Los ahogamientos en Canarias continúan siendo la principal causa de fallecimiento: en la actualidad, duplican incluso los sucesos relacionados con el tráfico. De las ocho islas, Lanzarote suele ocupar el tercer o cuarto puesto en cuanto a mayor número de decesos por este motivo.
Según datos de la asociación 'Canarias, 1.500 km de costa', que cada año realiza un informe sobre accidentes acuáticos, en 2021 el archipiélago registró 64 fallecidos por ahogamiento. En los meses que llevamos de 2022, la cifra se sitúa en 46.
Respecto a Lanzarote, fueron 7 las personas muertas durante el período de 2021, mientras que en el presente también son 7, pero en este caso, todas han tenido lugar durante los meses de verano -entre julio y agosto de 2022-.
Que esta última cifra no se incremente durante lo que resta de año dependerá de dos factores: la responsabilidad individual y el trabajo de los socorristas. Iván Soto y Cristian Sarrias son dos de los profesionales pertenecientes a este oficio, que llevan 2 años y medio y 10 años, respectivamente, atendiendo las necesidades de los bañistas a través de Emerlan.
La falta de cuidado, el principal error
En la actualidad, Soto y Sarrias centran su trabajo en la zona costera de Puerto del Carmen, concretamente en Playa Grande y Playa Chica. Esta última, es una de las que mayor número de ahogamientos registra, tanto mortales como no.
Sin embargo, Soto afirma que esta situación no tiene que ver con que dichos espacios sean peligrosos: "Estas playas no entrañan ningún peligro. Más bien se da esta situación porque un notable número de gente, cuando se va a bañar, no tiene el suficiente cuidado o ignora las indicaciones".
De hecho, volviendo a los datos de la citada organización, del porcentaje total de fallecidos que se registran cada año, un 80% de media corresponde a negligencias.
"Nos encontramos con mucha gente que incumple la normativa de banderas o recomendaciones de baño. Por ejemplo, en el caso de Playa Chica, uno de los mayores problemas son los buzos, que no compensan bien sus salidas con el aire y pueden terminar entrando en parada cardiaca", explica el socorrista.
Población extranjera: ¿desconocimiento o indiferencia?
Según 'Canarias, 1.500 km de costa', entre los muertos por ahogamiento contabilizados en el conjunto de las islas en 2021, un 85% era de procedencia extranjera. En 2022, este sector poblacional representa un 63%, lo que supone, en ambos casos, que copen más de la mitad de los sucesos registrados.
Soto defiende, en base a su experiencia, que la población que no es local presenta un amplio desconocimiento sobre la normativa de playas.
Sin embargo, no achaca este hecho a una falta general de concienciación: "Existe la suficiente consciencia, lo que hay que ver es qué hace cada persona con ella. Algunos no se toman en serio las indicaciones o piensan que no son tan graves como se hace ver, y por ignorancia, acaban sufriendo accidentes".
Por su parte, Sarrias añade que a lo largo del año, con especial énfasis en la temporada estival, se realizan campañas de prevención de ahogamientos en varios puntos del territorio conejero.
"Desde Emerlan impartimos charlas en colegios, para que los niños tomen conciencia desde pequeños de lo que hay que hacer y no cuando van a un lugar de baño. También tenemos cursos para personas adultas y mayores, además de estar presentes en las zonas costeras ofreciendo información a toda la gente que se concentra en ellas".
"Está en juego la vida de personas y también la nuestra propia"
Velar continuamente por la seguridad de otros no es un trabajo sencillo. Más aún cuando esta labor se ve ninguneada, tal y como recoge Soto, quien expone que una de las partes más complicadas del oficio es lidiar con gente que considera "que los socorristas no hacemos nada".
El profesional detalla que hay personas que "no tienen en cuenta que hacer una reanimación o auxiliar a una persona que está en apuros dentro del agua, cuando el oleaje es fuerte, son situaciones muy complicadas".
Sarrias suscribe estas palabras, añadiendo que "en ambos casos está en juego la vida de una personas, y en el segundo, la nuestra también".
Por ello, el rescatador no duda ante la cuestión de cuál es el la peor situación a la que se enfrentan: la parada cardiaca, una tesitura que se repite con bastante frecuencia.
"Este es el momento en el que más en serio tenemos que trabajar. Cuando un usuario sufre un infarto en el agua y hay que sacarla tienes que tener la mente muy fría y actuar con rapidez, porque de eso depende que se salve o no. De repente, tienes que ejercer como médico, porque eres tú quien va a realizar la primera acción sobre el afectado. Y es primordial".
Clave de protección: conocerse a uno mismo
Ambos socorristas coinciden en que revertir esta realidad y disminuir las cifras de cara al futuro es posible, siempre y cuando la gente "antes de venir a la playa, se informe bien de cómo está en ese momento concreto".
Además, Sarrias hace hincapié en la importancia de que la gente "conozca sus limitaciones": "Si alguien padece de tensión baja, tiene que saber que no es bueno que acuda darse un baño cuando las temperaturas son elevadas. Hay que conocerse y saber qué es lo correcto para cada uno de nosotros", concreta.
