Este miércoles, por fin, muchos trabajadores y clientes de Lanzarote se han podido ver las caras y las sonrisas, aunque de una forma más bien tímida, con la entrada en vigor de la norma que pone fin a las mascarillas en interiores.
Tras 700 días de uso obligatorio desde el comienzo del estado de alarma en 2020, las mascarillas ya no son obligatorias en la mayoría de espacios, y solo se deben mantener en centros sociosanitarios, en todo tipo de transportes y en hospitales. Sin embargo, aún hay muchos lanzaroteños que se resisten a abandonarlas.
En el caso de las empresas, muchas han decidido dejar a merced de sus trabajadores la decisión de usar tapabocas o no, aunque por lo general, la mayoría sigue la recomendación de utilizarla.
“En mi local no es obligatoria la mascarilla, hay dos trabajadores que sí la llevan, pero el resto hemos decidido liberarnos de ella, y creo que poco a poco todo el mundo la irá dejando de lado”, comenta Carlos, dueño de la cafetería El Cortadito.
“No tengo obligación de llevar mascarilla mientras trabajo, pero prefiero usarla por cuestiones de seguridad”, añade un dependiente de una tienda de zapatos de Arrecife. “Ya no hay bajas por covid, ni cuarentenas, la gente puede ir a trabajar aunque esté infectado, así que prefiero mantenerla, al menos de momento”.
En un banco de la capital se encuentran en la misma situación. “Nosotros podemos usarla de forma opcional, pero la mayoría la mantenemos por respeto al cliente, ya que estamos en contacto con mucha afluencia de gente a diario y muy mala ventilación, no tenemos ventanas”, comenta el director, aunque en otros bancos sí que se ha indicado a los empleados que deben seguir usándola.
También otros negocios han decidido dejar la mascarilla obligatoria para todos sus trabajadores, como es el caso del supermercado Spar y una peluquería de Arrecife. “No sabemos hasta cuándo la vamos a tener que usar, pero supongo que desde la directiva estarán analizando el BOE, que ha salido hoy, para conocer más detalles, aunque supongo que se irá revisando”, apunta el encargado de Spar.
Vanesa Frahija, secretaria insular de Comisiones Obreras (CCOO), considera que "dentro de una misma empresa puede haber trabajadores que la tengan que llevar y otros no, ya que no es lo mismo trabajar en la oficina de un supermercado con despacho propio, que en la caja, cobrando a los clientes”. "“De todos modos, las empresas irán haciendo pruebas para ver hasta qué punto son necesarias, aunque yo creo que en sectores como restauración y comercios lo más prudente sería mantenerlas”, añade.
Por su parte, Jesica, la dueña de una peluquería de Arrecife, insiste en que la mascarilla debería ser obligatoria en su sector, al menos de momento, ya que “los peluqueros trabajan sobre los clientes y guardar las distancias es imposible”.
En el caso de la hostelería y la restauración, algunos trabajadores tendrán que seguir llevándola, al menos, durante un mes más. “Yo espero que la cosa se suavice este mes y no haya que prorrogarla”, añade Paco Martínez, vicepresidente de Asolan y presidente de la Confederación de Empresarios de Lanzarote.
“En algunos empleos es una lata, especialmente para cocineros y camareros, ya que se tienen que mover constantemente y sudan mucho, pero después de dos años, por un mes más no pasa nada”, opina el vicepresidente de Asolan.
Los clientes no abandonan la mascarilla
En lo que respecta a los clientes, la mayoría parece reticente a abandonar las mascarillas, al menos durante el primer día de la entrada en vigor de la medida.
“Aquí solo 3 de cada 30 clientes aproximadamente entran al comercio sin la mascarilla”, cuenta un dependiente. En el banco y el supermercado, la situación se repite, aunque creen que “poco a poco los clientes se irán acostumbrando a no usarla, especialmente cuando llegue el calor”. “Hoy el 90% la ha traído puesta, pero algunos incluso me han preguntado si se la tenían que poner al ver a la mayoría con ella”, comenta el director del banco.
“Un gran porcentaje sí que entra con la mascarilla, pero con el paso de los días habrá de todo”, vaticina por su parte la peluquera. “Nosotros vamos a intentar que la sigan trayendo, por la cercanía con el cliente, pero sí es verdad que no les podemos obligar por ley”.
Finalmente, hay sectores que no tienen muy claro cuál es la pauta o recomendación a seguir, como es el sector de las autoescuelas.