El mundo gastronómico de Lanzarote llora la muerte del cocinero Mario Rodríguez Medina, quien falleció de forma inesperada a los 50 años durante la madrugada del pasado sábado.
Este apasionado cocinero comenzó su carrera en la industria gastronómica a una edad temprana y rápidamente se hizo un nombre. El chef estuvo durante años al frente del conocido restaurante de Los Isleños, localizado tras la estación de guaguas de la Rambla Medular en Arrecife. En ese momento consolidó su proyecto de restauración y se inició en el mundo del catering.
"Sus platos eran verdaderas obras maestras que deleitaban los paladares más exigentes, y su habilidad para combinar sabores y texturas era simplemente excepcional", recuerdan ahora sus compañeros.
Durante su trayectoria, Mario Rodríguez capitaneó las cocinas del Real Club Náutivo de Arrecife. Además, su último proyecto estaba centrado en la Finca el Trillo, en la carretera que une Playa Honda con Güime, donde se ha consolidado como finca para eventos.
"El mundo culinario está de luto esta semana, mientras llora la pérdida de uno de sus talentos más destacados y sobre todo de una persona excepcional", rezan sus amigos.
Su muerte ha consternado tanto a su familia y conocidos como a sus colegas de profesión que admiraban su cocina y recuerdan "su amabilidad, humildad y generosidad".
Sin embargo, más allá de su talento en la cocina, Mario era conocido entre los suyos por su "calidez humana y su inquebrantable ética. Siempre dispuesto a ayudar a los demás, no era raro verlo colaborando en obras benéficas o enseñando a jóvenes aspirantes a chefs. Su pasión por la gastronomía era igualada solo por su deseo de hacer del mundo un lugar mejor", añaden.
A lo largo de su carrera, este cocinero lanzaroteño recibió numerosos reconocimientos y premios por su trabajo. Sin embargo, los suyos defienden que para él lo más importante no era la fama o el éxito personal, sino la felicidad y satisfacción que podía brindar a través de sus creaciones culinarias. Siempre se enorgullecía de ver sonrisas en los rostros de aquellos que probaban sus platos.
Además de su legado culinario, Mario deja un vacío en la comunidad gastronómica. Sus colegas de profesión lo describen como un "amigo leal y un mentor dedicado".
Frente al dolor por la pérdida, el mundo culinario se une para celebrar el legado de Mario y su vida. "Su espíritu perdurará en cada cocina donde sus recetas sean preparadas con amor y dedicación. Su impacto trascenderá las barreras de la profesión, recordándonos a todos la importancia de ser amables, generosos y apasionados en todo lo que hacemos", apostillaron.
"En nombre de la comunidad gastronómica y de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo, expresamos nuestras más sinceras condolencias a la familia y seres queridos de Mario Rodríguez. Su pérdida es incalculable, pero su memoria vivirá eternamente en nuestros corazones y en el mundo culinario que tanto amó".
Esta tarde de miércoles en la iglesia de San Bartolomé será su funeral a las 18:00 de la tarde en presencia de sus cenizas.