El juicio contra cinco agentes y un subinspector de la Comisaría de la Policía Nacional de Arrecife ha comenzado este lunes en Las Palmas de Gran Canaria con la declaración de los acusados, que han negado haber golpeado y torturado a dos hermanos detenidos en abril de 2010. Esos dos jóvenes se sientan junto a ellos en el banquillo, acusados de haber agredido a los agentes durante su arresto, y también han negado los hechos que se les imputan.
En su escrito de acusación, la Fiscalía señala que los policías acudieron ese día a una multitudinaria pelea que se había desatado en un parque situado en la calle Alcalde Ginés de la Hoz, donde encontraron a los dos jóvenes golpeando a una tercera persona. Inicialmente acudieron dos agentes, pero finalmente hicieron falta otros cuatro policías nacionales para detener a estos dos jóvenes, que según el fiscal dieron patadas y puñetazos a los agentes para resistirse al arresto. Por estos hechos, se pide para cada uno dos años de cárcel.
Sin embargo, las mayores penas se solicitan para los cinco agentes y para el subinspector. Y es que según la Fiscalía, tras el arresto, cuando ya estaban esposados y habían sido trasladados a la Comisaría, los policías golpearon violentamente a los dos jóvenes, que sufrieron graves secuelas.
"El calabozo baja la adrenalina"
En su declaración, según recoge la agencia EFE, los implicados han negado los hechos. "Detrás de la puerta no pasó absolutamente nada", ha asegurado el subinspector, refiriéndose a la puerta que da acceso al calabozo. Y también ha negado que hubiera una agresión en el garaje, como aseguran los hermanos. Ambos sostienen que fueron agredidos hasta tres veces, en zonas distintas de la comisaría. Y en una de las ocasiones, en el pasillo hacia el calabozo, uno de ellos ha declarado que se acercó a la zona donde sabía que había cámaras de seguridad, que se analizaron durante la instrucción de esta causa, para que grabaran lo que estaba ocurriendo.
En su declaración, el subinspector ha afirmado que desconoce cómo se rompió la pierna uno de los dos jóvenes y ha negado que las graves heridas que presentaban se las hicieran en comisaría. Sobre por qué no les llevaron directamente a un centro de salud tras su detención, ha asegurado que fue porque estaban "muy alterados", según recoge EFE. "El calabozo baja la adrenalina", ha afirmado, tras explicar que temían que los detenidos protagonizaran un altercado en urgencias. Por eso, según su versión, les llevaron primero a comisaría, para que "se relajaran". Una hora después de entrar en las dependencias policiales, los dos jóvenes detenidos fueron trasladados en ambulancia a un centro sanitario.
"Me dieron por todos lados"
"Me dieron por todos lados de cintura para arriba", ha declarado por su parte uno de los jóvenes presuntamente agredidos por los agentes. En su caso, ha asegurado que le perforaron el oído y que aún tiene secuelas en la vista, aunque a diferencia de su hermano, ha asegurado que él no reclama una indemnización y que solo quiere "que se haga justicia".
En su escrito de acusación provisional, la Fiscalía pedía 15 años de cárcel para dos de los policías y 12 para los otros cuatro, ya que no todos tuvieron la misma participación en los hechos. En el caso de uno de los agentes que se han sentado en el banquillo, la supuesta víctima no ha confirmado que estuviera entre sus agresores, pero sí que presenció los hechos sin intervenir para impedirlo.
Tras la primera jornada de juicio, la vista continuará este martes con la declaración de los testigos y está previsto que el día 29 concluya con la presentación de las conclusiones definitivas, quedando visto para sentencia.