Las Bodegas El Grifo de Lanzarote son las que más tiempo llevan en Canarias produciendo vino de manera ininterrumpida y, además, están entre las diez más antiguas de España.
Este año cumplen dos siglos y medio de historia, una historia que comparte con Ekonomus, uno de sus propietarios, Juan José Otamendi.
“Consideramos fundador de El Grifo al venerable don Antonio, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, iglesia matriz de Lanzarote, aunque su padre ya hacía vino en la zona de El Grifo, que entonces era un paraje”, explica Otamendi.
“Fue comprando tierras en la zona y levantó el lagar cubierto en 1775, aunque eso no lo supimos hasta hace unos 15 años, cuando se descubrió una piedra que decía ‘Jesús, María y José, Grifo, 1775’ y pudimos precisar la fecha en que se levantó el lagar cubierto”.
Solo habían pasado un puñado de décadas desde las últimas erupciones de Timanfaya, que darán lugar a La Geria tal y como la conocemos y el desarrollo del cultivo del vino en Lanzarote.
Otamendi comparte que no existen documentos que atestiguen la producción de vino en Lanzarote con anterioridad, aunque sí la de uva y pasas, mientras que sí existen sobre Fuerteventura.
En la isla vecina “llegó a producirse vino por parte de los normandos en torno a 1450”, en los terrenos conocidos como la Viña de Anibal, que luego pasarían a ser propiedad de los marqueses de Lanzarote que entonces tenían también jurisdicción sobre Fuerteventura .
De regreso al Grifo, Otamendi cuenta que, a la muerte del párroco fundador de las bodegas, la propiedad, la bodega pasó a su sobrino y después a la familia Castro, que fue la propietaria durante tres generaciones hasta que “en 1880 se la vendieron a mi bisabuelo materno”.
El vino de El Grifo y el mundo de la cultura
Bodegas El Grifo ha recibido visitas de numerosos personajes ilustres. De la política, Otamendi confirma la presencia de varios ministros y de la cultura, han tenido un papel especialmente relevante José Hierro, José Saramago y César Manrique.
El poeta José Hierro, galardonado con el Cervantes y el premio nacional de literatura, “inauguró la biblioteca temática que tenemos sobre Lanzarote, el vino y la viticultura. Le gustaba bastante el vino, aunque lo tenía contraindicado”, comparte Otamendi.
Por su parte, el Nobel José Saramago, que residía en Lanzarote, también tenía una relación especial con El Grifo.Apadrinó la biblioteca y además redactó el prólogo para un libro del propio Juan José Otamendi "La tonelería tradicional y los vinos de Canarias”, editado por la bodega al estrenar el nuevo milenio.
También César Manrique tuvo un papel muy relevante. Gracias a él existe hoy el museo de El Grifo en la bodega antigua, perfectamente preservada. “Cuando mi hermano y yo cogimos las riendas a finales de los años 70 quisimos darle un vuelco tecnológico a la bodega antigua y César se alarmó porque quería conservarla como era, incluida su maquinaria tradicional”. “Le hicimos caso y decidimos hacer una nueva bodega. Años después la antigua se convertiría en nuestro museo”.
Manrique también fue el creador del símbolo de la bodega y creó una etiqueta propia para su semidulce. Además, comparte Otamendi, “siempre que tenía exposiciones en Alemania se llevaba unas cajas de malvasía, así que podemos decir que nuestro primer exportador fue César.
La gran transformación vitivinícola de Lanzarote
A principios de los años 80 se produce la gran transformación vitivinícola de Lanzarote en la que El Grifo es una de las grandes protagonistas.
“Hasta entonces se vendía todo a granel, íbamos a contra corriente, los primeros años no tuvimos beneficios, pedimos créditos para comprar depósitos, construir instalaciones y empezamos a embotellar”, comparte el propietario de las bodegas.
En 1981 Bodegas el Grifo ficha al mítico enólogo Felipe Blanco, que “transformó los vinos de Lanzarote diez años antes que los de Tenerife” como Director Técnico y Gerente de Bodegas El Grifo.
Gracias a Blanco, Bodegas el Grifo se posicionó como una de las bodegas más importantes del país. En 1983 consiguió que el malvasía semiseco del año anterior fuera considerado uno de los mejores blancos en España.
Hoy El Grifo posee 65 hectáreas de viñedo y además compra uva a unos cien viticultores de la isla para producir unas 300.000 botellas de vino al año.
De ellas, en torno a un 45% se consumen en Lanzarote, mientras que otro 30% va al resto de Canarias. El resto se reparte entre los clientes de la península y algunas exportaciones a Estados Unidos, Reino Unido y Alemania.
