Ekonomus ha entrevistado a Natasha Meah, directora de Europe Business Finance (EBF) Consulting y miembro de Cámara de Comercio de Lanzarote, y a Daniel Trigg, presidente de Lanzarote Business Association, que aglutina a la mayor parte de los empresarios británicos en la isla.
En los últimos meses, diversas encuestas, tanto públicas como privadas arrojan que la mayoría de los británicos se arrepiente del Brexit. En el último barómetro en el Reino Unido, el 58% de la ciudadanía lamenta la decisión de desvincularse de la Unión Europea. A nivel económico, el efecto negativo en las cifras macroeconómicas se cifra entre el 3 y el 6% del PIB británico.
Para los residentes británicos de Lanzarote, la mayor comunidad de extranjeros en la isla, la preocupación por el Brexit no se centra tanto en asuntos macroeconómicos, sino más bien en las dificultades que la salida de la Unión Europea ha generado en su día a día. Obtener permiso de trabajo, convalidar la licencia de conducir, pagar el doble de impuestos sobre sus propiedades, o que sus hijos no puedan participar en el programa Erasmus, también son consecuencia del Brexit.
Natasha Meah nació en Shropshire, cerca de Birmingham, y lleva en Lanzarote la mitad de su vida. Daniel Trigg es de Londres y llegó hace 36 años. Como otros cuatro millones de británicos que llevaban más de 15 años fuera del Reino Unido, no pudieron votar en el referéndum, pero sí que están siendo testigos de cómo el Brexit ha cambiado las vidas de sus compatriotas en Lanzarote.
Las nuevas limitaciones van afectando progresivamente a los británicos que se han criado en Lanzarote, como por ejemplo a la hora de salir de Erasmus. La legislación española no permite a los hijos de británicos tomar la nacionalidad española al nacer. “El hijo de una amiga, que se ha criado en la isla con pasaporte británico, está estudiando en Sevilla y al llegar al tercer año, quería hacer un Erasmus en Alemania, pero no ha podido hacerlo porque, al no ser ciudadano de la UE, también Alemania le pone ese límite de 90 días en los últimos 180”, explica Meah.
“Grecia ha firmado un acuerdo directo con el Reino Unido por el cual un británico puede llegar en noviembre y volver a Reino Unido en abril”, explica Trigg, quien subraya que esto no es posible en España por la limitación de los 90 días.
“Podría cambiarse” en España también, y ya “sería un avance”, prosigue, aunque se pregunta si los políticos serán capaces de solucionarlo. “Si todavía no han podido solucionar la convalidación de las licencias de conducir...”. Con la salida de la UE, los acuerdos en materia de tráfico dejaron de tener validez para los permisos de conducir expedidos por el Reino Unido. Ahora sólo sería posible una solución bilateral.
La mayor dificultad es la de conseguir un permiso de trabajo
Pero la mayor dificultad entre las que relatan es la de conseguir un permiso de trabajo. La legislación vigente dificulta enormemente poder trabajar a los británicos que llegan a Lanzarote.“Estamos viendo problemas en las academias y en los colegios; los cabildos tenían firmado un convenio para que británicos nativos pudieran ser asistentes en las clases de inglés en los colegios. Eso se ha parado”, explica la directora de EBC Consulting.
Meah destaca que esta situación” agrava el problema de muchos empresarios de la restauración que no encuentran trabajadores”. Un problema aún mayor para “los que requieren hablantes nativos de inglés”, resalta.
¨La rueda económica se va a empezar a ralentizar¨
Respecto a las inversiones británicas, Meah destaca que, tal y como recoge el último barómetro de la Cámara de Comercio Británica en España, “la inversión corporativa desde el Reino Unido ha seguido aumentando en los últimos años” a pesar del Brexit. No obstante, con el punto de mira puesto en la clase media británica, Trigg explica que la compra de viviendas en Lanzarote de menos de 200.000 euros por parte de británicos ha caído un 45%.
“Los británicos con propiedades en explotación en Lanzarote ahora tienen que pagar un 24% sobre los ingresos generados, sin la posibilidad de desgravar ningún gasto”, explica Meah, quien destaca que antes del Brexit pagaban un 19% sobre la diferencia entre ingresos y gastos. Trigg calcula que el cambio legislativo para sus compatriotas termina suponiendo que paguen “el doble de impuestos”.
Trigg adelanta que en los próximos meses habrá "mucha vivienda en Lanzarote que no se pueda vender". “Apartamentos de uno o dos dormitorios, que compraba la clase media británica, muchos jubilados, para quedarse 8 meses al año. Cuando fallecían, esos pisos volvían al mercado y podían ser adquiridos de nuevo por personas trabajadoras del Reino Unido con salarios normales”.
“La rueda económica se va a empezar a ralentizar”. “Esas personas ya no pueden comprarlos", aclara Trigg, porque "sin medio millón de euros de inversión en vivienda no te dan la residencia y si no tienes 60.000 euros en la cuenta bancaria, no puedes conseguir un visado no lucrativo”. El visado no lucrativo permite la residencia en España por un año, renovable cada dos años, pero no permite a sus beneficiarios trabajar.
Meah cree que España podría crear un visado excepcional para la gente que tiene propiedades en el país y reducir así este problema. A pesar de que todavía no se note un efecto negativo en las cifras turísticas, puesto que las llegadas de británicos a Lanzarote siguen estando en torno al 55% del total, Meah y Trigg coinciden en que el Brexit terminará suponiendo una reducción del turismo británico a la isla.
Trigg opina que ya no será posible el ciclo virtuoso por el que antiguamente “un británico llegaba de vacaciones y después decidía quedarse a trabajar o montar un negocio”, lo que propiciaba “visitas por parte de amigos y familiares, que a su vez decidían quedarse”.
Meah tiene su visión particular al respecto, ya que considera que si la capacidad de gasto en Inglaterra sigue descendiendo, podría paradójicamente también tener un impacto positivo en Lanzarote. “Llegarán menos turistas de todo incluido” y tendrán más protagonismo “viajeros con mayor poder adquisitivo”, que gastan en todo tipo de actividades, en línea con la estrategia del Cabildo y de los empresarios del sector.
¨El Brexit es transitorio"
Meah ve difícil hacer un pronóstico sobre si el Reino Unido regresará a la Unión Europea: “No lo sé, no creo que nadie realmente lo sepa, primero tendrán que admitir que se han equivocado y son muy orgullosos” (en referencia a los miembros del Gobierno británico).
Trigg tiene claro que aunque “nunca habrá otro referéndum, eso te lo puedo asegurar”, habrá una “integración, que se producirá lentamente, a lo largo de los años” al estilo de los acuerdos de Suiza con la Unión Europea.
“El Brexit es transitorio”, añade Trigg, “todo el mundo se ha dado cuenta de que ahora las cosas básicas no se pueden resolver, así que tiene que haber acuerdos de alto nivel. "En una década estaremos dentro del sistema económico" de la UE, y "habrá libre movimiento de personas en 15 años”.