A lo largo de los años, una gran parte de la población ha dado a los tatuajes una connotación negativa. Sin embargo, esto ha cambiado y desde hace unos años, el boom de tatuarse la piel ha llegado a nuestra sociedad para quedarse y, de hecho, el 38% de la población se ha tatuado, según National Geographic.
Su origen se remonta a hace 5.000 años, desde el Neolítico. Se han encontrado momias en Egipto con grabados en sus cuerpos y se solían tatuar con motivos religiosos o curativos. En la actualidad, los tatuajes sirven como una forma de recordar a personas, momentos, aficiones o por simple estética. Durante muchos años, se asociaron con la delincuencia pero su percepción ha cambiado radicalmente hasta convertirse en algo común.
En el caso de Mangüé, tatuador lanzaroteño y graduado en Medicina, trabaja normalmente con diseños que él mismo crea. "Prefiero que me digan lo que quieran con palabras para poder elaborar yo mismo el diseño", explica. Por ejemplo, si un cliente le pide tatuarse un retrato, el profesional observa el máximo de fotografías que pueda para hacer él mismo la caricatura.
En cuanto a los tipos de pieles, en general cualquier color de piel es apta para un tatuaje pero depende mucho de la exposición al sol que tenga la persona. "Si es una piel blanca no tengo que forzar tanto el contraste", cuenta. Mangüé trabaja exclusivamente con tinta blanca y negra, ya que la población canaria en general es de tez morena. Los colores más vivos como el amarillo o el azul, en pieles tan morenas se difuminan y suelen verse peor.
Aumento de la demanda

Temores a la hora de tatuarse
Uno de los miedos que suele tener la gente a la hora de tatuarse es el dolor, que será mayor o menor dependiendo de distintos factores como la tolerancia al dolor de cada uno y la zona donde se tatúe. "He tenido clientes que soportan mucho el dolor que se han quejado mucho de la zona baja de la espalda y en el empeine, esas dos zonas duelen muchísimo", declara.
Asimismo, una de las creencias más extendidas entre la población es la idea de que, si se tiene que realizar una operación quirúrgica o administrar la epidural justo en la zona donde hay un tatuaje, no se puede llevar a cabo. Sin embargo, esto no es cierto, ya que no supone un problema. Eso sí, se recomienda que no se realice ningún tatuaje ni tratamiento estético antes de una intervención.
En lo que respecta al precio, la cuantía varía dependiendo del tiempo que se invierta en tatuar. En general, los profesionales suelen cobrar por horas en función de la dificultad y el tamaño del tatuaje. "En mi caso, llego a un acuerdo con el cliente y le pongo un precio determinado a la hora de trabajo, pero no suele ser un precio cerrado", apunta Mangüé.
Tratamiento para eliminar un tatuaje
En un principio, realizarse un tatuaje en la piel puede ser algo que se haga con mucha ilusión, pero con el paso de los años, muchas personas llegan a cansarse de ese diseño por distintos motivos y deciden eliminarlo. Esto se realiza a través de un tratamiento láser, aunque también hay otras técnicas como la intervención quirúrgica o la dermoabrasión.
Debido a que la tinta se encuentra bajo la piel, es un proceso más costoso y complicado de lo que fue el propio tatuaje. Por una parte, el primer paso es consultar con un dermatólogo para que sea este quien recomiende el mejor método para eliminarlo, ya que los tatuajes más pequeños pueden eliminarse con bisturí pero los más grandes, no.
A pesar de estas técnicas, los resultados no son del todo exactos porque los tatuajes son permanentes y es difícil eliminar la tinta. Por ello, es probable que queden cicatrices o que el color de la piel en esa zona cambie.
Es por ello por lo que se recomienda pensar con calma si realmente se quiere tener un tatuaje o no y, sobre todo, reflexionar el significado del diseño para que el sentimiento de arrepentimiento no aparezca al cabo de un tiempo.


