Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la llegada de turistas extranjeros a España nos da una perspectiva negativa de la situación de uno de los grandes motores económicos del país (supone el 15% del PIB nacional y el 34% de la economía de Canarias). Y que afecta, directamente, a Lanzarote. Dichos datos muestran que la tasa de crecimiento con respecto a los dos años anteriores se ha reducido, lo que invita a pensar en un enfriamiento o estancamiento en la economía y en el turismo.
Actualmente, Canarias es el primer destino de los turistas extranjeros que llegan a España, suponiendo el 20% del total de visitantes según datos de Promotur Esto significa que, cualquier descenso en el número de visitantes, afectará de manera inexorable e inmediata a la región. Por lo que tenemos que ser cuidadosos y estar muy atentos a los datos que se van presentando.
Existen diversas razones que explican el descenso del número de visitantes, pero principalmente se deben al incremento de la competencia turística por parte de otros países. Por ejemplo, la reapertura de destinos más baratos y con una oferta similar de 'sol y playa' como Egipto, Turquía o Túnez que, además, disponen de una oferta cultural mucho más atractiva dada la expectación que ofrecen sus culturas históricas. Según hosteltur Egipto lleva registrando una tendencia al alza desde 2016, pasando de 5,63 a 8,3 millones de visitantes extranjeros. Además, la perspectiva es que alcancen los 25 millones en 2020. Estos datos podrían no suponer una amenaza para aquellos lectores de perspectiva pequeña, pero junto a los datos del INE y desde un punto de vista amplio suponen una amenaza al principal motor económico de las Islas. ¿Por qué? Porque todos los mercados turísticos están relacionados y se hacen mutuamente la competencia. Así, dos destinos turísticos que ofertan lo mismo (sol y playa) tendrán que aumentar su atractivo por medio de la diversificación de su oferta turística o la reducción de sus precios, y en este caso Egipto es más barato y tiene una cultura milenaria que resulta excesivamente atractiva. Hasta ahora y, desde el 2010, la ventaja había sido para España dada la seguridad ofrecida al extranjero pues, todo visitante prima dicho factor en su visita a otros países. El problema para Canarias comienza cuando países como Egipto o Túnez empiezan a dejar atrás las revoluciones de la 'Primavera Árabe' al tiempo que logran una mayor estabilidad y seguridad interna. Esta percepción de seguridad junto a unos precios reducidos se traducen en la desviación del turismo hacia dichos países por parte de los touroperadores. Asi lo hicieron constar en mayo de 2018
Pero lo que está sucediendo no es nada nuevo, ni tampoco es inevitable. El mercado español y canario ya venía siendo avisado desde hace mucho tiempo de que dichos países eran una amenaza para nuestro turismo. Por ejemplo, en 2010 (la Primavera Árabe se inició en diciembre de dicho año), Egipto recibió su hasta ahora récord de turistas extranjeros con un total de 14 millones de visitantes para, posteriormente, sufrir un receso que le ha llevado hasta los 5.3 millones en 2016 y los 8,3 millones en el año 2017. El mismo año del récord egipcio, en Canarias alcanzamos la cifra de 10,43 millones , y desde entonces la cifra ha ido en aumento hasta alcanzar los 15,98 millones en el año 2017. Pero este dato por sí sólo no significa mucho. Ya en el periodo 2003-2010 podemos observar un comportamiento similar. En 2003, Canarias recibió 9,8 millones de turistas, sufriendo una reducción paulatina y un estancamiento hasta alcanzar la cifra de 7,8 millones en 2009. En ese mismo periodo, Egipto paso de 5,7 a 12 millones. ¿Coincidencia? No.
El turismo es una de las fuentes de ingresos más importantes para países como Marruecos, Egipto, Túnez o Turquía. En el caso de nuestro vecino, el turismo supone la segunda fuente de empleo y un 8% de su PIB. Sus playas, su desierto, sus 'zocos', su historia, sus precios y el hecho de mantenerse como un país tradicional, lo convierten en un destino turísticos de moda. Los conejeros lo sabemos, y el que haya ido a la Panda Raid o a Marrakech lo podrá aseverar. Por tanto, es natural pensar que harán todo lo posible por arrebatar turistas a destinos obsoletos o carentes de una oferta renovada e interesante que además tienen unos precios demasiados elevados. Asi, es importante que Canarias diversifique su oferta turística sobre la base de un pilar central de 'sol y playa'. Necesitamos ser más competitivos, ofrecer mejores servicios y más calidad en las actividades de ocio y cultura porque nuestro modelo económico nos impide reducir en demasía nuestros precios. Y ese es nuestro talo de Aquiles. Tenemos el clima, las infraestructuras y la seguridad necesaria para convertir a Canarias en un destino turístico permanente, pero para ello debemos aprovecharnos de los elementos que he mencionado. Por ejemplo, resulta un tanto decepcionante que celebrando el 2º Ironman más duro del mundo (atrae a 1500 deportistas de todo el mundo), Lanzarote no disponga de una vía de ciclistas que permita un recorrido seguro para estos al mismo tiempo que hace posible evitar los accidentes y los retrasos en los trayectos de vehículos que realizan tours turísticos o transportan mercancías, por no decir a los propios trabajadores o turistas que van en coche de alquiler. Esto supondría un atractivo para una ingente cantidad de turistas deportistas que ven peligrar su vida al salir a las carreteras montados en sus bicicletas, y que suponen el 2% del PIB turístico según la Organización Mundial del Turismo. Es más, según Juan A. Carreño Clemente: "en 2013 el 8,7% de turistas que visitaron Lanzarote lo hicieron por motivos deportivos". Este dato nos ofrece una ventana de posibilidades que el mismo autor expone en su estudio "Impacto de la organización de eventos deportivos internacionales en Canarias sobre la actividad turística. El Ironman de Lanzarote" y que no deberíamos obviar ni los conejeros, ni los políticos. En el apartado cultural tenemos otro ejemplo que resulta ilógico y es que no se potencie la recuperación de las grandes salinas de Arrecife o se convierta en museo las Salinas de Janubio, tal y como han hecho en La Palma con las Salinas de Fuencaliente.
Es evidente que podría divagar líneas y líneas de propuestas para mejorar la isla y aumentar su oferta para hacerla más atractiva, pero también es cierto que no sólo ahí conseguiremos solucionar el problema de la competitividad. También es importante que el sector empresarial se preocupe por mejorar la calidad del servicio y la atención del cliente. Asi, es incomprensible que en el periodo comprendido entre 2011 y 2017, la tasa de paro haya pasado sólo de un 34% a un 18,50% en Lanzarote. Este descenso supone 10.000 empleos, siendo 5.000 en el sector hostelería según datos de http://www.datosdelanzarote.com/index.asp . Y resulta incomprensible si observamos que el número de visitantes extranjeros en Lanzarote aumento en 1 millón, y que los ingresos totales (Hoteleros) han pasado de 254 millones en 2011 a 429 millones en 2016 gracias a una subida de la tarifa media y la tasa de ocupación según el anuario estadístico de Lanzarote de 2016, página 73. Y digo sólo porque tampoco es comprensible que, técnicamente el nivel de gasto en personal se mantenga en la mayoría de los hoteles de la isla mientras los ingresos aumentan. ¿A qué turista, español o extranjero, le gusta pagar un todo incluido y tener que hacer cola en el buffet, en el bar piscina o esperar mientras terminan su habitación a las 16:00 de la tarde? A mí no, y lo he vivido en Lanzarote. Y seguramente a nadie que se desembolse 300-500 euros por un par de noches en un hotel de 5 estrellas. Resulta un tanto deprimente saber que en destinos más baratos la calidad del servicio y la atención al cliente resulte acorde al nivel del hotel, mientras aquí es todo lo contrario. Y con esto no digo que no existan buenos hoteles en Lanzarote, que los hay.
Si uno se para a meditar lo que acabo de exponer, podría llegar a la conclusión que la 'crisis' turística sufrida en Canarias entre 2003 y 2010 podría haber desarrollado una postura de explotación cortoplacista en los empresarios hoteleros en el periodo posterior, a sabiendas de que el 'pastel' podría acabarse en cualquier momento. De ahí que no hayan aumentado el gasto de personal y que estén acumulando ingresos a base de explotar al trabajador y al turista. Aunque, viendo los datos, es seguro que muchos hoteleros estarán empezando a preocuparse. Si a esto le sumamos cierta incapacidad gestora de nuestros representantes públicos la cosa pinta fea. Solo hay que recordar la inverosímil propuesta de un nuevo aeropuerto o la afirmación de cierto político sobre la inexorable ampliación de las plazas turísticas en Lanzarote. El problema de todo esto radica en que el trabajador y, por ende, el propio conejero de a pie será el que sufra las consecuencias de un empresariado y un grupo de políticos incapaces de concebir el desarrollo de un turismo que favorezca a todos y que sea capaz de competir contra lo único que no podemos competir, el precio de los destinos de países como Egipto o Turquía. Ampliar la oferta, mejorar la calidad y hacer de Canarias (y Lanzarote) un destino que valga su precio es una prioridad que deberían de poner sobre la mesa mañana mismo todos los actores sociales de la isla, porque cuando mañana sea tarde nadie podrá negar que no se vio venir.
Por Alejandro Pérez O'pray, Estudiante de Ciencias Políticas por la UNED.