Un brote de ciguatera ha afectado hasta el momento al menos a diez personas en Lanzarote, según han confirmado a La Voz desde Salud Pública del Gobierno de Canarias. Este departamento aún no había hecho pública esta situación, pero una de las afectadas ha contactado con este medio para denunciar lo sucedido y advertir a otras personas que pudieran verse afectadas.
Según sostiene esta afectada, y ha confirmado a La Voz Salud Pública, el problema se habría originado en una pescadería de San Bartolomé, concretamente con un mero. Horas después de publicarse esta noticia en La Voz, el Gobierno canario ha enviado un comunicado donde señala que la investigación que abrieron tras conocer estos casos "ha permitido localizar el pescado adquirido en un establecimiento de estaa localidad lanzaroteña". La nota de prensa llega tres días después de que se diagnosticara el primer caso, el pasado lunes día 9.
Habitualmente, la ciguatera se asocia a la pesca deportiva o furtiva, que no pasa los controles pertinentes. Sin embargo, tal como confirman desde Salud Pública, no es habitual que esto suceda con productos adquiridos en una pescadería.
La mayoría de los brotes de ciguatera registrados anteriormente en la isla (los últimos conocidos se dieron en 2012), se originaron en restaurantes. "Esto lo suelen hacer pescadores furtivos que, como tampoco viven de la venta de la pesca, lo venden más barato y los restaurantes lo compran, aún arriesgándose a que pase lo que ha pasado", señalaban entonces a La Voz desde la Cofradía de Pescadores San Ginés.
Una peligrosa toxina
La ciguatera es un tipo de intoxicación alimentaria producida por el consumo de peces que contienen ciguatoxina. La cadena comienza con pequeños peces hervíboros que consumen un alga tóxica. Estos peces son después alimento de peces mayores, que son los que entrañan el mayor peligro. Los peces más grandes, de más edad, son los más tóxicos porque acumulan más toxina.
Precisamente por eso, está prohibida la comercialización y venta de pescados, sin el correspondiente control y etiquetado sanitario, con pesos superiores a los 15 kilogramos en el caso del medregal; 30 kilogramos, en el del peto, a los 12 kilogramos, en el del Pejerrey; a los 12 kilogramos en el abade, a los 29 kilogramos de mero; a los 10 kilogramos de sierra; y a los 150 kilogramos de picudo y pez espada.
El gran peligro de esta toxina es que no altera el sabor del pez, y tampoco se elimna con la cocción o la congelación. En cuanto a los síntomas, aparecen de una a varias horas después de la ingesta y el cuadro característico dura alrededor de ocho días, aunque también hay casos más graves en los que se prolongan durante semanas e incluso meses.
Los afectados sufren retortijones, diarrea, náuseas y vómitos; dolor de cabeza, de músculos, y de articulaciones; picor generalizado; inversión de las sensaciones de calor y frío; dolor en la cara; sensación de pérdida de los dientes; hormigueo o quemazón de extremidades: entre otros aspectos, que pueden repetirse durante meses después de la intoxicación.
En el caso del nuevo brote registrado en Lanzarote, ninguno de los afectados ha necesitado ingreso hospitalario.