Los enfermeros que ponen su esfuerzo para ofrecernos un servicio de calidad en el cuidado de nuestra salud se ve afectado por las agresiones por parte de pacientes que sufren cada vez con más frecuencia. Según la Organización Médica Colegial de España, solo en el año 2023 se denunciaron 779 agresiones por parte de pacientes o familiares de estos.
Además, según refleja un informe del Ministerio de Sanidad del año 2023, de las denuncias por agresión, el 78% son mujeres, lo que saca a la luz que la desprotección se agudiza aún más en este colectivo frente a los hombres.
A pesar de que las agresiones también afectan a médicos, la realidad es que la mayoría afectan a enfermeros y, sobre todo, en la atención de urgencias, donde se exponen a todo tipo de situaciones y de personas. Esto desemboca en bajas médicas y situaciones de inseguridad que complican la realización de un buen servicio a la ciudadanía.
Un combo de agresiones que imposibilita el trabajo
José R. es uno de los muchos enfermeros que trabajan en el hospital José Molina Orosa y que ha vivido agresiones en su propia piel. En el área en la que trabaja, en Urgencias, las agresiones suelen darse aún más porque "hasta que el paciente no deja de sentir el dolor o conocer el diagnóstico por el que acude a urgencias", se encuentra nervioso y muchas veces pierde el control.
"He tenido que ir a denunciar a la Policía Nacional por agresiones verbales por gritos e insultos, como los de una paciente que se quejaba del tiempo de espera para ser tratada y acabó diciéndome que era un mal profesional y que lo que hacía falta era 'comerme una buena polla'", cuenta. El enfermero también ha recibido otras amenazas tales como "cuando salga de aquí voy a ir a por tu familia o te voy a rajar el cuello".
Francisco B. es otro de los enfermeros que ha tenido que sufrir este tipo de violencia por parte de algunos pacientes y asegura que "es algo constante que nos ocurre al personal sanitario y pasa de forma regular, normalmente una o dos veces a la semana".
Este enfermero también ha vivido en sus propias carnes la desprotección ante estas situaciones. "Cuando trabajaba en urgencias tuve que denunciar a una persona porque se encontraba exhalada porque su médico de cabecera la había valorado días antes y no le había mejorado su resfriado. Estaba muy nervioso y le pedí que abandonara la habitación diciéndole que ya le había valorado y que luego lo atendería. En este momento se encaró conmigo y se abalanzó sobre mí, me insultó y me dijo que era un niñato de mierda y que si le iba a tener esperando todo el día", cuenta.
Los insultos y las agresiones se convierten en algo habitual en los turnos del personal sanitario. "Este tipo de cosas tenemos que aguantarlas y tolerarlas diariamente con las personas y en los servicios de urgencias la situación es aún más grave, como el maltrato por parte de borrachos o personas drogadas que te insultan con palabras como 'maricón' o te escupen. Yo he recibido patadas de adolescentes de 15 años borrachos cuando he ido a administrarles la medicación", relata Francisco B.
En muchas ocasiones, la gente acude, por ejemplo, a urgencias con un problema pero puede ser que haya otros pacientes más graves y le toque esperar. "La gente no entiende que en urgencias se atiende según la gravedad de la asistencia y piensa que lo suyo es lo prioritario y lo más importante", indica.
"Para mí es curioso cómo hace unos años aplaudía a todos los sanitarios y a todo el equipo por cuidar a la población y años después se ha vuelto a las acusaciones e insultos y a decir frases como "yo pago tu sueldo", denuncia.
Situaciones que desembocan en bajas médicas
Nos sentimos desprotegidos
Otra de las enfermeras que lleva trabajando diez años en el servicio de urgencias del Hospital José Molina Orosa también ha recibido agresiones. Pese a su experiencia, no termina de acostumbrarse a unas situaciones que dificultan la atención sanitaria. Actualmente se encuentra trabajando en el centro de salud de Valterra, donde sufrió una agresión.
"Un señor que había venido detenido el día anterior y había roto muebles del centro de salud nos exigió que le devolviéramos la cartera que no teníamos nosotros, y en ese momento fue a agredir a una compañera mía y me tuve que meter en medio. Llamé yo misma a la Policía Nacional, ni si quiera lo hizo la seguridad del centro, y al final hubo un juicio y se le impuso una orden de alejamiento del centro pero que ha incumplido varias veces porque ha acudido más veces", comenta.
Además, las malas experiencias no acaban ahí. "El otro día vino un hombre aparentemente en estado de embriaguez, entró al centro de salud y nadie se dio cuenta. Nos comenzó a amenazar diciendo que nos iba a quemar vivos. Hay un agente de seguridad que es para todo el centro pero es insuficiente, nos sentimos desprotegidos", dice. "Estas agresiones nos saturan mentalmente y obstaculizan el trabajo", manifiesta la profesional.
Falta de recursos y medidas
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el personal sanitario es a la falta de recursos en los centros médicos. "En los hospitales hay más seguridad pero en los centros de salud solo suele haber un agente de seguridad, lo que resulta escaso porque puede haber dos agresiones a la vez y uno solo no es suficiente", declara José R.
En esto también coincide otra de sus compañeras. "Lo que pediría para controlar la situación es tener seguridad en la puerta y que se filtre quién entra y quién no, porque es imposible hacer nuestro trabajo y estar controlando al mismo tiempo que no te venga un paciente a donde estés para agredirte", asegura.
Sin embargo, las quejas de los enfermeros también pasan por mejorar las infraestructuras de los hospitales. "Necesitamos que las habitaciones estén bien diseñadas para huir en caso de agresión porque muchos servicios de urgencias hospitalarias solo tienen una entrada del paciente y si te agrede, no tienes otra forma de confrontar la situación sino colocar una silla y cubrirte para pedir ayuda. A compañeras mías las han amenazado de muerte en estas situaciones", explica Francisco B.
Otra de las cosas que denuncia este enfermero es que se encuentran muy expuestos. "Te pueden buscar con tu nombre, de hecho, conozco a compañeras que las han buscado en redes sociales y las han intentado agregar, algo que invade mucho nuestra privacidad", indica.
Asimismo, también piden otras condiciones en lo que respecta a sus supervisores. "Lo que pediría es que acudan a las llamadas de un trabajador, ya sean las dos de la mañana o las tres de la tarde. Muchas veces cuando avisamos a un superior, nos dan largas y nos sentimos desprotegidos", finaliza otra de las profesionales.