Ana Isabel Estévez, sobre la adicción al juego: "Nos preocupa que las adolescentes cada vez empiezan antes"

La docente e investigadora de la Universidad de Deusto, Ana Isabel Estevez, ha enumerado algunas de las señales de atención para reconocer a un adicto al juego, como cambios en el ánimo o el carácter, robos, falta de dinero, y un aumento del enganche

Eider Pascual

Periodista

14 de junio de 2024 (20:32 CET)
Actualizado el 14 de junio de 2024 (20:38 CET)
Ana Isabel Estévez, en la entrevista sobre adicción al juego (Foto:La Voz)
Ana Isabel Estévez, en la entrevista sobre adicción al juego (Foto:La Voz)

Las adicciones sin sustancias como la adicción al juego o apuestas con dinero, el uso problemático de internet, el posible trastorno por uso de videojuegos y el uso de pornografía, son algunas de las preocupaciones sociales España. Según los datos recogidos por el Gobierno, en el informe planteado dentro del Plan Nacional Sobre Drogas, cerca de 4.000 personas , de entre 15 a 64 años, iniciaron en 2023 un tratamiento por esas adicciones en nuestro país. 

En los jóvenes, la edad en la que se comienza a acceder a internet y consumir ese tipo de espacios cada vez es menor. Se estima que el 21,5% de los estudiantes jugaron con dinero online y/o presencial en los últimos 12 meses, en un rango de edad de entre 14 a 18 años. Además, el 23,5% de los estudiantes que han jugado dinero online en 2023 tendría un posible juego problemático. 

La docente titular de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Deusto y experta en investigaciones sobre adicciones sin sustancias, Ana Isabel Estévez, nos ofrece las claves para entender la dependencia que generan estas conductas nocivas para los jóvenes, y no tan jóvenes. La profesora universitaria, que lleva realizando investigaciones desde 1999, se ha acercado a un instituto de Arrecife para ofrecer una charla relacionada con las adicciones sin sustancias en jóvenes. Las adicciones son el tema principal de los estudios, aunque también trata la adicción al consumo en compras, a la pornografía, dependencia emocional o relacional hacia las personas...

La forma tradicional en la que se conocen las adicciones ha cambiado desde hace un años. Así lo ha expresado Estévez, dejando claro que en los manuales diagnósticos de psiquiatría y psicología, ya existe un reconocimiento de que "determinadas conductas son susceptibles de generar adicción". Como ocurre en el caso del juego y los videojuegos, que se consideran adicciones al "mismo nivel" que cualquier otro adicción a sustancias, como alcohol o tabaco. "Antes, cuando hablábamos de adicciones, pensábamos única y exclusivamente en adicciones a sustancias", una cuestión que ha ido avanzando conforme ha pasado el tiempo. 

Las mujeres empiezan más tarde, pero acaban con problemas más graves

El rol de género es una cuestión de vital importancia para las adicciones al juego. Una problemática enfocada durante años más directamente al sexo masculino, pero que también afecta a las mujeres de todas las edades. Según han revelado los estudios, los hombres empiezan antes de los 18 años y las mujeres a los 30 o 40 años de edad, aunque las consecuencias de su enganche es mayor en un periodo más reducido. "Las mujeres empiezan a jugar mucho más tarde que los hombres, pero en un lapso de tiempo menor acaban desarrollando una problemática mucho más grave", ha puntualizado.

Según las investigaciones sociales realizadas hasta ahora, se mostraba una "prevalencia mayor de hombres que de mujeres" en este tipo de adicciones, aunque los datos se van modificando dependiendo de la clase de juego sobre la que caiga el análisis. Por lo que, el tipo de juego también varía en el consumo dependiendo del género.

"En un lapso de tiempo menor, las mujeres acaban desarrollando una problemática mucho más grave"

Además, el mayor o menor consumo también tiene que ver con las actividades o el tiempo libre en cuestión de género. A veces, las mujeres se "centran más en el cuidado de otras personas", y se lanzan a jugar en un "momento de crisis, emocional o vital", ha recalcado Ana. Las razones principales por las que les lleva a jugar a ambos géneros son muy distintas, ha reconocido Estévez. Los chicos adolescentes juegan más "por impulsividad o por búsqueda de sensaciones", y en el caso de las mujeres, lo hacen como "medida para paliar su malestar emocional o no sentirse tan tristes", ha añadido. 

"Nos preocupa que las adolescentes cada vez empiezan antes", es la conclusión a la que han llegado en los últimos estudios. En el caso de la mujer jugadora las investigaciones marcan que ella recibe "más violencia que los hombres jugadores". Una situación que puede darse en el presente por "una falta de dinero en la pareja o incluso a lo largo de la historia de su vida, con situaciones en la infancia que han podido ser dolorosas", ha explicado Ana.

 

Cómo detectar al adicto

En la mayoría de las ocasiones, es difícil para el entorno del adicto identificar el porblema de su familiar o allegado. La doctora en psicología muestra las claves para conocer y detectar a alguien que sufre este tipo de adicción. El derroche de dinero y la centralización en ciertas actividades, son dos puntos específicos para detectarlo. "Alguien que gasta mucho dinero, se centra mucho en ciertas actividades y deja otras de lado", ha revelado. 

Las familias sufren de desconocimiento en los casos de adicción al juego, sobre todo con la llegada de Internet. En muchas ocasiones, ningún miembro se "plantea ni siquiera que eso pueda ser una adicción", ha recalcado Estévez. "Tenemos a los y las adolescentes encerrados en la habitación y pensamos, "mira, no está consumiendo", ha añadido. Aunque la realidad es muy distinta. "El estar en casa no quiere decir que sea un lugar seguro, pueden contactar con cualquier persona y acceder a todo tipo de contenidos ", ha puntualizado. 

Los más destacable de las investigaciones es la forma en la que han cambiado la dinámica familiar. Antes, el hombre acudía con su pareja a los centros de tratamiento, ahora son las madres las que acuden con sus hijos para solucionar el problema. "Se vuelve más complicado, dicen: "si fuera mi pareja me separaría, pero no puedo dejar de ser la madre de mi hijo", ha señalado Estévez.

En el caso de las mujeres jugadoras, existe una "falta de apoyo social, no vienen tan acompañadas por sus parejas como los hombres", datos que arrojan los estudios. 

"Si fuera mi pareja me separaría, pero no puedo dejar de ser la madre de mi hijo"

El adicto cumple con una serie de comportamientos que marcan su enganche e interfieren en su vida cotidiana como en las relaciones familiares, con amistades, de pareja o educativas. "La mentira es uno de los signos, cuando alguien no reconoce que haya hecho algo y no puede dejar de hacerlo", ha destacado. 

Los cambios importantes en el ánimo o el carácter, robos, falta de dinero, etc, son algunas señales a las que "hay que estar atentos", ha remarcado Ana. Es la antesala a la búsqueda de ayuda en un profesional para evitar dejarlo pasar y detectar esa posibilidad en el menor tiempo posible. "Cuanto antes empiezan las conductas adictivas, mayor es el grado de severidad", ha reconocido. 

La problemática se afianza cuando hay "necesidad de estar más horas jugando y el enganche va en aumento", ha añadido Estévez.

 

Consecuencias de la adicción y su estigma social

Las consecuencias de las adicciones tienen más mella en la persona que sufre la adicción. "Se hace más daño a sí misma que a los demás, puede incluso poner en riesgo su salud, relaciones o trabajo", ha asegurado. 

El adicto hará "cualquier cosa" por conseguir dinero para jugar, hasta gastarse el dinero de la hipoteca, de la luz o el agua, para mantener la adicción. "Lo más importante de su vida es jugar, y utiliza el juego como vía de escape a los problemas", ha revelado. Las adicciones se relacionan con una sintomatología depresiva y ansiosa, unas causas previas que empujan a la persona a pensar que el juego "va a solucionar sus contratiempos". 

El estigma social que sigue viviéndose alrededor de las adicciones es reseñable en nuestra sociedad. "Nadie es susceptible de desarrollar una problemática de adicción", ha remarcado Estevez. El motivo principal por el que, a juicio de la profesional, se debe tener una mirada "más compasiva" hacia las personas afectadas. 

 

¿Cómo desengancharse?

Junto con reconocer la adicción, lo más complicado es desengancharse. "Es la manera irremediable de tener que hacer frente a todo lo que no se ha hecho hasta ahora", ha destacado Estévez. El ingrediente más importante es la motivación, que hace dejar la adicción a un lado, reconoce Ana. Buscar ayuda en centros especializados para trabajar las adicciones comportamentales es fundamental para una recuperación. "Muchas personas que vivían en un auténtico infierno han conseguido salir de situaciones que pensaban que sería imposible", ha añadido. 

La auto prohibición es una de las medidas para llegar al juego cero, una forma de excluirse de consumir contenidos de juego online y presencial, que se puede realizar a través de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR), que ayudan al adicto a tramitar su solicitud de auto-prohibición para restringir el acceso a casinos, bingo y juego de azar on-line. Un "control fuerte" que también debe tomar el entorno, vigilando el dinero y prohibiendo al adicto tener tarjetas ni dinero a su cuenta, solamente cantidades "muy concretas". Además, unas pautas que se deben acompañar con la técnica cognitivo conductual, que logre cambiar la "conducta, emoción y pensamiento del paciente para que pueda volver a recuperar su vida", ha aconsejado.

 

Pornografía, adicción al sexo, compra compulsiva y dependencia emocional

En lo relacionado con el consumo de pornografía, Ana ha destacado que "lo más grave es que no hay escenas de cuidado del cuerpo de la mujer, y se dan imágenes de mucha violencia", en los vídeos pornográficos a los que tienen acceso los jóvenes. "El problema es que esas personas no son personas adultas con experiencias para saber distinguir lo que es real y lo que es parte de una película", ha revelado. Lo que empieza a desencadenar en el desarrollo de relaciones "más violentas" y el "aprendizaje de reproducción de lo que ven", ha manifestado. 

En relación con lo recogido anteriormente, desde la Universidad de Deusto también estudian la adicción al sexo. "Hemos encontrado que tiene que ver con la necesidad de sentirse querida o querido", ha añadido. 

Las compras compulsivas también son parte de una adicción, instaurada de manera cotidiana en nuestro día a día. Estévez ha expresado que se trata de un estado de "impulsividad", en el que la persona compradora "no se para a pensar" en la necesidad o no de ese consumo. "Es algo efímero para calmar la ansiedad y pensar que va a dar felicidad", ha añadido. Uno de los detalles que marcan el estudio en el que ha participado la docente, es que "no está correlacionado con ese sentimiento". En la adicción a las compras se engloban tanto familias con mucho dinero y poco dinero, con personas que disponen de ayudas. "El materialismo podría ser un elemento predictor", ha recalcado. 

Dependencia emocional entre iguales, en la que han investigado sobre el "apego seguro y las adicciones" y pasando por los primeros años de vida, destacando la importancia de la familia. Algunos de los datos encontrados se han fundamentado en la línea de que los "niños y niñas que se sienten más seguros" en su infancia, seguramente "no necesitarán cosas externas para poder calmarse", ha puntualizado Estévez. 

Con una enseñanza para "leer las propias emociones y el cariño desde pequeño", el adulto "no utilizará a la persona que tiene al lado para calmar o gestionar sus emociones", ha concluido la doctora en psicología.

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