César Manrique es mucho más que un Centenario, que unas exposiciones, que una serie de fotografías inéditas...

24 de abril de 2019 (17:03 CET)

Cuando se carece de verdadero compromiso militante, donde el pensamiento tiene el deber y la obligación de ir acompañado siempre e inseparablemente de acción constante y coherente, se recurre a la organización de eventos, de aniversarios, de celebraciones institucionales. Pura frivolidad y traición manifiesta al homenajeado. 

Ahora mismo, en esa hermosa isla de Lanzarote, se pueden visitar diversas exposiciones para que podamos disfrutar de la obra y recordar a César Manrique, un hombre de acción, un artista renacentista que vivió un tiempo convulso. Bueno, sinceramente todos los tiempos que vivimos o vivirán nuestros hijos y nietos son siempre convulsos y caóticos. 

Pero César Manrique, el verdadero César Manrique se encuentra vivo y late todavía en cualquier rincón de esa isla, a pesar de los disparates urbanísticos que los diversos gobiernos de Lanzarote han permitido cometer a empresarios sin escrúpulos y carentes de visión de futuro. Y no olvidemos nunca nuestra propia responsabilidad, pues todos esos atropellos y atentados urbanísticos y paisajísticos se han cometido con total impunidad, gracias a nuestra pasividad y cobardía.

Reducir el homenaje a César Manrique a exponer unas fotografías inéditas, o recordar sus hitos arquitectónicos, constituye una burla inadmisible a uno de los artistas más completos y desconocidos que ha dado una de las islas más hermosas de Canarias.

Las acciones de protesta de César Manrique, su defensa tenaz de la arquitectura popular de Lanzarote y su matrimonio con el paisaje, su pintura volcánica... no se pueden comprender y disfrutar si no se visita con calma y serenidad la isla de Lanzarote. Para entender y hermanarse con César Manrique, se deben leen sus breves, pero contundentes escritos de denuncia, hoy casi completamente inaccesibles en internet.

Y por supuesto es preciso y obligatorio escuchar las conversaciones mantenidas con el fotógrafo suizo Linus G. Jauslin, que una emisora radiofónica ha sacado a la luz recientemente, donde César Manrique no tiene reparo en pronunciarse contra los reyes del postureo, los charlatanes de feria, los falsos activistas, los depredadores, políticos e inquisidores, que han convertido Lanzarote en un isla sin identidad ni alma.

Pero ¿para qué debe servir el centenario de César Manrique? Además de para que algunos logren elevar y proyectar públicamente su ya gran ego, aumentando su curriculum profesional, debe ser un instrumento que recupere el pensamiento activo y buen hacer de un artista que, injusta y miserablemente, ha sido relegado a un espacio nostálgico, a un altar donde todos los oportunistas esperan hacerse la fotografía, reclamando ser sus herederos, aunque todos ellos no pasan de ser unos impostores e impresentables.

César Manrique decía hace muchos años "que todo está interconectado y que la ocupación desmedida del suelo acaba destruyendo a la naturaleza, y por tanto, al ser humano."

Es momento de que las celebraciones y los centenarios nos ayuden a reflexionar, recuperando el espíritu y el compromiso que tuvo César en su época. Las generaciones futuras no nos perdonarán jamás nuestra inercia, nuestra ausencia de valentía.

César Manrique es mucho más que un Centenario, unas exposiciones oficiales, unas notas de prensa... César es y será siempre un artista total y comprometido, un militante entusiasta en favor de la vida, que aspiraba a integrar el arte con el paisaje, ese espacio donde los humanos hemos voluntariamente sido expulsados.

Ah. Y no se olviden de elevar la mirada hacia el cielo, para que puedan ser abrazados por las nubes que bailan en homenaje al artista de Lanzarote hoy.

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