¿Despedir es la única opción? Otras formas de salvar una pyme en crisis

Busca ayuda legal y laboral externa si no puedes evitar la alternativa de la reducción de personal

24 de enero de 2025 (10:21 CET)
empresario preocupado

Las facturas se acumulan, los números no cuadran y la presión por tomar decisiones pesa más que nunca. Y ahí, en ese caos, surge una idea recurrente: despedir personal. Pero ¿de verdad es la mejor salida o simplemente la más rápida?

Despedir afecta, y mucho. No solo al equipo, que se queda con la incertidumbre y la frustración, sino también a la reputación y hasta a la estabilidad del propio negocio. Antes de tomar una decisión tan drástica, nosotros te recomendamos que pares, analices bien la situación y valores todas las opciones con mucha calma.

 

Diagnosticar el problema de fondo

 

El primer paso para salir de cualquier bache es entender de dónde viene el problema. ¿Es solo una caída puntual en las ventas? ¿Hay problemas estructurales en el modelo de negocio? ¿Los costes han aumentado de pronto? No sirve de nada poner parches si no sabes qué está fallando realmente.

Para empezar, tienes que hacer una revisión a fondo de tus cuentas. ¿Cómo está el flujo de caja? ¿En qué se está yendo el dinero? ¿Hay gastos que no sirven para nada?

También es importante mirar más allá de los números y observar cómo está trabajando el equipo: ¿el ambiente está tenso? ¿Hay falta de comunicación? ¿Están desmotivados?

En muchos casos, contar con un asesor financiero externo puede ser de gran ayuda. Alguien con experiencia y sin vínculos emocionales con el negocio puede aportar una visión más objetiva y detectar áreas de mejora que quizás tú estés pasando por alto.

 

Reducir costes sin reducir a tu equipo

 

Reducir gastos no significa necesariamente recortar en personal. De hecho, a largo plazo, no sería raro que una reducción de la plantilla acabase pasando factura. Antes del despido, hay opciones que pueden ayudar a reducir costes manteniendo a toda la plantilla.

Por ejemplo, una opción es la reducción temporal de jornada. Consiste en acordar con los empleados una disminución de horas y, proporcionalmente, del salario. Así pueden mantener los puestos de trabajo, y el impacto de la crisis se reparte de forma equilibrada.

Otra posibilidad es suspender temporalmente bonificaciones o incentivos adicionales, siempre explicando de forma transparente la situación.

El teletrabajo es otra herramienta. Al dejar la oficina o el local, vas a ahorrar en costes de alquiler, suministros y transporte, lo que supone un alivio económico considerable sin afectar al rendimiento.

En cualquier caso, lo más importante es que te comuniques de forma honesta con tu equipo. Explicar con claridad la situación y las medidas que se están valorando genera confianza y un compromiso mucho mayor que tomar decisiones unilaterales.

 

Renegociar los contratos con proveedores

 

Muchas veces, damos por hecho que los contratos externos no se pueden negociar y pensamos que es más fácil reducir la plantilla. Sin embargo, la mayoría de proveedores prefieren mantener un cliente que perderlo, lo cual te da la oportunidad de proponerles un ajuste en vuestros acuerdos. De nuevo, “hablando se entiende la gente”.

Plantea con sinceridad tu situación y busca acuerdos que beneficien a ambas partes. Por ejemplo, está la posibilidad de ampliar los plazos para pagar, fraccionar facturas o incluso negociar una reducción temporal de tarifas. También puedes proponer colaboraciones a largo plazo o acuerdos de exclusividad a cambio de mejores condiciones.

Ten claro que negociar no es pedir descuentos porque sí. Se trata de buscar soluciones creativas y beneficiosas para ambas partes, manteniendo una relación de confianza.

 

¿Es posible abrir nuevas fuentes de ingresos?

 

Para los autónomos y las pequeñas empresas, quedarse quieto no suele ser una opción. Está en su ADN innovar y buscar nuevas formas de generar ingresos.

¿Es viable ampliar la oferta de productos o servicios? Quizás puedas adaptar tu propuesta actual a las nuevas necesidades del mercado o lanzar un producto digital, como cursos o asesorías online. También puedes buscar colaboraciones con otras empresas para ofrecer paquetes combinados o soluciones conjuntas.

Un pequeño ajuste en tu modelo de negocio puede abrir nuevas vías que quizá no valorabas porque estabas demasiado centrado en seguir tu plan.

 

Buscar ayuda legal y laboral externa

 

Aparte del clásico despido, hay otras opciones, como la ya mencionada reducción de jornada, los ERTE o la suspensión temporal de empleo. Es probable que tus empleados no acepten este tipo de soluciones con alegría, pero seguro que las prefieren a quedarse sin trabajo.

También hay formas de mejorar la contabilidad y la fiscalidad que quizá no estás valorando.

Para poder ver todas las opciones y plantearlas bien, necesitas la ayuda de profesionales especializados: asesores fiscales, Abogados Despidos Procedentes, profesionales de Recursos Humanos… Todos ellos pueden ayudarte a buscar salidas y, sobre todo, a evitar errores que agraven la situación.

Por supuesto, no te olvides de que algunas administraciones públicas ofrecen ayudas y subvenciones para pymes en crisis.

 

Conseguir clientes distintos a los que ya tienes

 

Seguro que te suena eso del riesgo de “poner todos los huevos en la misma cesta”. Ante tiempos difíciles, es mucho mejor tener varias opciones que solo una. Por eso, tienes que trabajar en diversificar tu cartera de clientes.

¿Qué significa esto? Que te toca estudiar otros mercados o adaptar tus productos para llegar a otro tipo de público. 

Además, si todavía no lo has hecho, trabaja para que tu empresa tenga presencia online, busca ayuda externa para mejorar el marketing y haz campañas de captación de clientes. Tampoco te vendrá mal asistir a eventos para hacer networking y ampliar tu red de contactos.

Cuanto más variada sea tu cartera de clientes, más resiliente será tu negocio frente a los imprevistos.

 

Motivar al equipo para que te respalde

 

Siempre necesitas que tu equipo esté al 100 %, pero ante una crisis tienes que encontrar la manera de que su ánimo no decaiga. Si los empleados creen que no hay salida, te ven perdido y empiezan a tener miedo por perder su trabajo, lo más probable es que empiecen a trabajar peor.

Si quieres que sigan contigo, tienes que transmitirles confianza y profesionalidad. Hazles ver que estás esforzándote para salir adelante, que no quieres perderlos y sé honesto con ellos: necesitas su ayuda. 

Si consigues que interioricen que son parte de la solución, van a remar contigo hasta que la empresa vuelva a funcionar como antes.

 

Analizar la forma de trabajar

 

Cuando una empresa lleva tiempo funcionando y no se lleva a cabo una mejora continua, los procesos se acaban enrareciendo y volviendo poco eficientes, lo que se traduce en una pérdida de tiempo y dinero.

Automatizar tareas administrativas, implementar herramientas de gestión de proyectos y reducir pasos innecesarios son solo algunos ejemplos de lo que puedes hacer. A veces, pequeños cambios en la cadena de producción o la digitalización de algunas tareas pueden sacar al negocio del bache.

Para analizar esto, tienes que cuestionarte cada proceso: ¿es realmente necesario? ¿Se puede simplificar? ¿Hay herramientas tecnológicas que puedan hacerlo más eficiente?

Cuidar la salud mental del empresario

 

Por último, pero no menos importante, está tu bienestar. La presión, la toma de decisiones y la incertidumbre te van a pasar factura si no cuidas de ti mismo.

En este punto, te recomendamos que intentes delegar responsabilidades, que busques apoyo profesional y que hagas todo lo posible por mantener un equilibrio entre tu vida personal y laboral.

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