Tenemos una burguesía atrofiada, ante el poder de los capitales transnacionales que supera al socio colonialista de ayer y hoy. Y por otra parte están esos trabajadores aburguesados, convencidos de haber subido un escalón en su estatus social y esperando que todo el año sea agosto, para reunir la fortuna de sus hijos y afirmar que "se hicieron ricos de tanto trabajar" mientras la burguesía local los sigue engañando y morirán esperando o cerrando.
Una burguesía que recibe palmaditas en la espalda cuando pone a los representantes de las multinacionales en contacto con los representantes políticos, para pactar más establecimientos de multinacionales en el suelo de quienes representan: de quienes los pusieron en el poder político. Esa burguesía que da palmaditas en la espalda a los pequeños empresarios, animándolos a subirse al carro del capitalismo y a descalificar a los trabajadores, pretendiendo hacerles partícipes de su ceguera y que no vean que el "pequeño empresario" es realmente un "gran trabajador" y no deja de ser clase trabajadora hasta que pacta con el demonio y explota desmesuradamente a sus semejantes, posiblemente, cayendo en varias "irregularidades" o ilegalidades por el camino. A veces se convierten en una parte de nuestra sociedad que apesta de verdad y excluye al resto.
Olvidaron que una gran porción de los salarios que se pagan, o se pagaban, iban destinados a un sistema de pensiones y a las ayudas sociales. Las mismas que ahora desaparecen o merman descaradamente en los presupuestos políticos. Esas que estaban para evitar que los trabajadores no cayeran en la indigencia o en el peligro de la exclusión social, si bajaba la demanda de mano de obra. Unas arcas alimentadas con una importante fracción de los salarios de personas y no de donaciones de quién siempre calculó la rentabilidad entre la producción real de un trabajador y el coste que le produciría. Las empresas nunca fueron oenegés, son ellos quienes primero lo afirman.
La burguesía Canaria de hoy está más en el limbo que nunca. Pero esos pequeños empresarios o esos autónomos obligados que antes trabajaban por cuenta ajena, no se sabe cuando alcanzaron una categoría "superior" al resto de la clase trabajadora. ¿Acaso piensan que con quien ha embargado el poder político a los capitales transnacionales les va a ir mejor que con la nueva fórmula que planteamos nosotros?
Como defensa a las multinacionales planteamos, además del freno a nuevas instalaciones, la asociación local en cooperativas nacionales de productores; las cooperativas de consumidores, garantizando el consumo de lo producido aquí; unas políticas que prioricen la economía social, garantizando el presente y futuro de cualquier ciudadano, al poner en marcha cuestiones tan importantes como la renta básica; la concordancia del consumo de un porcentaje obligado de los productos locales en los establecimientos turísticos y, por lo tanto, entre esos 12 millones de población flotante que pasa anualmente por el Archipiélago, etc.
Hay que abrir los ojos cuando los cambios que se plantean son para mejor y ya es hora de que los autónomos y pequeños empresarios exijan a la hacienda local mejores condiciones y notable diferenciación con la gestión actual.
En ANC, tenemos bien claro que la RIC y el REA no benefician a la economía de las familias canarias y por lo tanto tampoco al pequeño comercio y las empresas locales. Nosotros implantaremos un Desarrollo Sostenible en la ordenación de la economía. Así como una economía Canaria que gire en base a los ejes que son las empresas pequeñas y el cooperativismo, para atraer una economía social y solidaria. Y para generar un modelo industrial que fortalezca el desarrollo social en Canarias. Porque tenemos consciencia de que la forma de crecer como Pueblo es no dejar un reguero de caídos por el camino, sino caminar todos juntos.