La Audiencia de Las Palmas no ve razones que justifiquen, como pedía la Fiscalía, que se obligue al marido y presunto asesino de la joven paraguaya Romina Celeste Núñez a comparecer todos los días en un juzgado tras haberse mudado de Lanzarote a Madrid, en lugar de una vez por semana.
En un auto hecho público este martes, la sección segunda de la Audiencia Provincial confirma todas las medidas de seguridad que impuso a Raúl D.C. el pasado 12 de enero, cuando ordenó su puesta en libertad por haber cumplido ya cuatro años en prisión preventiva, el tiempo máximo que permite la ley sin haber pasado por un juicio.
En concreto, se le obligó a comunicar al tribunal un domicilio en España, se le prohibió salir de España, se le retiró el pasaporte y se le citó a presentarse una vez por semana en un juzgado hasta que sea convocado a responder ante un Jurado por el presunto homicidio de su esposa, ocurrido en Lanzarote la noche de Año Nuevo de 2019.
La Fiscalía recurrió esas medidas porque apreciaba un alto riesgo de que Raúl D.C. huyese de la Justicia, más acentuado aún desde que se conoció que se había mudado de Costa Teguise a Madrid, por poner a su disposición -subrayaba el Ministerio Público- la posibilidad de salir de España en pocas horas sin depender de un transporte aéreo o marítimo sometido a control de documentación (como ocurría cuando vivía en Canarias).
Los magistrados responden al fiscal que esgrime "meras sospechas" carentes "del mínimo aval probatorio" y le recuerdan que, hasta el momento, el marido de Romina Celeste Núñez ha cumplido con su visita semanal obligada a los juzgados.
A su juicio, la Fiscalía viene a sostener que "existiría una estrategia de la defensa de dilatar el procedimiento hasta cumplir nada menos que cuatro años de prisión preventiva, viajar a la península y planificar la sustracción a la acción de la Justicia".
La Audiencia de Las Palmas reconoce que es posible que el procesado se fugue, pero precisa que "ese riesgo existe siempre y en todos los casos" en los que se pone en libertad provisional a un encausado y considera que hacerle pasar a diario por un juzgado no serviría para evitar que abandone el país.
"Si la intención del encausado es la fuga, desde Madrid en 24 horas pueden recorrerse muchos más de 1.000 kilómetros, además de tomar un avión, y no se ha puesto en duda la pertinencia de que resida el encausado en Madrid, evitándose además cualquier encuentro con testigos o personas del entorno de la víctima que sí podrían producirse de residir en la isla de Lanzarote", añade.
Durante la instrucción, Raúl D.C. reconoció que quemó, descuartizó y tiró al mar el cuerpo de su esposa, pero siempre ha negado haberla matado. Su versión de lo ocurrido hasta la fecha es que se la encontró muerta en casa al regresar de fiesta la madrugada de Año Nuevo y que se asustó y decidió hacer desaparecer el cuerpo, porque temía que le acusaran del crimen (su mujer ya le había denunciado en una ocasión por malos tratos).
Hasta el momento, el procesado se enfrenta solo a cargos de homicidio, no de asesinato, porque del cuerpo de Romina Celeste Núñez solo se recuperaron algunos tejidos en la costa de Lanzarote que no permiten establecer si en su muerte mediaron circunstancias agravantes como la alevosía o el ensañamiento.