocurrencia «flexible» del Gobierno progresista, la cual esperemos que no vaya más allá de la bravuconada expuesta por la ministra en un desayuno con empresarios. Si al Gobierno realmente le preocupa el aumento del coste económico de las bajas laborales lo que debe hacer; es ser más vigilante con las empresas que de manera sistemática incumplen con la LPRL (Ley de Prevención de Riesgos Laborales) que provoca riesgo en la salud de las personas trabajadoras, y por otro lado, llevar a cabo políticas que permitan una mejora de la salud de las personas trabajadoras y una conciliación real de la vida laboral y familiar/personal, la reducción de la jornada laboral de manera sustancial manteniendo el mismo salario, algo que sin duda bajaría, y mucho, los niveles de estrés y de ansiedad entre otras patologías, que genera en las personas. Bajo nuestro punto de vista estos son los caminos no lesivos para la clase trabajadora, en vez de volver a trabajar estando enfermo y con las mutuas apremiando.