El maratoniano lanzaroteño José Manuel Ojeda descubrió su pasión por las carreras por casualidad. “Empecé en el año 81 con la primera maratón Islas Canarias después de un par de meses entrenando. En ese momento no entrenaba ni nada, pero practicaba varios deportes. Como quedé bien clasificado, se me acercó un entrenador y me preguntó “¿quieres entrenar?” Y le dije que sí. Y a partir de ese momento se convirtió en mi deporte favorito”, señala Ojeda.
“Al mes hice la media maratón de Las Palmas y logré una muy buena marca, 1 hora y 24 minutos. Y a partir de ahí cayeron unas cuantas maratones. Se puede decir que para mí es la prueba reina. Y tras varias carreras, empecé a tener la maratón de Nueva York en la mente. Siempre se hablaba de que era una de las más importantes del mundo, así que me empecé a ilusionar. Fue en el año 89 cuando pude hacerla y allí me inicié en las maratones internacionales”, apunta el corredor.
Ojeda empezó a trotar por distintos países y, sin pensar directamente en ello, también iba cruzando las metas de distintas ‘Major’; las 6 Grandes Maratones del mundo que se celebran en Nueva York, Boston, Chicago, Berlín, Londres y Tokio. “En principio me gustaba participar en maratones importantes porque casi había hecho todas las maratones de España. Al año siguiente me cuadró la de Londres. Hasta que en 2009 llegó la tercera Major, en Boston”, cuenta el maratoniano.
“Estaba muy ilusionado porque iba a ser mi maratón número 50. Creo que la de Boston es la que me ha gustado más, tanto por la organización como por la atención al atleta. Años más tarde hice la de Berlín. Ya cuando me acercaba a los 70 maratones tenía 67 años y me propuse un reto: hacer mi 70 maratón en Tokio, con 70 años. Lo tenía todo preparado, pero con la pandemia cambiaron todos los planes”, explica Ojeda. Finalmente, la maratón número 70 la corrió en Chicago y no en Tokio.
Tras la situación excepcional que causó la Covid-19 a nivel global, Ojeda volvió a plantearse un nuevo objetivo para hacer coincidir el número de maratón con el de su edad. “Me dije que no me quedaba otra que hacer la 71 por los 71 años. Y así, sin tener el objetivo de las ‘Major’, conseguí completar las seis en Tokio. Para mí ésta fue una de las más duras porque Japón es un país distinto. Además, con el tema de la pandemia teníamos que tomarnos la fiebre constantemente y hacernos test de antígenos. Pero cuando logré ver la meta, fue la mayor alegría de mi vida”, destaca el corredor.
A parte de maratones, Ojeda también ha competido en campeonatos a nivel nacional e internacional. “He participado en campeonatos de veteranos. He quedado un par de veces campeón de España y he estado en nueve europeos. También he estado en ocho mundiales. En especial recuerdo uno de Sudáfrica, en el que estuve a punto de subir al podio. He competido en Australia, Estados Unidos, Puerto Rico… Gracias a Dios he estado en todos los continentes y he podido compartir estos momentos con muchísima gente. La verdad que lo más bonito es la relación que hay entre los atletas de distintos países”, comenta el lanzaroteño.
Próximos retos
En 2016, el corredor decidió dejar aparcadas las competiciones porque requerían de entrenamientos muy exigentes y centrarse exclusivamente en las maratones. “Sería un sueño llegar a los 80 maratones con 80 años”, pero que no se lo pone como objetivo. “Sí pienso en llegar a las 180 medias maratones, ahora mismo tengo 144. Eso sí, siempre que cuente con la misma salud que tengo ahora”, apunta el maratoniano.
“Otro de los retos, que espero poder cumplir el próximo año, es hacer las 34 etapas del Camino de Santiago. Éste sí puede ser un gran objetivo porque significa correr todos los días. Y en cada etapa tendría que hacer 20 o 30 kilómetros”, señala Ojeda.
Además de metas a nivel personal, el maratoniano entrena a jóvenes y visita residencias para fomentar el deporte y la salud en todas las etapas de la vida. “A todos les digo que, si queremos y nos lo proponemos, todos podemos conseguir grandes metas. Lo importante es no apurar. Normalmente se quieren conseguir los resultados de un día para otro. Pero hay que recordar que, a veces, los resultados tardan años en llegar”, concluye Ojeda.