El título de Reserva de la Biosfera, en juego: "Es fundamental reducir la cifra de turistas que nos visitan"

La responsable de la Oficina de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, Ana Carrasco, advierte que la isla afrontará dentro de dos años "la gran evaluación" para mantener este galardón y que "la UNESCO se está poniendo seria"

3 de noviembre de 2022 (20:31 CET)
La responsable de la Oficina de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, Ana Carrasco
La responsable de la Oficina de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, Ana Carrasco

Con motivo del primer Día Internacional de las Reservas de la Biosfera, que se conmemora este jueves, la responsable de la Oficina de la Reserva de la Biosfera de Lanzarote, Ana Carrasco, ha advertido de los riesgos que afronta la isla. Carrasco ha recordado que este nombramiento que recibió la isla en 1993 es mucho más que un galardón y ha hecho hincapié en que dentro de dos años habrá una nueva evaluación para ver si se están cumpliendo los compromisos que implica.

 

¿Qué balance hace de la evolución de la isla de Lanzarote desde su nombramiento como Reserva de la Biosfera en 1993?

El próximo año celebramos el 30 aniversario de la Reserva de la Biosfera. Y digo celebramos entre comillas. Hay que ser realistas y ser conscientes de que hemos cambiado mucho desde 1933 hasta la fecha. Esta isla ha cambiado en muchos aspectos y sigue teniendo unos retos que son fundamentales empezar a resolver, por ejemplo, el del agua. No podemos estar perdiendo el 61,3% del agua que producimos. Eso es insostenible. Por tanto, Lanzarote fue una isla pionera, que tenía los requisitos para ser Reserva de la Biosfera, que contaba con un millón de turistas. Pero ahora hemos alcanzado los tres millones. Y también hemos duplicado la población residente, que significa que tenemos una presión en el territorio que no es la misma que anteriormente.

 

¿Qué responsabilidad conlleva ser Reserva de la Biosfera?

Hay tres funciones que debe tener una Reserva de la Biosfera: la función de conservación de su propia biodiversidad, de sus características culturales y fomentar su desarrollo. Y cuando hablamos de desarrollo humano, nos tenemos que referir al desarrollo de la calidad de vida de la población. Pero sobre todo, tenemos que aprender a convivir con la naturaleza, a intervenir en el territorio de una manera armoniosa, de tal manera que no afecte a nuestra calidad de vida, pero tampoco a la del resto de seres humanos con los que convivimos en esta isla.

 

¿Se realiza algún seguimiento para comprobar que se cumplen esas obligaciones?

Sí, cada 10 años hay una evaluación e independientemente, cada año el programa MaB de la UNESCO (Programa Hombre y Biosfera), a través de su Consejo Científico, evalúa una serie de indicadores que tenemos que ir cumpliendo. Pero la gran evaluación, la que se realiza cada década, será en dos años. Y la UNESCO se está poniendo seria respecto a cómo actuamos en una Reserva de la Biosfera. El gran problema que ha tenido esta isla es que se ha visto este nombramiento como un galardón. Y una Reserva de la Biosfera es un compromiso por parte de un territorio. La isla decidió serlo. Yo creo que ésta es la reflexión que deberíamos hacernos de cara a los dos próximos años: ¿Queremos seguir teniendo este compromiso con la forma de actuar y vivir en Lanzarote?

 

¿Cuál es actualmente el mayor reto para la isla?

Es fundamental reducir la cifra de turistas que nos visitan. En muchos países se está hablando ahora de los límites del planeta. No podemos ir a más, no existe el crecimiento sostenible. Nosotros teníamos una cultura de los límites importante, y no solo por Cesar Manrique. Venía de atrás. Los vecinos de Haría fueron los que protegieron el Malpaís de la Corona de la posibilidad de que fuera urbanizado. Y más adelante se hizo el Plan Insular de 1991, que desclasificó 250 mil camas turísticas. Nosotros fuimos pioneros en intentar autolimitarnos.

 

Y ahora no quedan zonas vírgenes…

La penetración a todas partes no ayuda. Con el auge de las redes sociales ha nacido una nueva forma de comunicarnos. Parece que todo se puede tocar, que podemos subir a todos los sitios y podemos sacarnos fotos en cualquier lugar. El selfie se ha vuelto la única manera de corroborar que hemos estado en un sitio. Cuando esta isla se concibe desde el punto de vista turístico, lo que hace César Manrique y todo el equipo es prepararla para la contemplación. Tú ves el paisaje desde el coche. El suelo de Lanzarote, lo que es su volcanismo, es muy frágil. Por tanto, cuando tenemos que introducirnos en el medio natural, lo tenemos que hacer con cuidado.

 

¿Quizás el problema es que las islas no están capacitadas para ser Reservas de la Biosfera en su totalidad?

No se consigue una Reserva de la Biosfera como un espacio natural protegido. Por ejemplo, Lanzarote es una Reserva de segunda generación porque había un error, se declaraban Parque Nacional. No tiene mérito declarar un Parque Natural. El mérito lo tiene un territorio donde hay una población que hace frente a los cambios que se están dando, tanto a nivel mundial como a nivel local. El mérito está en nuestro comportamiento. De lo que nos hemos dado cuenta es que aquí había una cultura de cuidado del entorno, pero se está perdiendo. Estamos yendo a colegios e institutos y vemos como una pérdida de esa memoria generacional. Cuando salimos con los niños al campo y les preguntamos “¿Qué están viendo ustedes?”, hay una montaña de escombros y no la ven. Ése es el problema. Nos estamos acostumbrado a este nuevo paisaje, que no es bueno ni para nuestra mente, ni para el turismo ni para nada.

 

¿Estamos a tiempo de dar un cambio de rumbo?

Es cuestión de repensar el tema de los límites. De hecho, este año se cumple el 50 aniversario del informe de los límites del planeta, del Club de Roma. Y el 15 y el 16 de diciembre de este año celebraremos una jornada en el Cabildo para hablar del tema. Vendrá el vicepresidente del Club de Roma y explicará cuál es el último informe que se ha hecho sobre los límites del planeta, que proporcionó datos nada buenos evidentemente. Desde que en 1972 surgió este informe, ya se hablaba de lo que podía pasar, que al final es lo que ahora está ocurriendo. En las jornadas también hablaremos de los límites de Lanzarote. Porque nuestra isla se ha enfrentado y se ha movilizado en muchas ocasiones para poner límites, y esta cultura no la podemos perder. Tenemos que luchar y seguir insistiendo, porque por mucho que hagamos, el sistema no nos ayuda. Los jóvenes hoy en día están ante una pantalla donde están viendo intervenciones que no se ajustan a lo que nosotros deberíamos hacer para conservar nuestro territorio. Y hace falta más conversación, conversar para conservar.

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