El Ironman de Lanzarote congrega a más de un millar de deportistas de todo el mundo. Sin embargo, acoge también a amateurs que deciden implicarse de lleno en esta experiencia y vivir la satisfacción de ser un "finisher".
Es el caso de Borja González, Benjamín Perdomo y Domingo Vilavert, quienes, sin experiencia previa en este tipo de competiciones, decidieron aventurarse en el Ironman de Lanzarote.
Los tres coinciden en el inicio sin ningún recorrido en los triatlones de larga distancia, pero difieren totalmente en el resultado: uno decidió que sería su único Ironman, otro asegura que lo volverá a hacer cuando su situación personal se lo permita y al tercero le picó tanto el gusanillo que ya ha terminado, nada más y nada menos, que cinco ediciones.
El Ironman, una “espinita” que logró quitarse Borja González
Borja González es una de estas personas que, sin ser profesional del Triatlón, decidió disputar un Ironman. “Era una espinita que tenía clavada de hace tiempo, y me lo propuse y conseguí hacer”, explica.
Para ello, reconoce que tuvo que renunciar a muchas cosas durante ese año, dada la cantidad de horas que tenía que destinar a los entrenamientos. “Es difícil si tienes cargas familiares, hay que hablarlo previamente con la familia, pero nos organizamos y conseguimos hacerlo”, apunta.
González narra que años atrás de disputar su primer Ironman, entrenó con un amante de los triatlones de Lanzarote, Miguel Ángel Labrador. “Entrené con él muchos años, pero cuando decidí hacer el Ironman lo hice con la ayuda de los chicos de Mc2Action, que son preparadores físicos y me ayudaron muchísimo para poder hacerlo”, añade.
La dureza de los entrenamientos se extendía a lo largo de toda la semana, incluso los días de “descanso”. “Entrenábamos todos los días, son tres deportes y al final siempre haces algo, incluso los días de descanso. Esos días hacías descansos activos, e ibas y trotabas un poco o estirabas en el agua, entras en una dinámica que los días que no hacías nada hasta te sentías raro”, detalla González.
En cuanto a la carrera, Borja González asegura que su objetivo fue hacer 12 horas, aunque finalmente terminó la prueba en 12 horas y 20 minutos. “Acabé con la sensación de terminar la carrera bien”, señala, aunque reconoce que se le quedó la “espinita” de si hubiese podido ir un poco más rápido en alguno de los tramos de la prueba.
“Al final es una carrera muy larga, y hay que tener mucha cabeza durante todos los momentos”, apunta Borja González, que considera fundamental también la estabilidad emocional para poder disputar la prueba deportiva. Además, subraya la importancia de aprender de los consejos que le dieron algunos deportistas experimentados en el Ironman: “Alguien me dijo una vez que no me parase en la carrera, y hubo momentos en la carrera que no iba en el tiempo que quería pero no me paré. Son detalles que son fundamentales para la cabeza”.
En cuanto a la dificultad de las tres modalidades, González reconoce que la que más le costó fue la natación, aunque no se le dio del todo mal. “Para ello me ayudó mi pareja, porque mi familia está llena de buenos nadadores. Pero como es la primera parte de la prueba, "te la quitas rápido de arriba”, asevera el deportista, y pese a que es el deporte que menos le gustaba en su momento, es el que más practica en la actualidad, realizando travesías muy difíciles como la Bocayna, que se disputa uniendo Lanzarote y Fuerteventura.
Lo que sí tiene claro Borja González es que su experiencia en el Ironman se quedó en 2017, y que no volvería a intentarlo. “Me quité la espinita, y ahora tengo otras responsabilidades familiares, y creo que es una inversión de tiempo que hice pero que no volvería a hacer”, explica.
“El Ironman es una experiencia increíble. Todo lo que inviertes durante la preparación, lo disfrutas el día de la prueba, y pocas cosas son comparables con la satisfacción personal de terminar un Ironman”, sentencia Borja González.
Benjamín Perdomo: “Lo difícil es entrenar, la prueba es para disfrutar”
El actual consejero delegado de los Centros Turísticos, Benjamín Perdomo, tiene en su haber un título que pocos pueden presumir: ser finisher del Ironman. Fue en 2016, cuando después de terminar algunos triatlones de media distancia, se lanzó a hacer un Ironman.
“Fue una experiencia maravillosa”, asegura Perdomo, que explica que estuvo, como suele ser habitual, un año entero preparándose para poder participar en el Ironman. “Si vas a hacer un salto de distancia, tienes que acumular muchísimos kilómetros y entrenar bastante para poder participar.
No obstante, pese a la dureza del Ironman, Perdomo asegura que “lo difícil es entrenar”, y que el día de la prueba “es para disfrutar”. “La prueba es una auténtica gozada, lo que es difícil es levantarte los viernes, los sábados o los domingos para hacer tiradas de 100 kilómetros en bicicleta y otros 15 corriendo”, explica el finisher, que reconoce que es “muy duro” poder compaginar el entrenamiento con el trabajo o con estar con la familia.
Perdomo detalla que en la preparación para el Ironman entrenaba una media de 3 horas diarias, y que incluso los fines de semana esa media subía hasta las 5 horas de entrenamiento. “Un entrenador me pasaba todo lo que había que hacer, pero lo hacía todo por mi cuenta”, explica.
“Llega el día de la prueba y lo que tienes que hacer es dejarte de llevar, disfrutar de todo lo entrenado”, apunta Benjamín, que incluso subraya que pese a su condición de amateur hizo un tiempo “bastante decente” de 12 horas y media, y que incluso pudo haberlo hecho en menos tiempo, pero un “bajón” en la carrera a pie le hizo reducir la velocidad.
En cuanto al transcurso de la carrera, Benjamín asegura que la natación “impresiona”, ya que son cerca de 2.000 personas las que se lanzan al agua a la vez, aunque reconoce que “no se enteró” ya que la natación era su punto fuerte. “Después llega la bicicleta, 180 kilómetros que te vas encontrando con gente y disfrutando, y después en la carrera a pie intentas mantener un ritmo constante que te permita aguantar todo el tiempo”, explica.
Benjamín Perdomo hace especial énfasis en la necesidad de los participantes de mantenerse estables emocionalmente: “Durante toda la carrera pasas por un montón de etapas, igual te ves fuerte en un tramo de bicicleta pero en otro momento la cabeza funciona de otra manera. El Ironman te lleva a un montón de extremos”.
Además, Benjamín Perdomo subraya la importancia del viento en el Ironman de Lanzarote, uno de los motivos principales por lo que es considerado como “uno de los más duros del mundo”. “Las subidas en bicicleta no te afectan tanto por el desnivel, que no es tan alto, sino que es el viento lo que te hace aminorar la velocidad”, explica.
“Volveré a hacer el Ironman cuando mis hijos crezcan”, asegura Perdomo, que no se conforma con una única medalla de finisher del Ironman. Y es que señala que, pese a la dureza de la prueba, la satisfacción personal tapa todo el sacrificio de un año entero. “Es una de las mayores alegrías que te puedes llevar, es muy emocionante”, sentencia Benjamín.
De no saber en qué consiste un Ironman, a terminar cinco con apenas 26 años
Domingo Vilavert es un joven que con tan solo 28 años ha terminado nada más y nada menos que cinco Ironman de Lanzarote, en las ediciones de 2014, 2015, 2017, 2018 y 2019. Poco tiempo antes de hacer el primero, Domingo no sabía ni en qué consistía la prueba.
“Trabajé en una tienda de bicicletas en Playa Blanca, y tuve la oportunidad de ir un año como mecánico del Ironman. Después de estar desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde dije que eso lo tenía que hacer alguna vez en mi vida, y así empezó todo”, explica Vilavert.
A partir de ese momento, se inició con los entrenamientos de triatlón. Aunque siempre estuvo ligado al mundo de la bicicleta, desconocía la dureza de la natación y la posterior maratón.
Además de ser pentafinisher del Ironman, ha finalizado en tres ocasiones el 70.3 en Lanzarote, que reduce a la mitad la distancia de todas las pruebas, consiguiendo quedar en segunda posición en una de las ediciones, lo que le permitió participar en el Campeonato del Mundo de Ironman 70.3 en Sudáfrica.
De hecho, Vilavert hizo su primer Ironman después de finalizar su primer 70.3. “Cuando lo terminé dije: estoy preparado”, explica el joven deportista, que asegura que el Ironman tiene algo “especial” que le ha hecho repetir hasta en cinco ocasiones.
“Todo el que hace un Ironman te dice el día antes de la prueba que no va a volver a hacer otro en su vida. Sin embargo, cuando lo termina te dice que el año que viene vuelve a hacerlo”, asegura Vilavert.
El joven deportista conejero sostiene que, pese a la dureza de los entrenamientos para prepararse un Ironman, cuando cruzas la meta “ves la recompensa del trabajo realizado”. “Ves a tu familia y amigos ayudando, apoyando y dándote fuerza, es muy emocionante”, añade.
“Yo no soy ni bueno nadando, ni en bicicleta ni corriendo. Pero no sé por qué el triatlón se me da bien”, asegura Domingo Vilavert, aunque esa frase no es suya, sino que parafrasea a uno de los triatletas más laureados de España y bicampeón del Ironman Lanzarote, Eneko Llanos.
De los cinco Ironman Lanzarote que ha conseguido finalizar Domingo Vilavert, él mismo asegura que si se tuviese que quedar con uno sería con el primero, el que hizo en el año 2014. “Ser finisher por primera vez es indescriptible, no hay palabras para poder expresar lo que sientes. El tiempo daba igual, pero fue muy satisfactorio”, explica.
Asimismo, Vilavert subraya la dureza del Ironman Lanzarote, y detalla alguna de las situaciones complicadas que ha tenido que vivir a lo largo de las cinco ediciones que ha disputado. “Tengo una media de 11 horas y media en los Ironman que he hecho, pero el segundo que hice lo terminé en casi 14 horas”, apunta el deportista, y es que asegura que estuvo “casi 30 kilómetros caminando”, dado el nivel de fatiga y cansancio que tenía en la parte final del Ironman.
“Mi cabeza no entendía que iba a ser tan duro y que tenía que guardar fuerzas, me gasté bastante en bici porque veía que los números no salían y llegué a la maratón, y eso se paga”, señala el joven deportista, aunque asegura que en ningún momento se planteó abandonar la prueba. “Si me retiro alguna vez de alguna prueba es porque no tendré piernas para seguir caminando y tampoco brazos para seguir arrastrándome”, añade.
Vilavert asegura que el Ironman de Lanzarote “es cruel en todos los sectores” y que “te pone en tu sitio en cualquier momento”. “Te metes en el agua y es raro que no haya mar de fondo. Te vas a la bicicleta y te puede tocar en Playa Blanca un sol fortísimo y que te encuentres deshidratado, y luego llegar al norte con frío y viento en el Mirador del Río. Luego te bajas a hacer la maratón y tienes que correr con la humedad, el calor y viento”, detalla.
Pese a que Domingo Vilavert no podrá participar en la edición de 2022 por motivos laborales, asegura que su objetivo es correr, al menos, “un par de Ironman más”. “Mi objetivo es correr un Campeonato del Mundo en Hawái, y si este año no puedo pues lo intentaré el que viene”, añade.
El joven deportista también anima a los conejeros de todas las edades a prepararse para un Ironman, pero subraya que deben de hacerlo “preparados”, para que se convierta en un “disfrute” durante todo el recorrido de la prueba.