La historia de Mastik, de un puesto de perritos al éxito de la salchipapa

Alejandra María Lozano fue pionera en la introducción de la salchipapa en la isla, creando un punto de encuentro de los jóvenes, aunque consolidar su negocio no ha sido tarea fácil

19 de abril de 2022 (15:28 CET)
Actualizado el 12 de septiembre de 2022 (19:23 CET)
Alejandra María Lozano Romero y su marido, fundadores de Mastik
Alejandra María Lozano Romero y su marido, fundadores de Mastik

Desde Leticia Sabater, hasta el niño colombiano convertido en fenómeno viral, todo el mundo se ha comido una salchipapa alguna vez o, por lo menos, ha oído hablar de ella.

Aunque se desconoce el origen exacto de esta comida rápida, todo apunta a que se creó en Perú, pero fue en Colombia donde se popularizó. En el caso de Lanzarote, no se puede hablar de salchipapas sin mencionar a la colombiana Alejandra María Lozano Romero, pionera en el salchipapa en la isla con su negocio Mastik.

"Yo siempre digo que la salchipapa nació en Lanzarote, porque no hay otra igual en ningún lado del mundo, las elaboramos con productos de aquí", comenta Alejandra. "Además, yo las hago de una forma muy diferente a como se hacen en Colombia, mi intención era que fuesen únicas, que se diferenciasen del resto". 

Esta comida compuesta por salchichas, papas, pollo desmenuzado, queso fundido, salsa de piña, ketchup, mayonesa y guacamole alcanzó un éxito rotundo en Lanzarote desde su introducción en 2009 por el negocio de comida rápida Mastik, aunque sus inicios no fueron nada fáciles.

 

Un carro de perritos calientes y una freidora rota

La madre de Alejandra tenía un carro de perritos calientes en la antigua calle Real y, como les iba relativamente bien, decidieron abrir un nuevo puesto en la rotonda del Recinto Ferial de Arrecife, frente al Cabildo, en 2009.

La joven se encargaba de este segundo puesto durante los fines de semana, aunque al principio no tuvo la misma acogida que el de su madre, por lo que hubo muchos días en los que incluso tenía que donar la comida sobrante. “Había días en los que solo vendía dos perritos diarios”, cuenta la fundadora. “Yo me negaba a tirar la comida y, como al final son productos que caducan rápido, prefería llevarla a Cáritas”.

Alejandra con su puesto de perritos calientes.
Alejandra con su puesto de perritos calientes frente a la rotonda del Cabildo.

Sin embargo, esto no le frenó a la hora expandir su negocio. Tras solicitar muchos permisos, le concedieron la licencia para situarse en la explanada del Recinto Ferial y, desde ahí, todo empezó a cambiar.

“Kalise nos dejó una caseta pequeña para vender helados, así que aprovechamos y vendimos nuestros perritos también allí”, explica. “Los beneficios eran mínimos, la mayoría se iban en pagar los impuestos y la luz, pero no me di por vencida”.

Al ver que el negocio no iba todo lo bien que debería, decidió vender un producto que triunfaba en su país, pero que todavía no había llegado a Lanzarote, la salchipapa. “Hice una en mi casa, se la di a probar a mi familia y todos quedaron encantados”.

La familia compró una freidora casera, la llevaron a la caseta y se pusieron manos a la obra. Su intención era dárselas a probar a la gente conocida, pero al día siguiente de empezar a hacer el nuevo plato la freidora ardió.

“No creíamos que fuese a tener tanto éxito, así que tuve que pedirle dinero a mi madre para comprar una freidora nueva, que seguía siendo pequeña, pero era lo que nos podíamos permitir”.

 

La feria de San Ginés como punto de partida

Alejandra decidió lanzar la salchipapa en el verano de 2010, con la llegada de la feria de San Ginés, ya que la afluencia de clientes iba a ser mucho mayor.

“Nuestra gran sorpresa fue la espectacular acogida que tuvo entre los jóvenes”, apunta. “Las colas eran impresionantes para comprar este nuevo producto, pero conseguimos sacar el trabajo adelante, aun con una mini freidora. Dios es fiel cuando uno se esfuerza y es valiente”

Sin embargo, no todos se alegraron del éxito de Mastik, especialmente algunos feriantes, ya que pensaban que venían a quitarles el trabajo. “Yo siempre les decía que nuestra apuesta era algo diferente, que ni siquiera me estaba copiando de ellos, así que no tenía por qué hacerles competencia”, apunta.

 

Mastik, un negocio consolidado en Lanzarote

Con el paso de los años, y algunos ahorros, sustituyeron aquella caseta de Kalise por una caravana propia. El día estrella de la semana en aquella época eran los viernes, ya que decenas de jóvenes se reunían en el Recinto Ferial para pasar el rato y comerse una salchipapa.

Además, también fueron comprando herramientas industriales que les permitían ahorrar tiempo y mejorar el servicio como, por ejemplo, una ralladora de queso industrial. “Parecerá una tontería, pero para nosotros fue un gran cambio, ya que al principio rallábamos el queso manualmente, dejándonos muchas cicatrices”, explica. “Hasta entonces, todo era manual”.

Caravana de Mastik en el Recinto Ferial de Arrecife
Caravana de Mastik en el Recinto Ferial de Arrecife

Finalmente, en 2012 abrieron un local en la calle Ortega y Gasset, que complementaba a la caravana de la explanada, aunque el local no duró mucho, ya que tuvieron que cerrarlo al poco tiempo por motivos administrativos del dueño.

“Lo cerramos con mucha tristeza, pero como teníamos un gran apoyo de nuestros clientes decidimos intentarlo de nuevo y abrimos un nuevo local”, añade Alejandra. “No teníamos mucho dinero, pero sí ganas”.

Actualmente, Mastik se encuentra situado en la calle General García Escámez 93, en Arrecife, y cuenta con una plantilla de once trabajadores. Su producto estrella sigue siendo la salchipapa, que acapara más del 80% de las ventas diarias, aunque también tienen una gran variedad de platos, que incluyen hamburguesas, bocadillos, arepas y, por supuesto, perritos calientes.

No obstante, cada vez la competencia es mayor dentro del sector en Lanzarote, ya que muchos locales similares, al ver el éxito de este plato, decidieron incluirlo en su oferta, aunque Alejandra no lo ve como un problema.

"Al fin y al cabo, nosotros fuimos los pioneros y la gente valora eso, tenemos una clientela muy consolidada", apunta la joven. "Además, yo siempre digo que la competencia es buena porque te ayuda a superarte".

 

“La gente tenía miedo a pedir a domicilio en pandemia”

Sin embargo, con la llegada de la pandemia las cosas se complicaron, por lo que tuvieron que hacer malabares para no cerrar el negocio por completo. La gran mayoría de la plantilla tuvo que irse al ERTE, puesto que el volumen de ventas era demasiado bajo.

“El día que nos dijeron que teníamos que cerrar, no nos quedó otra que aceptarlo, pero gracias a la ayuda del ERTE pudimos sobrevivir y no tuvimos que despedir a nadie”, explica la dueña de Mastik.

Alejandra, su marido y sus hermanos se quedaron repartiendo exclusivamente a domicilio y, tras el fin del estado de alarma, abrieron el local para que la gente pudiese pasar a recoger los pedidos. 

La joven insiste en que no fue un período fácil, ya que las ventas disminuyeron bastante, y muchas personas tenían miedo incluso de comprar comida a domicilio, así como problemas económicos derivados de los cierres de muchos negocios.

“Tuvimos que esforzarnos más”, apunta la joven. “No ganábamos mucho, pero nos daba para sobrevivir. A día de hoy seguimos recuperándonos de todo esto que ha pasado”.

 

La salchipapa, cada vez más cara por la inflación

Alejandra pensaba que tras el fin de las restricciones de la pandemia, la esperada recuperación llegaría, pero ahora se ha tenido que enfrentar a otra batalla más, la inflación. La constante subida de precios de productos tan esenciales para un negocio como Mastik ha tenido consecuencias como la inevitable subida de precios. 

Salchipapa de Mastik
Salchipapa de Mastik

“El aceite de girasol lo estamos comprando hasta dos veces más caro”, explica. “La luz también se ha disparado en el último año, por lo que nos hemos visto en la obligación de subir el precio de la salchipapa”.

La salchipapa comenzó con un precio de 2,5 euros en sus inicios en el parque temático, pero con los años fue aumentando hasta los 3,8 euros. Sin embargo, en los últimos meses ha alcanzado un precio de 4,3 euros por tarrina, un 41% más que cuando abrieron el negocio.

 

“Hay Mastik para rato”

No obstante, Alejandra se mantiene optimista y cree que la esperada recuperación total del sector llegará tarde o temprano. Por ahora, están centrados en ofrecer un mejor servicio al cliente y en potenciar sus redes sociales para llegar a más jóvenes, su principal público. Además, cree que a la salchipapa le queda mucho recorrido en Lanzarote, ya que, según ella, está lejos de ser una moda pasajera.

“La salchipapa de Mastik se ha convertido en un referente para los jóvenes en la isla, ahora es un lugar de parada obligatoria para todo aquel que viene a conocer Lanzarote”, añade la dueña del servicio de comida.

“Tenemos las mismas ganas y entusiasmo que al principio”, reflexiona. “Hay Mastik para rato, por lo menos para unas cuatro generaciones más”.