Denuncia "amenazas de muerte" de un cazador en su finca: "Lo mato y le prendo fuego a la casa"

El trabajador de la finca Morro de Chibusque, Norberto Cadavid Ramírez, ha confesado a La Voz que lleva aproximadamente "cinco años" denunciando una situación que para él se hace "insostenible"

Eider Pascual

Periodista

6 de junio de 2024 (17:35 CET)
Actualizado el 7 de junio de 2024 (08:09 CET)
La finca Morro de Chivusque, situada en La Vegueta
La finca Morro de Chivusque, situada en La Vegueta

Norberto Cadavid Ramírez, residente en San Bartolomé, arrendatario y trabajador de la finca Morro de Chibusque, situada entre El Islote y La Veguetaha denunciado a La Voz haber sufrido "amenazas de muerte" por parte de un cazador que acude al campo de entrenamiento de caza situado en los alrededores de la finca. 

El ciudadano lleva aproximadamente "cinco años" denunciando una situación que para él se hace "insostenible": la pérdida de su ganado durante las actividades de caza.

El día a día de Norberto se ve truncado por los problemas con los cazadores que merodean por las inmediaciones de la finca, muchas veces en las horas en las que él "no se encuentra en casa". Las gallinas y pollos que tiene peligran cuando aparecen los perros de caza, que acaban matando a los animales. Él asegura que ha perdido en torno a un centenar de gallinas, y que los perros entran hasta en el interior de la vivienda. "Son gallinas inglesas y cada una me cuesta casi 20 euros", ha expuesto sobre las pérdidas económicas que conlleva. 

Cuando Norberto reclama a los cazadores que dejen de entrar en el terreno privado, puesto que "no es una zona de caza", empieza el "calvario". "Eres una basura, la finca no es tuya, vete lejos de aquí", son algunos de los comentarios a los que se tuvo que enfrentar en una de las ocasiones, que fue abordado por un grupo de tres cazadores armados con cuatro perros. 

Según su testimonio, los batidores no solamente le increpan, también rompen las medidas de seguridad que el trabajador pone para evitar que accedan a sus terrenos. "Han roto el candado, vallado y los carteles que había puesto para impedir que entraran", ha puntualizado él. 

"Eres una basura, la finca no es tuya, vete lejos de aquí"

 

Una "violenta" agresión verbal y física

Uno de los sucesos más "violentos" que tuvo que vivir, ocurrió el 7 de abril de 2021, cuando se encontraba trabajando en la finca. Según recoge la denuncia interpuesta por Cadavid, un cazador se aproximó con su vehículo y sus perros a realizar sus labores de caza a las inmediaciones de la vivienda. En ese momento, el trabajador le dejó claro al denunciado que "no podía estar allí".

Una respuesta que al cazador le "sentó muy mal" y por la que comenzó el intento de agresión física y psicológica. "Apareció con un palo con la punta de hierro en la mano y estaba dispuesto a agredirme", ha desvelado. Cadavid acabó herido en la mano por un golpe que le propinó el cazador con el palo, cuando se dispuso a grabar lo ocurrido con el teléfono móvil. Acto seguido, siguió la agresión, en la que el denunciado retrocedió y cogió unas piedras e intentó lanzar a Norberto, aunque él logró esquivarlas.

Unos minutos más tarde, Norberto consiguió acercarse a la casa, pero seguía perseguido por el cazador. "Coño la madre, hoy lo mato como sea, de hoy no pasa, por la noche vengo y le prendo fuego a la casa", gritaba mientras abordaba al denunciante con su vehículo. Según declaró Norberto, estas fueron otras de las palabras pronunciadas por el cazador: "Estaba bien hacerle desaparecer y matarlo, colombiano hijo de puta"

Unos 20 o 30 minutos después apareció el hijo del cazador, que también portaba un palo. "Tuve que encerrarme en la finca, temí por mi vida", ha confesado. Desde el interior de la vivienda, el denunciante observó cómo lanzaban piedras a dos de las ventanas.

"Lo mato como sea, de hoy no pasa, por la noche vengo y le prendo fuego a la casa"

 

Durante el juicio celebrado el 29 de junio de ese mismo año, el denunciado negó la agresión, argumentando que no golpeó el teléfono móvil con el palo y que desconocía si Norberto estaba grabando el incidente. Además, declaró que había seguido al trabajador al "ponerse nervioso", que el palo metálico lo portaba "únicamente para apoyarse", y que no causó ningún daño a las ventanas de la finca.

Esta declaración la siguió manteniendo a pesar de la muestra de las fotografías con los desperfectos aportados por el denunciante. Las pruebas llevadas por Norberto constaban de tres archivos que fueron reproducidos durante el juicio. Un audio en el que se escuchaba al trabajador decirle que "era una propiedad privada" e imágenes de lo ocurrido durante el enfrentamiento. 

Según la sentencia a la que ha tenido acceso La Voz, Norberto llamó a una pareja de amigos para que acudieran al lugar. Durante la celebración de la vista oral, una testigo resaltó que el denunciado estaba "muy alterado y se puso "muy agresivo". Además, aseguró que el cazador propinó insultos racistas a la esposa de Norberto, llamándola "colombiana asquerosa". Unas descalificaciones que fueron acompañadas de las amenazas de muerte: "De esta noche no pasas vivo". 

"Estaría bien hacerle desaparecer y matarlo, colombiano hijo de puta", fueron algunas de las amenazas que el cazador dirigió a Norberto

El juez condenó al cazador a una multa de 420 euros y otra 360 euros por un delito leve de amenazas y un delito leve de daños y un día de privación de libertad por cada dos cuotas diarias no abonadas. Además, también fue condenado a abonar las costas judiciales del proceso, aunque fue denegada la petición de orden de alejamiento al denunciante, al domicilio, al lugar de trabajo o cualquier otro tipo frecuentado por Noberto.

A día de hoy, Norberto asegura que teme que su vida y la de su familia corra peligro ahora que va a comenzar la época de caza de perdices con escopeta el próximo octubre. "Tengo miedo de que puedan atentar contra mi vida", ha reconocido. Y ha avisado a los ciudadanos que "no quiere que nadie entre a cazar a su finca"

 

Otra experiencia traumática

Norberto convive con miedo por su salud y la de su mujer. Hace años también experimentaron en primera persona otra experiencia traumática, por la que trabajador tuvo que ser operado a corazón abierto. "Cuando vivía en Colombia, mi mujer y yo estuvimos secuestrados por la guerrilla", ha recordado. Una sensación de inseguridad por la que tuvo que solicitar asilo político en España, razón por la que llegó a nuestro país. "Tuve que abandonar las cinco fincas con cosechas que tenía y huir de mi país", ha confesado al periódico. 

Un mal trago que revive todos los días al tener los continuos enfrentamientos con los cazadores. "Tengo ese problema en Colombia, vengo aquí y cargo con otro más grande", ha concluido. 

LO MAS LEÍDO