IMÁGENES: Cedidas por la familia
Las cenizas de Manuel Jordán Martinón, que falleció el pasado 24 de febrero a los 86 años de edad, descansan desde el 20 de agosto en su isla, en la Caldera de Alegranza. Unos 30 familiares le rindieron un emotivo homenaje trasladándose hasta Alegranza para despedirle por última vez.
La familia decidió esperar a enterrar la urna con las cenizas de Manuel Jordán para que todos los miembros estuvieran presentes. "Mis hijos están estudiando en la península y la mayoría de mis primos viven en Tenerife. En agosto era una fecha en la que podíamos reunirnos todos", explica Manolo Jordán de Quintana, hijo del fallecido.
Este grupo de familiares partió de la casa con la que cuenta en el Islote de Alegranza y recorrió el camino que llega hasta la Caldera. Allí, unas 12 personas bajaron hasta el fondo de la misma, que tiene 296 metros de altura, para enterrar las cenizas.
"Llegaron abajo hijos, nietos y sobrinos en un acto muy emotivo. Mientras tanto, un amigo de mi padre leyó desde arriba de la Caldera unas oraciones", relata Jordán de Quintana. Los familiares se trasladaron desde Órzola a Alegranza en Líneas Romero, que ofreció este servicio de forma gratuita.
Jordán de Quintana explica que este Islote lo compró su abuelo y cuando falleció lo heredaron sus tres hijos, de los cuales dos ya han fallecido. Por tanto, actualmente sólo hay un propietario, un heredero directo vivo, Eduardo Jordán, de más de 80 años. En el futuro, el Islote pasará a la tercera generación, a todos los nietos del hombre que compró Alegranza.