María Guerra, la única joven que lleva una granja avícola ecológica en Lanzarote

La mujer de 23 años, que se encarga de manejar la finca y el negocio familiar, ha revelado que visualiza su futuro en la finca. "Me gustaría poder vivir de esto y, seguir aquí tranquila a mi bola"

Eider Pascual

Periodista

1 de junio de 2024 (07:58 CET)
Actualizado el 1 de junio de 2024 (08:03 CET)
La joven María Guerra en la granja avícola ecológica en Lanzarote (Foto: Juan Mateos)
La joven María Guerra en la granja avícola ecológica en Lanzarote (Foto: Juan Mateos)

La lanzaroteña María Guerra se ha convertido en la única joven en llevar su propia granja avícola en Lanzarote. La mujer, a sus 23 años, ya cuenta con una gran finca de una hectárea situada en Tinajo llamada La Sarantontona, de la que su familia y ella logran acercar al mercado de la isla diversos productos típicos canarios como la batata ecológica de El Jable.

La joven originaria de la isla ha tomado el relevo de su padre, que empezó en 2004 con agricultura ecológica como aficionado, con un trabajo en el que se ha embarcado tomando el control de la actividad para hacer llegar la producción a diversas partes de la isla. Desde pequeña se ha encargado de aprender sobre la alimentación de los animales, la producción de huevos, el control del sistema de riego de las verduras y hortalizas, el empaquetado y reparto de los productos y el registro de las cuentas del negocio. Ahora le toca dirigir todo el legado que su familia le ha dejado.

"Me daba pena pensar que se iba a perder", ese fue el motivo por el que la joven se embarcó en 2022 para encargarse de la finca y del negocio ha confesado a La Voz. Una profesión, en la que se ha dado de alta como autónoma, y que para ella se ha convertido en su pasión día tras día. "Me llena mucho levantarme para ver el amanecer mientras trabajo", cuenta sobre el comienzo de la jornada labora. Un empleo que le permite tener suficiente libertad para manejar sus propios horarios. Una de las cosas que más le convence del trabajo es poder "organizarse a su gusto y no tener a ningún jefe detrás de ella", recalca como detalle positivo.

En ocasiones, se pega "14 horas" trabajando, lo que para ella comprende la parte negativa de llevar este negocio. "Aquí en la finca siempre hay algo que hacer, no hay momento de aburrirse", ha desvelado. Además de trabajar, también aprovecha el tiempo que le queda libre para hacer planes fuera de la finca, como cualquier joven de su edad. Sus amistades son conscientes de todo el tiempo que tiene que dedicarle a su trabajo. "Mis amigas me dicen que nunca tengo tiempo de hacer nada", ha apuntado entre risas.

"Muchos días me quedo 14 horas trabajando, luego mis amigas me dicen que "no tengo tiempo de hacer nada"", dicen María entre risas

Además, la joven tambien se dedica a repatir los productos por diferentes zonas y establecimientos de Lanzarote. El negocio, que abarca su mercado en Puerto Calero, Famara, Puerto del Carmen, Costa Teguise, Teguise, San Bartolomé, Tinajo, La Santa y Tiagua, también vende para supermercados, herbolarios, fruterías y hasta un restaurante. Confiesa que de todas las actividades que realiza para La Sarantontona, gestionar los documentos es lo más complicado para ella. "Lo que más me estresa es el tema del papeleo", se ha sincerado en el interior de la finca. 

En el encuentro con Guerra se puede apreciar las ganas y entusiasmo con las que vive su trabajo. Ya lo ha convertido en un estilo de vida hecho a su medida, y así también lo aprecian las personas que se encuentran a su alrededor. "Muchas personas se quedan asombradas y te admiran por tener está iniciativa", ha revelado. Sobre su dedicación al campo, algunos ciudadanos tiene disparidad de opiniones. "Las señoras mayores me dicen que estoy loca metiéndome en la labranza", ha expresado. 

"No he sufrido ningún momento de discriminación aunque siempre haya tratado con hombres", comenta ella sobre su experiencia

Desde el punto de vista social, ella refiere no haberse sentido "nunca" atacada por su género y edad, a pesar de que las mujeres son minoría en el negocio. "No he sufrido ningún momento de discriminación aunque siempre haya tratado con hombres", ha explicado. Cabe recalcar que "hay pocas chicas que se dediquen a la agricultura, la mayoría son chicos", pero según ha confesado al periódico, no ha tenido que lidiar con ningún tipo de discriminación desde que se embarcó en este negocio. "Siempre me he sentido bien, incluso muchos me dicen que hace falta más personas como yo", ha revelado.

Un cambio en la visión ecológica en la isla

Los productos ecológicos no siempre han sido bien recibidos por los ciudadanos de Lanzarote. El padre de la joven, José María Guerra Cabrera, recuerda cómo fueron los inicios en el negocio, cuando nadie creía en los beneficios de los productos ecológicos. "Al principio la gente se reía de lo ecológico, nos decían que estábamos locos", ha desvelado. Algo que ha cambiado enormemente, dado que a día de hoy, cada vez la demanda de estos productos es mayor. " Ahora los ciudadanos cada vez piden más", ha añadido.

El progenitor subraya la importancia de producir productos de calidad e implicarse en el negocio como secreto para tener una amplia gama de clientes. "No hace falta estar certificado", lo que es necesario es "hacerlo por convicción", ha resaltado. La cartera de clientes que consumen estos alimentos ecológicos es bastante amplia, ha recogido Cabrera. "Tenemos clientes extranjeros que vienen de vacaciones y nos piden nuestros productos", ha 

Unos consumidores que han depositado su seguridad en el negocio y ya no quieren consumir otros productos. "Sabemos que confían en nosotros, no compran otra cosa que no sean nuestras verduras", ha desvelado el padre. Ha reconocido que el volumen de trabajo que tienen es notable. "Nos piden cosas de temporada y hay gente que quiere hasta cajas de verduras a la semana".

Desde el negocio familiar han dejado claro su conocimiento sobre las complicaciones para dedicarse a la agricultura por el clima que hay en Lanzarote. "Es un clima muy complicado", ha concretado el progenitor. Debido al clima seco de la isla y la falta de lluvia, trabajar en la plantación de frutas y verduras requiere mucha paciencia y el asumir alguna que otra pérdida. Uno de los motivos por lo que Guerra demanda que la profesión sea más valorada en España, como se hace en el extranjero. "Es un trabajo muy poco valorado en España, pero sí en otros países, en los que te hacen la reverencia cuando pasas", ha subrayado el padre. 

"La agricultura es un trabajo muy poco valorado en España", ha lamentado José María Guerra Cabrera

Cada vez es más mayor el número de personas que se deciden por consumir productos autóctonos de la isla. "Hay gente que es consciente de ello y busca la manera de comprar producto local", han recalcado. Al igual que hace la familia que compone el negocio, creyendo firmemente en el apoyo a los productos locales de Lanzarote. Así lo expresan de forma abierta y dejan ver que ellos también consumen alimentos producidos en la isla. "Hay que apoyar lo que tenemos cerca antes que las grandes marcas" , ha concretado el padre. 

La joven tiene clara la manera en la que visualiza su futuro en su negocio. Desde La Sarantontona quieren reducir su producción y centrarse en la plantación de batata. Un trabajo mucho menos agobiante y con una distribución directa. "La plantación de verdura variada es muy estresante y mucho más trabajosa", ha destacado. Su visión profesional es verse trabajando durante años en el negocio. "En mi futuro me gustaría seguir aquí, lo único que busco es poder vivir de esto y seguir tranquila a mi bola", ha afirmado sobre sus propósitos a largo plazo. 

Además, dada la cantidad de trabajo y tareas que supone estar al frente del negocio, espera poder contar con un trabajador que le acompañe en su andadura. "Mi idea es que en un futuro pueda encaminar el negocio y llevarlo sola junto con algún empleado", ha concretado. 

Subida en el precio de la producción de huevos

Al igual que en todos los sectores, la agricultura también ha sufrido la subida de los precios este 2024. En el caso de la finca, la joven confiesa que para la producción de sus huevos ha habido un incremento del precio en los materiales. "Los cartones han subido a 8 a 11 céntimos", ha revelado. Un gasto añadido al que se suma la cuota de alta en autónomos, la desratización, gasolina, seguro del coche, mantenimiento de la finca, el pienso y el transporte de las hasta 500 gallinas criadas en ecológico traídas desde Tenerife, entre otras inversiones para el negocio. Ellos son los encargados de empaquetas, pesar, señar y los colocar en los cartones listos para distribuirlos.

Guerra ha contabilizado la venta de unos "60 paquetes" de huevos al día, teniendo en cuenta su distribución al restaurante. En su negocio se producen mayormente huevos de talla M, algunos de S y XL, que los vende a los establecimientos de hosteleros. "Seis huevos los vendo a 3,05 euros", ha puntualizado teniendo en cuenta la subida del precio de la producción.

Además, el aumento del precio en la crianza de las gallinas marca el valor final de sus productos. El pienso que las alimenta viene directo de la Península hasta Lanzarote, aunque ella desería poder producirlo en la isla. "Traigo el pienso de fuera, pero me gustaría ser autosuficiente para sacar el grano", ha desvelado. Una actividad en la que prefiere no embarcarse, confiesa que "no le sale rentable", ha concluido. 

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