“Si mi compañero no me saca, no salgo vivo”. Así ha relatado una de las víctimas el infierno que vivió hace dos años, cuando “dos hombres y dos mujeres” entraron en la casa ocupada de Arrecife en la que vivía, donde fue golpeado y atado de pies y manos, hasta que los asaltantes se marcharon tras prender fuego a la vivienda.
“Yo no podía salir, estaba inconsciente”, ha recordado durante el juicio, que ha comenzado este martes ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial. Fue otro de los ocupantes de la casa quien le sacó del interior y le salvó la vida, aunque esa víctima no ha llegado a declarar en la vista porque no ha podido ser localizado.
No obstante, en el juicio se ha leído la declaración que prestó durante la fase de instrucción, en la que identificó a los cuatro acusados que se sientan en el banquillo, y para los que la Fiscalía pide entre 22 y 23 años de cárcel por tres delitos de tentativa de asesinato, uno de robo con violencia e intimidación en casa habitada y otro de incendio. Según su testimonio, fueron los dos hombres los que les golperaron y les amenazaron con cuchillos, tras forzar la puerta de la vivienda y acceder a la habitación. Después, siempre según su versión, uno de ellos volvió con una garrafa y el otro prendió el fuego. En cuanto a las dos mujeres que entraron a la casa con ellos, señaló que no pudo ver lo que hacían.
Además, declaró que antes de marcharse, los asaltantes “pusieron algo detrás de la puerta”, porque no la podía abrir y tuvo que romperla, volviendo a entrar después para rescatar a su compañero. En cuanto a la tercera persona que estaba en la habitación, logró salir por una ventana que daba a otro espacio sin techo.
"Solo los veía nerviosos, pero nada agresivos"
Esta tercera víctima también ha declarado durante el juicio pero, en su caso, ha intentado quitar responsabilidad a los acusados. “Dijeron algo de dinero y droga, pero no sé bien qué estaban buscando”, ha comenzado señalando. Además, ha asegurado que “solo los veía nerviosos, pero nada agresivos”.
Preguntado sobre si vio cómo golpeaban a sus compañeros y en especial al que sufrió mayores heridas, ha asegurado que no lo recuerda, aunque sí ha apuntado que “se montó un poco de jaleo” y que “algún golpe le alcanzaría”.
También ha coincidido en que echaron gasolina en la habitación, pero ha afirmado que no sabe quién fue. “No creo que lo hicieran con intención. No sabían la reacción que iban a provocar”, ha defendido, tras declarar que conocía previamente a los cuatro acusados, que solían acudir a la vivienda a consumir drogas. “Espero que les caiga lo menos posible, porque sé que no lo hicieron conscientemente”, ha señalado dirigiéndose al tribunal.
En su caso, ha afirmado que solo sufrió “algunos rasguños”, aunque uno de sus compañeros aún conserva secuelas. De hecho, tras lo ocurrido tuvo que ser derivado a Madrid y permaneció dos meses ingresado en la UCI. “No ando bien, me caigo”, ha explicado la principal víctima al hablar de sus secuelas. Y es que, según se ha expuesto en el juicio, sufrió quemaduras "en el 19% de su cuerpo", algunas de segundo grado, que supusieron un "riesgo vital".
"No había ni dinero ni droga"
Según ha relatado, estaba durmiendo cuando oyó ruidos y vio como los cuatro acusados entraban en la habitación, donde dormía con los otros dos hombres que ocupaban la vivienda. Ahí le empezaron a golpear, “pidiendo dinero y preguntando dónde estaba la droga”, aunque ha asegurado que en la casa “no había ni dinero ni droga”.
No obstante, sí ha reconocido que la vivienda era “un fumadero” y que habitualmente se vendían sustancias, aunque ha asegurado que él no vendía y que solo vivía allí. En su caso, conocía a una de las acusadas porque “iba con frecuencia a la vivienda” e incluso ha señalado que llegó a pedir que le impusieran una orden de alejamiento. “Pero la policía no me hacía ni caso”, ha lamentado.
Como él, las otras víctimas también conocían a los acusados, ya que afirman que acudían a la vivienda como consumidores habituales de drogas. No obstante, todos han asegurado que ellos no las vendían.