El consejero delegado de la aerolínea irlandesa de bajo coste Ryanair, Michael O'Leary, busca que los pasajeros solamente puedan consumir dos bebidas alcohólicas en los aeropuertos para combatir incidentes antes y durante los vuelos. Así lo explicó en una entrevista publicada este miércoles por el diario británico The Telegraph.
De esta manera, busca evitar que se repitan escenas bochornosas como las sufridas en diferentes trayectos turísticos desde Lanzarote, donde diferentes vuelos se han tenido que dar la vuelta a causa de pasajeros conflictivos que estaban bajo los efectos del alcohol.
El máximo responsable de la aerolínea irlandesa recordó que los casos de altercados con violencia a bordo de los aviones han aumentado este verano y ocurren ahora cada semana, sobre todo en ciertas rutas a destinos vacacionales.
O'Leary indicó que las agresiones a la tripulación son su mayor preocupación, si bien advirtió de que los enfrentamientos entre pasajeros son cada vez más frecuentes debido, según él, a la mezcla de alcohol con "polvo y pastillas", en referencia a sustancias estupefacientes.
En su opinión, las autoridades aeroportuarias deberían imponer un límite de dos bebidas alcohólicas por cada tarjeta de embarque para atajar el riesgo de altercados, que también aumenta, dijo, con los retrasos que afectan a algunos aeropuertos, con más tiempo de espera para consumir.
Aunque Ryanair comenzó recientemente a registrar el equipaje de pasajeros en las rutas desde el Reino Unido a la isla española de Ibiza para evitar que embarquen con botellas de alcohol, O'Leary aludió a las dificultades para identificar a gente intoxicada, sobre todo si viajan en grupo.
"Mientras puedan mantenerse en pie y moverse, podrán pasar. Luego, cuando el avión despega, es cuando vemos el mal comportamiento", expuso.
El consejero delegado de Ryanair, líder en Europa de sector de vuelos económicos, indicó que los trayectos desde aeropuertos británicos a destinos "de fiesta" son particularmente problemáticos, pero precisó que también ocurren en sus operaciones en Irlanda y Alemania.
"Antes, la gente que bebía demasiado acababa desplomándose o quedándose dormida. Pero ahora esos pasajeros también toman pastillas y polvos. Con esa mezcla, tienes comportamientos mucho más agresivos y muy difíciles de controlar", subrayó O'Leary.
Los aeropuertos,"por supuesto", se oponen, lamentó, "que sus bares no sirven a pasajeros borrachos", si bien sí lo hacen "a los acompañantes del viajero ebrio".
"Lo que pedimos no afectará a sus beneficios. Los bares pueden seguir vendiendo sus bebidas y comidas. Sin embargo, las agencias gubernamentales en el Reino Unido y en toda Europa no se lo toman en serio", concluyó O'Leary.