Mathildas Shoes, la aventura de la lanzaroteña que emprendió con 50 años y llegó a la Zarzuela

Matilde Palomino arrancó el negocio de bailarinas en 2019, cumpliendo así uno de sus sueños, y ha conseguido que la princesa Leonor y la infanta Sofía luzcan sus diseños

22 de abril de 2022 (14:19 CET)
Actualizado el 22 de abril de 2022 (14:52 CET)
Matilde Palomino junto a sus bailarinas en Mathildas Shoes
Matilde Palomino junto a sus bailarinas en Mathildas Shoes

La edad no es un impedimento para cumplir tus sueños. Y si no, que se lo digan a Matilde Palomino, una conejera afincada en Gran Canaria que con 50 años decidió cumplir su sueño y montar un negocio de bailarinas. El "hobbie", como así explica que inició todo, ha llegado hasta el Palacio de la Zarzuela, ya que tanto la princesa Leonor como la infanta Sofía han lucido productos de la empresa canaria. 

“Cumplí 50 años, uno de mis hijos estaba terminando sus estudios y el otro terminó la carrera. Tuve tiempo para pensar qué quería hacer con mi vida y decidí montar este proyecto”, explica Matilde Palomino, que no dudó en iniciar el negocio, pese a estar “fuera del mercado”. 

“A mí lo que realmente me gusta es el trato con la gente, hablar con ellos. Me llena y me hace muy feliz”, afirma esta emprendedora, que en Lanzarote trabajó siempre de cara al público, en empleos como guía, en una agencia de viajes o de comercial. 

Cuando se decidió a montar el negocio, se centró en algo que le gustaba "desde pequeñita": las bailarinas. Y solo necesitó el empuje y ayuda de una persona, su amiga Eva. “Ella es mi media naranja, todo lo que me faltaba a mí lo tenía ella”, apunta Matilde, que precisa que su amiga colaboró con ella en el arranque del negocio. 

Después Eva se mudó a Madrid y más tarde a México, por el trabajo de su marido. “Cuando Eva se fue, trasladamos todo el stock a la tienda física a Las Palmas”, explica.

 

Unos inicios “buenos” pese a la pandemia

Mathildes Shoes arrancó el 25 de octubre de 2019 y, pese a que los inicios en los negocios suelen ser difíciles, Matilde asegura que los suyos fueron “buenos”. “En esa época no se hablaba de pandemia, y Gran Canaria era una isla con mucho turista y con cruceros, y fue una época buenísima”, asegura. 

Sin embargo, llegó el 14 de marzo de 2020, y con él el confinamiento nacional y el cierre de todos los comercios no esenciales. No obstante, los primeros días de marzo fueron “muy buenos” para Mathildas Shoes. “Al fin y al cabo no sabíamos qué iba a pasar, y era época de primavera y comuniones”, añade. 

Después se vio obligada a cerrar la tienda por la pandemia y el confinamiento, aunque Matilde agradece que el dueño del local “se portó muy bien” en cuanto al tema del alquiler. Luego llegó el 11 de mayo, día en el que pudo abrir el pequeño comercio, y Matilde narra que la gente fue a comprar “como loca”. “Había clientas que se llevaban 4 pares de bailarinas. Yo creo que fue un poco la desesperación, el encierro, necesitaban hablar e iban y te contaban su vida”

“Estoy súper contenta porque la gente ha seguido confiando en mí. Sin embargo, ya no tiene que ver como los primeros meses, porque ahora extranjeros hay muy pocos, y vivo más bien de la clientela peninsular y canaria”, añade.

 

Solo bailarinas y con colecciones cerradas

La característica principal del negocio de Matilde Palomino es, precisamente, la exclusividad de la venta de bailarinas. “A mí es lo que me gusta, y me quería especializar en solo un producto”, explica.

“Hay gente que me dice que por qué no vendo bolsos, y no quiero, solo quiero bailarinas”, apunta Matilde, que añade que no quiere meterse “en competencia” con los demás negocios de la zona. 

“No hago esto por necesidad económica”, afirma, añadiendo que “no se arriesga” a la hora de elegir el producto. “En este trabajo tienes que actuar un poco como psicóloga, conocer al cliente. Los extranjeros buscan el color, mientras que los locales vamos a tonos más oscuros. Me voy adaptando”, explica. 

Matilde Palomino señala que en su negocio trabajan exclusivamente “con pequeñas colecciones”, que encarga en función de la demanda. “Detrás de las cajas de bailarinas hay facturas que pagar. Y yo lo que quiero es no deber dinero, por lo que los pedidos los controlo”.

 

Diseños propios y venta en internet

Matilde Palomino no solo ha llevado su sueño a la realidad, sino que trabaja diariamente para que continúe existiendo. Para ello, todos los diseños de las bailarinas son realizados por ella, que con su ingenio y originalidad realiza una infinidad de bailarinas. 

“Tenemos una fábrica en Alicante, ellos tienen modelos y pieles. Fabrican lo que yo quiero, en función de qué color quiero, diseño de la punta y demás”, explica la emprendedora, que además destaca que todo lo hace “con pasión”, y sin haber recibido formación previa. 

“Mi madre dice que heredé de mi abuela su amor por la moda”, afirma Matilde mientras se ríe, y asegura que intenta “escribir bien” las peticiones de los diseños que tiene en la cabeza, para que puedan ser reproducidos a la perfección en la fábrica. 

Además de la venta en la tienda situada en la capital de Gran Canaria, Mathildas Shoes ofrece la venta online a través de su página web. Asimismo, también cuenta con un perfil de Instagram en el que muestran muchos de sus diseños. 

“Desde el principio siempre pusimos web, al tener a mi compañera Eva en Madrid. Ella siempre se encargó de la web, y yo de la tienda física en Las Palmas”, explica Matilde, que además asegura que los pedidos “no tardan mucho en llegar a casa”, ya que trabajan con una empresa privada de paquetería. 

 

Las bailarinas de Mathildas Shoes, en la Casa Real 

Quizás el "boom" de la empresa de Matilde Palomino llegó cuando su amiga Eva, que asegura que era “muy decidida”, mandó correos electrónicos a numerosos “famosos” para promocionar sus bailarinas, entre ellos a la Casa Real. “La secretaria de la reina fue la única que nos contestó, diciendo que estaba dispuesta a conocer nuestro producto”, recuerda Matilde con emoción. 

Su amiga Eva fue la que se trasladó al Palacio de la Zarzuela para entregar algunos pares de bailarinas, y una vez los vieron y probaron, se quedaron con tres de ellos. “Recogimos los que no querían y nos hicieron el ingreso de los tres pares de bailarinas”. 

Matilde Palomino explica que la Casa Real no hace publicidad de marcas, por lo que tenían que estar atentos a ver si algún miembro de la Casa Real se ponía sus bailarinas. La princesa Leonor fue quien, en una presentación de un submarino en Andalucía, se puso por primera vez unas bailarinas rojas de Mathildas Shoes, que incluso repitió en una entrega de premios en Girona. 

La princesa Leonor en la entrega de premios con las bailarinas de Mathildas Shoes
La princesa Leonor en la entrega de premios con las bailarinas de Mathildas Shoes
 
“Cuando vemos que son nuestras bailarinas, nos tenemos que poner en contacto y mandar correos para decir que las bailarinas son nuestras”, señala Matilde, que agradece incluso que revistas de renombre como Telva, Hola o Elle se pusieran en contactos con ellas tras tener conocimiento de la procedencia de los zapatos.

Además, la infanta Sofía lució otras de las bailarinas de Matilde, en este caso unas de color azul marino, en una visita de la Casa Real a los refugiados ucranianos. “Hicimos el mismo procedimiento, mandamos correos y las revistas se hicieron eco de ello”. 

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La infanta Sofía con las bailarinas de Mathildes Shoes

“Solo tengo palabras de agradecimiento a la Casa Real, que se ha fijado en una miniempresa de bailarinas que nació de dos amigas con 50 años como un hobbie”, relata emocionada Matilde Palomino, que reconoce que de los correos enviados a “famosos”, el que menos esperaba respuesta era precisamente de la Casa Real. 

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