"La muerte, esa maestra oculta que enseña lo que de verdad importa", comienza Calixto Herrera, técnico del Área de Salud Escolar y Estilos de Vida Saludable de la Consejería de Educación de Canarias y promotor de El proyecto Orugas y Mariposas de colores. Este proyecto trabaja para llevar a las aulas de los centros educativos canarios la realidad de la muerte desde un prisma educativo.
"No podemos decir que una escuela educa para la vida, ignorando esta realidad que es la muerte", relata Calixto Herrera. No se puede entender este proyecto, que arrancó en 2013, sin entender que la muerte es un tema tabú en España y también en Canarias. "Estamos en una sociedad consumista, en una cultura que nos vende un sentimiento de felicidad casi tóxica, donde todo se consigue y en donde se expulsa el dolor en la adversidad como si fuera un fallo del sistema", arranca el técnico.
Frente a esta tendencia, la iniciativa de Orugas y Mariposas trata de educar y concienciar al alumnado, a sus familiares y al profesorado de los centros de todos los duelos por los que puede pasar un menor, formándole en la realidad de la pérdida. En este caso, lo hacen desde dos ramas: la normalización y la educación paliativa.
Así pues, "la vertiente normalizadora es previa a la aparición de una muerte real. Se trabaja con aspectos teóricos relacionados con la muerte, el morir, el duelo y todo lo que significa acompañar en situaciones de adversidad".
Mientras que, la paliativa aparece en el momento que existe una muerte real en el entorno del menor. "Sea el tipo de muerte que sea, acompañamos directamente a los centros, asesorando, dándoles claves y orientaciones", explica el técnico del Área de Salud Escolar y Estilos de Vida Saludable de la Consejería.
Los niños y su preocupación por la muerte
El técnico relata que la muerte es un tema que afecta a los menores. "Lo que nos dicen las investigaciones que a los niños y las niñas, incluso antes de hablar, les preocupa el tema de la desaparición de nuestros seres queridos, a dónde van", explica. Sin embargo, la sociedad occidental hace uso de eufemismos o silencios para responder a este dolor. Ahí surge la importancia de educar en la muerte.
Para actuar en un centro educativo, el proyecto Orugas y mariposas de colores es activado por los centros educativos o desde los equipos de Inspección, en ocasiones, ante el fallecimiento de una persona importante en la vida del menor. En este caso, las intervenciones que se realizan son educativas, no clínicas ni terapéuticas.
Calixto Herrera: "La muerte no nos espera ya al final de un largo camino, sino que es parte de la realidad de los niños y un tema que les preocupa"
¿Cómo informar a un niño de la muerte de un allegado?
Este educador recomienda que siempre que se vaya a informar a un menor de la muerte de un ser querido, lo haga una persona cercana afectivamente al niño y de forma rápida. "Siempre debe ser alguien del núcleo familiar o muy cercano", explica Herrera. Ese primer shock, cuando el menor recibe la noticia, será recordado durante toda la vida.
"Partimos de la premisa de que cuando un niño o una niña o un adolescente experimenta una pérdida de un ser querido significativo va a sentir un dolor natural", apostilla Calixto Herrera. La iniciativa pretende plasmar la naturalidad de un proceso de duelo, donde el dolor, "lejos de ser una enfermedad o algo patológico, es parte del proceso".
En este punto, recalca la importancia del acompañamiento en ese dolor y sufrimiento. "Tenemos que abrir con ellos un espacio de comunicación. A veces nos olvidamos que los niños y niñas están participando en un proceso de duelo y tienen que ser reconocidos en su papel", aconseja.
Además, es importante en este espacio que exista un ambiente de confianza, como de seguridad física y emocional. En segundo, se les debe hacer sentir incluidos en el proceso. "Escuchar lo que dicen los niños, no solamente de manera verbal, sino también desde su silencio o desde las conductas de apego", asegura. En muchas ocasiones, los menores se esconden del dolor, tras conductas en las que aparentemente están bien y es importante darles herramientas para detectarlo.
El duelo de adolescentes y niños
Calixto Herrera muestra que el duelo en adolescentes es más parecido al de los adultos. "Se parece bastante, con los matices que conlleva esta etapa, como el cambio, la búsquedad de identidad, los cambios hormonales, intelectuales o mentales", ejemplifica.
Al mismo tiempo, señala que en los niños y niñas, desde Infantil hasta sexto de Primaria, no tienen adquirido aún el concepto de muerte como tal.
"El concepto de muerte en sí no lo manejan como palabra ni lo entienden en profundidad, pero lo que sí entienden es que mi ser querido, aquella madre que me cogía en brazos o aquel padre que me besaba ya no está y sienten profundamente esa ausencia", narra Herrera.
Es a partir de los nueve o diez años que el menor comienza a comprender este concepto de muerte de una manera más amplia, con la irreversibilidad y universalidad que conlleva. Por ejemplo, que entienden que "todos los seres vivos fallecen en algún momento y que una vez que mueres ya no puedes volver", especifica. Como consejo, ante el duelo de un niño, Herrera recomienda evitar cambios bruscos en su vida y mantener la rutina y horarios. Mientras que, aunque los adolescentes necesitan esa disponibilidad de personas adultas, también precisan otros espacios para reflexionar de forma individual.
La pérdida más allá de la muerte
Orugas y Mariposas de Colores no solo ataja con los menores la pérdida por fallecimiento. "Cuando hablamos de pérdida, no nos referimos solamente al fallecimiento de seres queridos a lo que es la muerte, sino que hablamos también de otro tipo de pérdidas, de objetos, de proyectos de valores", explica Calixto Herrera.
En este punto, pone de ejemplo la situación de una familia de personas migrantes, que está rota por la separación. "Una parte en un país y otra en otro", añade, "también tenemos niños cuyos padres están encarcelados".
"Le llamamos el proyecto 'Orugas y Mariposas de Colores' porque son múltiples los rostros que tenemos en las aulas con el dolor y y cuando vemos toda esta diversidad a la que nos enfrentamos, qué hay debajo de todo esto, hay dolor y sufrimiento y ese es el gran reto, cómo mirar el sufrimiento", refleja Calixto.
Los comportamientos suicidas
Sobre el posible aumento comportamientos autolíticos en Canarias. Herrera relata que hay diferentes investigaciones en marcha, pero no se puede afirmar por el momento un aumento de la conducta suicida. Lo que sí existe es una "mayor sensibilidad y conciencia" desde que salimos del confinamiento por el coronavirus. "Se trata de una realidad vieja que se remonta a muchos años atrás de la pandemia y de todo esto ya desde el 2014 la Organización Mundial de la Salud ya nos hablaba de que estábamos enfrentándonos a un a un imperativo de salud pública que había aumentado un 60% en los últimos 50 años", añade.
Al mismo tiempo, revela la importancia de comunicar de forma adecuada sobre el suicidio, ya que puede provocar un efecto de invitación si se hace forma irresponsable. Sin embargo, puntualiza que también existe el efecto Papageno, donde se invita a tratar la temática del suicidio, como efecto preventivo y para reducir el número de muertes.
"Trabajamos el vínculo, el sentimiento de pertenencia, estaremos haciendo prevención universal del suicidio. No es solo un problema de salud pública es un problema social. Todos somos agentes de prevención en el suicidio", apuesta Calixto Herrera
En este sentido, "el sentimiento de desvinculación, la falta de sentido de la vida. Hay chicos y chicas que ya te dicen no sé para qué estoy aquí". Mientras tanto, se apoya "una felicidad tóxica que te obliga a ser feliz y si tú no eres feliz de acuerdo a los cánones que te están vendiendo, pues eres un fracasado"
"Esta muchedumbre solitaria que se está promocionando tiene que pagar un peaje en forma de factura de malestar emocional, de conductas suicidas".