“He trabajado en muchas partes del mundo, pero nunca en mi vida he visto un abandono tal por parte de las autoridades”. Así resume el párroco de Guatiza la situación que está viviendo la iglesia de la localidad, que el domingo sufrió un nuevo derrumbe de parte de una pared. “Con el cemento que cayó, sobrevivimos de milagro”, afirma.
Ahora, después de años sufriendo goteras que están dañando la estructura, y de un último mes en el que ya han tenido varios incidentes, advierte que cerrará la parroquia si es necesario. “No quiero hacerlo, pero si llegara el momento de hacerlo, lo haré. Ya estoy medio desesperado y lo que quiero es que la gente, que viene a la iglesia con sus hijos, esté tranquila y sin sobresaltos como éstos”, afirma.
Matías Gula llegó hace tres años a esta parroquia y ya había problemas de humedades y goteras. “Tuve que poner un plástico”, recuerda. Desde entonces, y especialmente en el último año, empezó a digirise al Ayuntamiento de Teguise, pero lamenta que solo ha recibido promesas. “Que te den una respuesta positiva tipo 'cuenta conmigo', no es una respuesta. Alguien que me respeta y quiere ayudarme pregunta cómo, dónde, a qué hora, quién tiene que venir, qué tiene qué hacer...".
Además, desde la parroquia también se han dirigido al área de Patrimonio del Cabildo, pero tampoco recibieron soluciones. “Dijeron que cuando la cosa se tranquilice con la pandemia se verá”, explica, lamentando que “todo el mundo te dice que sí, pero luego no hacen nada”.
Mientras tanto, la situación se ha agravado en las últimas semanas. Hace poco más de diez días se cayeron sobre el altar cristales de la torre - “primero se desprendieron y luego el viento acabó con todo”-, y este domingo, justo después de la misa, un trozo de pared. “Menos mal que no cayó por el otro lado, porque aún estaban el violinista y la cantante”, relata el párroco.
“No puedo tocar nada”
“Yo le podría pedir a gente de buena fe que me ayudara para repararlo, pero no puedo tocar nada”, subraya, recordando que necesitan permiso de Patrimonio para cualquier intervención.
Según señala, hace tiempo intentaron hacerlo “por vía oficial”, pero les pidieron 7.000 euros solo por redactar el proyecto, que es lo que deberían presentar a Patrimonio para recibir la autorización. “No voy a contratar a alguien para que me haga un presupuesto que luego puede no ser aceptado”, apunta, señalando además que no cuentan con recursos propios. “Esa parroquia tiene 1.500 euros en la cuenta. Ahora con el virus, estamos pagando el gel y poco más para mantener la iglesia”.
Respecto a la Diócesis de Canarias, que en realidad es quien figura como propietaria del inmueble, el párroco afirma que ya habló con ellos en su día, “pero entonces la cosa no era tan grave”. Ahora, señala que sí van a implicarse. “El vicario nos invitó a que lo hagamos por nuestra cuenta. Que haga un presupuesto y que se tramite por vía de la Diócesis”, explica, apuntando que este martes va a ir un aparejador para evaluar la obra que sería necesaria, para hacerlo “por vía urgente antes de que empiecen las lluvias”.
Sin embargo, considera que las administraciones públicas “deberían colaborar”. “Si lo consideran patrimonio, es responsabilidad tanto del Cabildo como del Ayuntamiento mantenerlo. Esto es del pueblo. La iglesia es de la gente, no es mía. Yo si me voy, no me voy a llevar nada. Es algo de valor histórico para un pueblo, seas creyente o no creyente”, defiende, cuestionando que los políticos solo vayan “a hacerse la foto” el día de las fiestas.
Tras el último episodio del domingo, el párroco decidió enviar un mensaje a sus feligreses informándoles de la situación. “Desde hace tres años llamo a todas las puertas y nadie nos ayuda ni hace justicia. Por si sucede algo más grave (Dios no lo quiera), deseo que tod@s ustedes sepan lo que ocurre”, señala en ese escrito, en el que también advierte de la posibilidad de “tener que cerrar la iglesia” si no se resuelve la situación.