El acusado de agredir sexualmente a la hija de su pareja entre marzo y abril de 2013, cuando ésta tenía 12 años de edad, ha negado los hechos durante el juicio que ha comenzado este martes en Arrecife. "Nunca en mi vida, jamás", ha asegurado Ramón Pérez Martín en la vista oral, que poco después ha tenido que suspenderse. Así lo ha decidido la Sección Sexta de la Audiencia Provincial, ante la imposibilidad de contactar por videoconferencia con la víctima y la madre de ésta, así como con las psicólogas forenses. Ahora, se fijará una nueva fecha para la continuación del juicio, aunque la sala ha manifestado la intención de que éste se celebre finalmente en Las Palmas de Gran Canaria.
No obstante, antes de ser suspendido, sí que ha declarado el acusado, que ha insistido en que los hechos de los que se le acusa "no son ciertos". "Para mí era una hija", ha señalado Ramón Pérez Martín, quien sí que ha apuntado sin embargo que un día que llegó "con copas" y que estaba "jugando" con la menor, la tocó. No obstante, ha asegurado que fue sin querer, "sin finalidad sexual" y que le pidió "perdón", aunque ha dicho no recordar dónde tocó a la niña.
"No sé si fue en el pecho porque no recuerdo, porque había bebido", ha respondido a preguntas de la fiscal, tras ponerse de manifiesto la existencia de una conversación que grabó la madre en la que, al parecer, el acusado reconocía haber tocado a la pequeña. "Sólo fue esa vez", ha reiterado.
Una denuncia por violencia de género previa, de la que fue "absuelto"
El acusado ha relatado que mantuvo una relación de pareja durante "seis o siete años" con la madre de la niña y que, durante un tiempo, estuvieron conviviendo en una vivienda en Montaña Blanca. Según ha señalado, a veces él y la menor se quedaban "solos" en casa por la noche, porque "la madre trabajaba algunos días cuidando a un señor". No obstante, Ramón Pérez Martín ha negado en todo momento que hubiera realizado tocamientos sexuales o que hubiera mantenido relaciones con la menor. "Nunca en mi vida, jamás", ha afirmado.
Según ha indicado el procesado, la relación sentimental con la madre de la menor finalizo "por abril de 2013", después de que ésta le denunciara por violencia de género. Según se ha expuesto en la sala, la mujer le acusó de "apuntarle con un arma", hecho que también ha negado Ramón Pérez Martín, que si bien ha reconocido que tenía "tres armas" y "licencia" para ellas en casa, ha señalado que estaban "dentro de una maleta, llenas de tierra" y que "no se tocaban". De hecho, su abogada ha apuntado que su defendido salió "absuelto" en esa causa.
Esta denuncia, según ha indicado el acusado, se produjo después de que éste recriminará a la madre y a la menor que "faltaba dinero" que él tenía guardado en casa, en concreto unos 3.000 euros. Hasta ese momento, ha señalado que la relación con ambas era "buena", pero que ahí empezó "a cambiar" y que incluso la hija de su pareja empezó a estar "más alejada".
Una grabación en la que presuntamente reconoce los hechos
Tras la denuncia por violencia de género, Ramón Pérez Martín ha afirmado que les dijo que "cuanto antes se fueran de la casa" y que incluso se ofreció "a pagarles un piso con total de que se fueran". Sin embargo, ha señalado que al final la convivencia se extendió porque la madre le pidió "un tiempo más". "Accedí porque soy tan noble...", ha declarado el acusado, que ha apuntado que finalmente estuvieron viviendo juntos hasta "pocos días antes" de la denuncia que motivó la causa que se juzgaba este martes.
El procesado también ha manifestado que "un día por la noche", antes de que fuera denunciado, la madre se presentó en su casa y le dijo "que quería reanudar la relación", sufriendo ésta "una crisis de ansiedad" porque él "no quería". En cuanto a la conversación que grabó la madre, ha explicado que tuvo lugar otro día que él "estaba en el bar" y que la mujer fue a buscarle para "hablar".
"No quería ir a mi casa, porque tenía miedo y fuimos a una finca mía", ha apuntado el acusado, que pensó que su expareja le iba "a pedir dinero". No obstante, ha precisado que el tocamiento del que se habla en esa conversación "no tenía finalidad sexual" y que así se lo dijo "a la madre".
Un agente ha relatado cómo tuvieron conocimiento de la presunta agresión
En la vista oral también ha declarado un agente policial que ha explicado cómo se tuvo conocimiento de la presunta agresión sexual a la menor por parte del acusado. Según ha expuesto, él y otro compañero tuvieron que intervenir en la vivienda de la madre un día tras recibirse un aviso de que "una mujer había tomado pastillas". Al llegar a casa, según ha relatado, los agentes se encontraron "a una niña" que les dijo que "su madre había tomado pastillas" y a la madre "en la cama", aunque "consciente". "Coordinaba y hablaba bien", ha añadido.
Según ha declarado, la madre le dijo a su compañera que "había tomado pastillas porque no aguantabas más, porque su hija le había contado que había sufrido tocamientos de una antigua pareja y que incluso hubo penetración". Según ha relatado, también les manifestó que "había una grabación" y que el hombre era "un taxista de San Bartolomé"
"La niña en principio no quería decir nada, pero luego dijo que lo que decía la madre era verdad", ha señalado este agente, que ha apuntado que la menor les dijo que si no había dicho nada antes era "por miedo a quedarse en la calle o a que se enteraran en el instituto".
Una psicóloga aportada por la defensa cree que "hay lagunas"
En la parte del juicio celebrada este martes en Arrecife, también ha declarado una psicóloga "experta en psicología forense" y en caso de "abusos sexuales" aportada por la defensa del acusado, que elaboró un informe "en base a las declaraciones de la víctima, de la madre y de los informes periciales". Esta experta de la defensa ha puesto de manifiesto que le pareció "sorprendente" la "tranquilidad" de la menor tras haber sufrido presuntamente una agresión sexual por parte del acusado. Y es que, a su juicio, es "llamativo" que la joven "mantuviera el mismo comportamiento" con él "antes y después de haber sufrido una presunta agresión" y que no pusiera "medios propios" para evitarlo
En este sentido, ha expuesto a modo de ejemplos el que la joven "siguiese viendo la televisión en el sofá" con el acusado después de los presuntos tocamientos o que, el día después de que éste presuntamente la violara "se montará con él en el coche" y fuera "escuchando música con sus cascos" como hacía "de forma habitual". Y es que, a juicio de esta psicóloga, lo "normal" tras sufrir una agresión sexual es presentar "comportamientos extraños". "En una niña o en una mujer, es la situación más grave que se puede dar", ha añadido.
También ha hablado de una carta que al parecer escribió la menor en la que ésta hacía "constar el sentimiento de haber fallado a la madre". Sin embargo, no se ha revelado el contenido completo de la carta en sí, aunque sí se ha señalado que, según la misma, al perecer la joven había mantenido relaciones sexuales previas a la presunta agresión sexual denunciada.
"No sé si con quien las tuvo pudo no haber sido muy agradable", ha apuntado esta psicóloga, que cree que la joven pudo haber tenido "una experiencia traumática", pero que "no tiene por qué ser" la que se estaba juzgando este martes. Así, ha señalado que ella cree que "hay lagunas que se deben valorar" aunque, no obstante, ha reconocido que ella no exploró a la menor y que por ello en su informe habla "en condicional. "No asevero, porque no puedo aseverar", ha indicado, mientras que la fiscal ha cuestionado por ello la validez de este informe.
Solicitud de 15 años de prisión
La Fiscalía pide para el procesado una pena de 15 años de prisión, así como que indemnice a la víctima con 80.000 euros por los daños morales causados, por un delito continuado de agresión sexual.
Asimismo, solicita que se le imponga la prohibición de acercarse a la víctima o comunicarse con ella durante 18 años. Una vez cumplida la pena, se pide además que se le imponga la medida de libertad vigilada por un periodo de 10 años. Respecto a ésta, se indica que consistirá en la prohibición de acercarse a la menor y también de acudir "a cualquier parque infantil" y en la "obligación de participar en cursos de educación sexual".