En este 2025, celebramos un hito histórico: hace cincuenta años, la sociedad española, en medio de una profunda incertidumbre política, decidió apostar por la democracia y la libertad. Fue una decisión valiente que transformó nuestro país y sentó las bases de una España moderna, plural y solidaria. Hoy, como Director Insular de la Administración General del Estado en Lanzarote, quiero reflexionar sobre esta efeméride y su trascendencia para nuestra sociedad.
El proyecto “España en libertad” tiene tres objetivos claros: celebrar la transformación económica, social e institucional de estas cinco décadas; homenajear a quienes hicieron posible este éxito colectivo, y transmitir a las nuevas generaciones la importancia de proteger y fortalecer nuestra democracia. Este último objetivo resulta especialmente relevante en un contexto global donde el autoritarismo y los discursos reaccionarios ganan terreno.
Los datos hablan por sí solos. Durante la dictadura franquista no había libertad de prensa ni de expresión, se perseguía a los homosexuales, y las mujeres vivían bajo un sistema patriarcal que las relegaba al ámbito doméstico. España era un país pobre, aislado y sin oportunidades. Hoy, gracias al esfuerzo colectivo, nuestra democracia ha permitido un progreso sin precedentes, que se refleja en una sociedad más libre, justa y próspera.
Sin embargo, la democracia no es un logro inamovible. Su defensa requiere un compromiso diario, especialmente frente a quienes intentan banalizar los avances logrados o añoran un pasado de opresión y carencias. Desde Lanzarote, una isla que encarna los valores de convivencia y pluralidad, debemos reforzar nuestro compromiso con estos principios.
Es inevitable cuestionarse si estas celebraciones pueden dividir a la sociedad. La respuesta es clara: la reivindicación de la democracia no divide, une. Quienes argumentan lo contrario están defendiendo posiciones que, implícitamente, ponen en cuestión los valores democráticos. En este contexto estoy convencidos de que la inmensa mayoría de la ciudadanía celebra vivir en libertad y rechaza cualquier nostalgia por un pasado autoritario.
Como sociedad, también debemos ser críticos con las ausencias significativas. La falta del Partido Popular en las celebraciones refleja, una vez más, una incomodidad inexplicable con la crítica al franquismo y con la defensa del legado democrático. Es inconcebible que cualquier demócrata se niegue a reconocer y celebrar la etapa más luminosa de la historia reciente de España.
Por último, recordemos que España no está sola en esta conmemoración. Países de nuestro entorno han celebrado aniversarios similares, destacando el valor de sus transiciones democráticas. Sigamos ese ejemplo, no solo para recordar el pasado, sino para construir un futuro que honre el sacrificio de quienes nos precedieron y garantice a nuestras generaciones futuras una democracia sólida y duradera.
Hoy, 50 años después, podemos decir con orgullo que la apuesta por la libertad fue la mejor decisión que pudo tomar nuestra sociedad. Sigamos trabajando juntos, desde Lanzarote y desde toda España, para que este legado democrático siga siendo el pilar fundamental de nuestro progreso.